•03.1•Muñeca de Trapo

368 27 1
                                    

◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•

Parte: 1 de 2

◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•

Nunca habías sido buena para sostener relaciones ni para enamorar a nadie y empezabas a creer que el problema eras tú.

En toda tu vida, nunca habías tenido una relación seria con ningún hombre y es que siempre sucumbías ante la ingenuidad, ante el creer que una mágica noche de pasión sería suficiente para que un hombre se enamorara de ti. Sí, también a ti te parecía patético pensar en ello, era una tontería, y sin embargo, no aprendías la lección, puesto que seguía ocurriéndote lo mismo: te esperanzabas y siempre terminabas siendo utilizada y luego olvidada.

Con los dos hombres anteriores parecías haber dicho que ya habías tenido suficiente, que no volverías a caer, y estabas totalmente decidida a dejar de ser una muñeca de trapo a la que podían usar y después desechar, pero entonces él llegó a tu vida... Pietro...

•••4 Meses antes•••

Habías tenido una exhaustiva doble jornada de trabajo en la cafetería situada cerca de Central Park en la que trabajabas, soportando que no se valorara tu trabajo, soportando las miradas lascivas de algunos de los clientes que llegaron al lugar y sobre todo, soportando la ausencia de Sebastian, tu roomie y mejor amigo, que estaba en su día de descanso.

Cuando saliste, lo único que querías era llegar a casa para darte un baño, recostarte, escuchar música y dormir.

Hace no mucho saliste de la universidad y pensabas ¿De qué te sirvió tanta preparación? ¿De qué sirvió llegar a la ciudad con tantos sueños si parecía que ahora estabas estancada en un trabajo en el que no te valoraban? Sabías que las cosas debían cambiar y estabas algo temerosa por aquello.

Con todos estos pensamientos caminaste por las calles neoyorquinas, pero al ya ser de noche, decidiste estar alerta, más por el hecho de que ibas tú sola en la oscuridad. No pasó mucho tiempo cuando sentiste a alguien detrás de ti, por lo que trataste de acelerar el paso, pero la presencia tras de ti, lo hizo también. Terminaste incluso corriendo por el miedo que sentiste en ese momento, pero aquel que estaba siguiéndote tenía una mejor condición que tú, por lo que no tardó en alcanzarte y acorralarte hasta un callejón.

Tu respiración se entrecortó al momento y por la oscuridad, no alcanzaste a ver el rostro de tu agresor y no era que te interesara conocerlo.

- ¡Ey encanto! ¡¿Por qué tan tensa?! -dijo teniendo unas intenciones que alcanzaste a notar bastante bien e hicieron que tu pánico incrementara-. Estás buenísima...

Cuando sentiste que sus manos bajaban, alcanzaste a reaccionar y lo trataste de separar para forcejear contra él.

- ¡SUÉLTAME!

Trataste de soltarle una bofetada, pero te la detuvo, así que lo golpeaste en la entrepierna, haciéndolo caer en sus rodillas y quejarse por el golpe.

- ¡PERRA!

Antes de que pudieses correr despavorida lejos de ahí, él te tomó del tobillo haciéndote caer y te arrastró hacia él.

- ¡AYUDA! ¡POR FAVOR, AYÚDENME! -gritaste con voz ahogada.

Tu agresor se acercó a ti, pero antes de que pudiese hacerte alguna cosa, hubo algo que rápidamente y sin dejarse ver, lo separó de ti y lo hizo golpearse contra una pared.

IMAGINAS [•Pietro Maximoff/Quicksilver•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora