Capítulo Nueve

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El regreso a la casona se hace todavía más largo que el de anoche porque esta vez Liam no puso ni la música. Mantengo mi móvil entre mis manos con fuerza esperando algún mensaje o llamada de Will, aunque todavía no sé qué puedo decirle. En cuanto le mienta sabrá que lo hago, pero como le diga que he estado con Liam no querrá ni escuchar el por qué.

Desde que Liam me dijo que le cogió la llamada desde mi móvil a las seis de la mañana no he conseguido quitarme las ganas de vomitar y eso que ya estamos a punto de llegar y son las 6:52 de la mañana por lo que pone en el reloj del coche.

—Oye —comienza a decir con tranquilidad—, no has hecho nada malo, ni tú ni yo. Lo sabes, ¿verdad?

En vez de responder me giro todavía más hacia la ventanilla e intento pensar en una buena respuesta para dar a mi novio, pero tengo la mente tan bloqueada que no consigo decidir nada bueno. 

Cuando llegamos a la casona me bajo rápidamente del coche y guardo el móvil en el bolsillo trasero del vaquero, pero Liam es rápido y consigue cogerme del brazo antes de que pase de largo por su lado sin decir siquiera adiós.

—Beth escúchame, maldita sea. No me he portado mal contigo para que me trates así.

Cuando me giro para mirarle lo único que siento es toda la rabia correr por mis venas, pero ni siquiera se da cuenta. Sus ojos me miran con lástima, pero me da igual. Esto no debería haber llegado tan lejos.

—No me digas como tengo que tratarte —le susurro entre dientes, con su mano sujetando todavía mi brazo—. Te dije que no te acercaras a mí, que no podíamos ser amigos ni mucho menos y no me has dejado en paz.

—¿Perdona? —contesta molesto mientras su gesto cambia radicalmente—. Tampoco he visto que te alejases tanto, tal vez porque en realidad sabes que esta guerra no va contigo.

Me suelto con fuerza de su brazo, pero ni siquiera tengo fuerzas para contestarle. Su mirada se para unos segundos tras mi espalda, hacia la casona, y cuando la devuelve a mí niega con la cabeza y se da la vuelta para irse con prisa. Ni siquiera me mira cuando sale disparado con el coche.

Me giro hacia la casona con la capucha de la sudadera puesta mientras maldigo en voz baja el día en que tuve que conocer a Liam y encontrármelo aquí. Estaba claro que solo iba a traerme problemas y yo he sido una idiota al dejarme llevar.

Entro en la casona y comienzo a subir las escaleras hacia el ala de los chicos sin fijarme en las personas que me encuentro por toda la casa mientras se preparan, desayunan y salen corriendo para coger el autobús. Subo tan rápido que cuando llego arriba del todo y elevo la cabeza mi corazón se para por unos segundos, o eso me parece a mí. 

En la puerta de al lado de la mía veo a Will apoyado con una sudadera de color verde oscuro que le hace verse todavía más grande de lo que es y un pantalón de chándal negro. La sudadera está arremangada hasta los codos, dejando ver los tatuajes que bañan sus brazos por todos lados. Está hablando con alguien que hay dentro de la habitación, pero desde donde estoy puedo ver que está cabreado por la fuerza que hace con su mandíbula.

Antes de abrir la boca veo que Will se echa un poco hacia atrás para dar espacio a Scott, que es el que está dentro de la habitación, y cuando éste me ve es cuando Will gira su perfecta cara hacia mí y me mira cruzando los brazos.

—¡Beth! —grita Scott con una tono entre alegre y tenso mientras se acerca a mí y me abraza—. Hemos llegado hace unas horas a la casona y esto parece una locura con tanta gente, ¿verdad?

Asiento sin poder sonreír intentando no hacer contacto visual con Will y sin conseguir que me salga la voz. Me mantengo en silencio escuchando a Scott hasta que alguien pasa por mi lado y me empuja sin querer por el hombro y casi caigo al suelo.

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⏰ Última actualización: May 12, 2023 ⏰

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