En la enfermería atendieron de inmediato a Elaine. Por suerte, no era nada grave, en un par de días ni siquiera recordaría que se había quemado, por lo menos, es lo que le dijo la enfermera que limpió la piel que se mostraba con un leve color rosado en algunas zonas, le recetó una pomada y un analgésico, que creyó no sería necesario que tome.
Mientras, River conversaba con Rob.
—No me ha dicho su apellido —comentó curiosa y se sentó en una de las sillas del salón de espera.
—Disculpe, señorita, soy Rob MacIntyre —respondió el hombre y se sentó al lado de ella.
—¡Ay, por Dios!, es junto a usted que vinimos a ver —exclamó la muchacha.
—¿Junto a mí? —pregunto curioso y sorprendido.
Lo primero que se imaginó es que podían ser un par de vividoras, que vienen a reclamar que es padre de su hijo o algo así. Se acomodó en la silla, desprendió el botón de su su traje y cruzó las piernas, esperando el discurso de la muchacha.—Sí, junto a ti, veras, mi amiga es la heredera de los MacKenzie, vinimos a la lectura del testamento —empezó a hablar River—, la cosa es que Angus nos dijo que nos atendería mañana, pero me alegra que nos hayamos encontrado, cuanto más rápido hagamos el trámite, mejor, aunque, si quiere invitarnos a cenar antes, yo no me opongo —dijo la joven.
Ella se imaginó al albacea como un viejo gordo y pelado, por lo tanto, encontrar a semejante especimen masculino, hizo que sus hormonas se vuelvan locas.
—Ahora entiendo, ustedes son las invitadas de mi padre —el hombre contestó con amabilidad, pero también agradecido de no tener que lidiar con el escándalo de unas jóvenes aprovechadas—. Y lamento informarle que, en efecto, él sólo podrá atenderlas mañana.
River arrugó su nariz, decepcionada por que el albacea no sea el atractivo joven, pero eso no quita que pueda saber más del hombre, y ver si consigue hacerlo vestir de falda una noche.
—¡Qué desilusión! —murmuró la muchacha y lo miró con interés.
—Lamento desilusionarte —dijo Rob e intentó no reír— , pero cuéntame un poco más respecto a la herencia de tu amiga. —Rob se sintió algo invadido por la mirada de la joven.
—Bueno, es largo de explicar, pero lo resumo: renunciamos a nuestros empleos porque nuestro jefe es un baboso, fuimos a mi departamento y encontramos a mi novio revolcándose con la del tercero B, no teníamos ni para la comida de esa semana, bueno, esa es agua de otro pozo —suspiró antes de proseguir—. Luego llegó la carta con los dos pasajes, y aquí nos tienes.
—En definitiva una odisea, lo único que me molesta de la historia es el jefe baboso, pero al menos tienen un final feliz.
—Aún no, no sabemos si nos van a robar los órganos o de verdad mi amiga tiene una herencia.
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Mi querido Escocés
FantasyHistoria escrita por Charlize Clarke y Zafyeru25 Eliane Clifford acaba de perder su empleo, pero cuando empieza a desesperarse por su precaria situación económica, la noticia de una herencia que debe recibir al otro lado del Atlántico, en Escocia...