- Pedestal
Entonces puse mi corazón en un pedestal, lo más alto que pude, para que nadie lograra alcanzarlo. Cuando te hacen daño, decides cuidar mucho más eso tan preciado y tan delicado que poseemos, que con el más mínimo toque, una caricia mal entregada... incluso con lo más exiguo puede salir lastimada, llegando a volverse en lo más frío, insensible... inmune a la más pequeña señal y/o vestigio de amor. Es entonces cuando somos considerados personas "sin corazón", juzgados por la manera en la que cuidamos de nosotros mismos. Todo por el pánico a ser lastimados una vez más. Ese maldito temor.
- Patética
Tanto... que la distancia que impide poder ver, tocar y sentir a esa persona, me carcome la vida misma, saber que aun estando cerca no lo puedo tener a mí lado... Que estando lejos no hago más que lamentar. El hecho de no poder gritar cuanto lo amo, cuanta falta, cuanto anhelo, deseo, añoro por tenerlo en mis brazos.
Querer pasar mis días, momentos buenos, malos, tristes y los más felices a su lado. Poder salir tomados de las manos, sin temor al tiempo, los comentarios... sin importar nada, solo estar con él... sería como ganar la lotería; dejar los celulares y la tecnología a un lado, no ver la hora en el reloj, ni mucho menos echar un vistazo hacia atrás, solo caminar e ir de su mano.
Abrazarlo por mucho tiempo, sentir y saber que donde sea que esté, siempre que sea con él... es el mejor lugar.
Patética, por pensar que siempre estará conmigo, por creer que será eterno.
Patética e ingenua por vivir tan sumergida en el romanticismo.
- Aprendemos
Con el tiempo aprendemos la diferencia de ir tomados de la mano con alguien y aferrar en nuestra alma a una persona.
Aprendemos que los regalos no son promesas, que los besos no siempre son sinceros y llenos de amor, que no todo aquél que dice amarte lo hace en verdad.
Entonces empezamos a aceptar nuestras derrotas y no verlas como un gran mal, al contrario, verlas como un impulso a algo muchísimo mejor.
Que el amor no solo es dormir al lado de alguien, que la compañía de alguien no siempre es seguridad.
Es cuando aprendemos a construir nuestro propio camino, lleno de tropiezos, sueños frustrados; promesas que dejaron en el aire... Gritos de un amor prófugo, carente de sentimientos sinceros.
Un camino, abstracto, lleno de colores vivos y colores sombríos. Un camino, con flores, mares y desiertos solitarios. Con mil y una facetas, formando un camino real.
Así, nosotros mismos nos encargamos de regar nuestro jardín y enterrar nuestra propia alma que vive en agonía, sin que nadie más lo haga por nosotros.
Aprendemos a vivir en medio del caos y la tragedia.
- Me Aterra
El pensar en un "para siempre"... en esa frase tan famosa "hasta que la muerte los separe". Me aterra y al mismo tiempo me llega a hacer ilusión, el pensar en que pueda llegar a vivir el resto de mi vida acompañada de una persona: de mi mejor amigo, confidente, cómplice de travesuras y secretos; con quién pueda llorar, reír, coger, ser tonta o muy madura.
Con quién pueda hablar del universo, teorías o ambos simplemente hacer explotar nuestras cabezas de tanta información mientras miramos el cielo nocturno... Con quién pueda sentir que sin duda es mí lugar favorito... Con quien pueda saber que aunque no todo es color de rosas, estará sin importar qué.
Con quién pueda fumar, beber y compartir entre nosotros, sin tabúes absurdos. Con quién pueda caminar de la mano por cualquier lugar... hasta en otros países.
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UN ESCRITO MÁS. By: Melix Fornaris
RandomY esta soy yo: una romántica empedernida que hace todo por no mostrar esa parte tan vulnerable que la caracteriza. En muchos casos soy un enigma, algo complejo de entender, así mismo, llego a ser un libro totalmente abierto, con partes buenas, parte...