•03.2• Muñeca de Trapo

219 13 0
                                    


◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•

Parte: 2 de 2

◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•

Y ya habían pasado dos semanas de ese día, y desde que no sabías nada sobre Pietro Maximoff.

No sabías qué pensar exactamente, si estar preocupada por no saber nada sobre él y conociendo su vida de vengador o autosugestionarte con los pensamientos negativos que te perseguían con las parejas anteriores que habías tenido.

Una parte quería creer que Pietro estaba ocupado salvando el mundo y era la que trataba de tranquilizarte, pero la partesita negativa, era la que rondaba sobre ti la mayoría del día, como una presencia en tu oido diciéndote: "él te utilizó como los demás", "no lo volverás a ver, ya deberías saber que la cosa con todos los que te topas es: sexo y bye, bye".

Y te atormentaba no saber qué creer, más por el hecho de haberte enamorado tan tontamente de ese sokoviano encantador; pero no podías dejar tu vida de lado y sumergirte en tristeza y desesperación, tenías que seguir trabajando y haciendo lo posible por sobrevivir en la ciudad de Nueva York con un trabajo que a penas te pagaba lo suficiente para que pudieses costearte los servicios y renta de tu apartanto, y eso que compartías gastos con Seb.

Así que empezaste un día como los demás, sin ánimos de ir a trabajar y con el pensamiento sobre aquel platinado desaparecido.

No podías dejar de pensar en las risas, en los besos, las caricias y especialmente, ese último día que estuvieron juntos, en que te entregaste en cuerpo y alma a ese hombre.

Luego de otro día que te pareció demasiado largo, al fin saliste del trabajo junto con Seb y al haber sido día de pago, lo primero que hiciste fue obligar a tu mejor amigo a que te acompañara a una tienda para comprar una caja de bombones cubiertos de chocolates. Pagando tus bombones, te fuiste con Sebastian a su apartamento.

A Sebastian le preocupaba tu estado de ánimo, y estaba ahí para ti, siendo como siempre incondicional, sobre todo al ver que jamás te habías enamorado de la forma en que lo habías hecho.

Mientras volvían a casa, él trataba de animarte, hablando con emoción sobre un proyecto que él estaba por iniciar y del cual quería que tú tomaras parte. Aunque estabas insegura de aceptar debido a los pocos éxitos que habías tenido desde que llegaste a la ciudad, gracias a la insistencia de tu mejor amigo y a que él sabía que eso podía animarte y además confiaba plenamente en ti y en tus capacidades, decidiste aceptar, haciendo que Seb sonriese con plenitud.

Cuando llegaron a su edificio, subieron algunas escaleras y al llegar a su piso, Sebastian se detuvo de repente, haciéndote parar, pero por un segundo ignoraste aquello, pues estabas muy concentrada tratando de abrir tu paquete de bombones.

Tu mejor amigo pronunció tu nombre.

- ¿Hmm? -preguntaste aún concentrada en abrir la caja, resultando victoriosa y llevándote uno de los bombones a la boca.

Saboreaste el bombón, pensando que tal vez, eso era el amor verdadero.

-Creo que alguien te vino a buscar...

Al escuchar aquellas palabras por parte de Sebastian, levantaste la mirada y tragaste el bombón, encontrando tu mirada con el guapo hombre que no había abandonado tus pensamientos las últimas dos semanas y que se encontraba recargado en la puerta de tu apartamento y que al verte, se incorporó observándote lentamente.

IMAGINAS [•Pietro Maximoff/Quicksilver•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora