El olor familiar de la casona de Aspen hace que se me erice la piel. La entrada está llena de nuevos estudiantes que, como yo en su día, han decidido venir a vivir a esta casona antes que pagar más dinero por una habitación en el campus de la universidad.
Sonrío abiertamente escuchando el sonido de las maletas subiendo por las escaleras que llevan a las habitaciones, las primeras conversaciones de personas que acaban de conocerse y del sonido que sale de la cocina. La voz de la señora Helen se escucha levemente, pero la reconozco rápidamente entre todas las que hay alrededor.
Camino sonriendo y decidida hacia allí, entrando por la puerta que da directamente a la cocina. Allí se encuentra ella hablando al señor Daniel mientras él mira unos papeles que tiene sobre la mesa. Observo como se quita las gafas de ver y se frota los ojos suavemente; se le ve cansado.
─Hola ─consigo decir con un nudo en la garganta por la emoción de volver a ver a las personas que más me han tratado como su familia en toda la vida.
Sus miradas se alzan de lo que están haciendo y sus caras cambian por completo. La señora Helen corre como puede hasta mí y nos fundimos en un abrazo familiar. Desde su hombro puedo ver como el señor Daniel se levanta torpemente de la silla y camina con un bastón hacia mí. Inmediatamente avanzo hacia él para que no haga esfuerzos y le abrazo también, sonriendo y cerrando los ojos. Me gusta esta sensación de felicidad que me dan.
─No te esperábamos hasta esta noche ─dice Helen risueña a la vez que se seca las manos en el delantal de flores.
─Bueno, cambiaron mi billete y llegué antes. ¿Necesitáis ayuda con los nuevos estudiantes? Puedo echaros una mano.
─No te preocupes, cielo. Ya puse a todos al tanto de las habitaciones y de los horarios, así que está todo controlado ─contesta ella.
Ayudo al señor Daniel a sentarse en la silla de nuevo con mucho cuidado y me coloco en la silla de delante mientras Helen sigue preparando una masa que parece para galletas.
─Estoy buscando a una persona que me ayude con las tareas de mantenimiento ─dice el señor Daniel con calma mientras me enseña los papeles.
─Ya está algo mayor ─suelta la señora Helen bromeando y guiñándole un ojo a su marido.
─De eso nada, lo que pasa es que hay muchas cosas que hacer y no me da tiempo a hacerlo todo ─responde mientras le saca la lengua. Me río por la ternura que desprenden y me apoyo en la mesa─. Pero tengo muchos candidatos y no sé cuál elegir.
─¿Quieres que te ayude?
─Claro, además ya me duelen un poco los ojos por forzar la vista ─contesta sonriendo mientras me acerca los papeles.
Los cojo y veo un montón de chicas y chicos que se apuntaron a su oferta, pero la mayoría sin experiencia. Paso las hojas sin escuchar su conversación, pendiente únicamente de cada detalle de los interesados.
─Hay varios interesantes ─digo sin mirarle─. Yo me quedaría con uno de estos dos ─le paso dos hojas con los currículum de una chica y un chico, aunque en ninguno hay foto─. Son los únicos que tienen experiencia.
El señor Daniel coge las hojas, las aparta y guarda el resto en una carpeta que tiene bajo todo el montón de papeles.
─Gracias, cielo. Les llamaré para ver si son aptos.
─Cuenta conmigo para lo que necesites ─le digo con total sinceridad.
Paso toda la tarde con ellos, ayudándoles y hablando de sus nietos. Ryan vendrá pronto a visitarnos y eso me hace feliz, aunque posiblemente venga sin sus hermanos. Cuando llega la cena ayudo a Helen a prepararla para la primera noche de todos los estudiantes y ceno junto a ellos mientras les cuento el verano que he pasado, omitiendo algunas partes, y escuchando el verano que han pasado ellos. Cuando llega la hora de recoger les ayudo a limpiar todo y acompaño a Helen a la que será mi nueva habitación este año.
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Pasión Incontrolable
Teen FictionEl destino no se lo ha estado poniendo nada fácil a Beth y Will desde que se conocieron, pero cuando sientes que ese amor es incontrolable no tienes otra opción que luchar por él. Después de encontrarse en Las Vegas y conseguir terminar con algunos...