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Nunca supe quien me había regalado el desayuno, ni como sabía que me gustaba o más importante, como sabía mi dirección. Cada vez que miraba la llamativa caja que dejé sobre mi closet me volvía a hacer las mismas preguntas, aunque nunca tenía una respuesta para ellas.

Fui a trabajar como de costumbre y terminé accediendo a la petición del encantador chico joven de la clase, estuvo rogándome durante días para que pudiéramos salir otra vez, con la excusa de que aún no había preguntado todo lo que tenía en mente.

Esperé por él fuera de la academia durante el horario de almuerzo. Reconocí su figura alegre corriendo hacia a mi, he de admitir que sí tenía un gran atractivo, pero me era imposible verlo como si no fuera mi alumno, me recordaba más a un hermano pequeño. Aún se me hacía algo incomodo cuando me coqueteaba, solo lo dejaba porque en cierto modo me causaba risa. Ay, Dios, ese niño y sus agallas para tirar semejantes piropos a alguien mayor que él.

—Perdón, tardé un poco porque tuve que cambiarme de ropa, no podía venir asqueroso y sudado a verle. —se sostuvo con una las manos en las rodillas y con su respiración estaba notablemente agitada—Verte, dije verte, no verle. —

—Tranquilo, no me molesta, aún tenemos tiempo para responder aunque sea una pregunta. —saqué la botella de agua que traía conmigo y se la ofrecí.

Con una reverencia la aceptó y recuperó el aliento, era evidente que en serio había corrido hasta aquí. Nos movimos solo unos metros más adelante para sentarnos en unas bancas bastante rústicas algo abandonas. Dejé mis cosas a un lado y suspiré.

—Entonces ¿Qué más querías saber de mi? —guarde la botella casi vacía, pude notar la sed que tenía. Finalmente apoyé mis manos mis manos en la mesa atento a los próximos comentarios que haría.

—Hay algo que realmente quiero saber, pero no quiero incomodarte ni que pienses que soy un entrometido, no es como que vaya por ahí preguntando a todos sobre su vida privada. —su semblante tomó una seriedad temible, era raro para mi encontrar gente con semejante dualidad.

—Sí, si llega a ser incómodo te lo diré, pregunta. —le sonreí, aunque se me hacía difícil mantener esa expresión viendo al menor así, ya que suelo acomodarme al ambiente.

—Cuando fuimos a la cafetería por primera vez y te hablé de mis padres, dijiste que dejaste de bailar por un tiempo ¿Por qué fue? —ladee la cabeza extrañado.

—Dios, Jungkook, me asustaste. Pensé que sería algo peor. —tomé una bocanada de aire más aliviado, pero por su mirada que seguía igual que antes parecía que no le causaba gracia alguna, ni siquiera sé que es lo que esperaba que preguntara—Mis padres murieron cuando tenía catorce años, estuve muchos años sumergido en una devastadora depresión, por eso dejé de bailar, no podía tocar las pistas sin romperme. En cuanto me di cuenta que la danza era un pilar importante en mi vida me esforcé por salir adelante y seguir con esto. Probablemente no seguiría aquí si no fuera por eso. —me distraje con la linda escena de una ave que le estaba dando comida a su polluelo, su llanto hacía parecer que no había digerido nada en siglos. Su respuesta rápida llevó mi atención nuevamente a él.

—¿Cómo mu... —el sonido del timbre fue más fuerte que la voz del contrario, calló y dejó que terminara el escandaloso llamado.

—Supongo que tienes que volver a clases, yo tengo que revisar algunos exámenes escritos para la próxima semana, nos vemos luego, Jungkook. —otro día seguiría contestando sus dudas, me intriga un poco la pregunta que no logré oír. Quizás la palabra indicada era miedo y no intriga.

Me despedí moviendo la mano suavemente, el chico ni se inmutó ¿Estará bien? su rostro denotaba seriedad pura, no solía verlo así, era conocido por su sonrisa contagiosa. De todas maneras no podía devolverme y hablar con él, tenía trabajo que hacer, me urgía terminar la jornada pronto para recuperar energías en mi amado y cómodo colchón.

RED (JIMIN POV) |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora