•02• Espiando Conversaciones Ajenas

372 29 10
                                    

◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•

Parte: 1 de 1

◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•◇•

Mientras estabas en la cocina del Complejo de los Vengadores, observaste a Pietro comiendo la pila de sándwiches que tenía en la mesita de centro de la pequeña sala y que eran solo para él, al mismo tiempo que veía un partido de fútbol americano de los Dallas Cowboys contra los Kansas City Chiefs junto al resto del equipo. A pesar de que comía como si nunca en su vida lo hubiera hecho, ya que claro, el hombre siempre estaba hambriento, aunque todos decían que comía como una bestia, tú no evitaste mirarlo recargando tu rostro sobre tu mano derecha, embobada en el platinado y sin prestarle atención a la tetera que estaba en la estufa y que ya estaba sonando, para indicar que el agua estaba lista.

— ¡Ey! ¡Ey! ¡Tierra llamando a la enana! —dijo Clint acercándose mientras chasqueaba los dedos frente a ti, tratando de hacer que reaccionaras, al no ver resultados, decidió divertirse un poco, así que gritó tu nombre y te agitó con fuerza, haciendo que soltaras un grito y dieras un saltito por el susto.

Eso, claro, llamó la atención de todos tus amigos y de los hijos de Clint que voltearon, al tiempo que Clint moría de la risa por ver tu reacción.

— ¡Clinton! ¡Eres un idiota! —exclamaste mientras empujabas a tu hermano mayor, claro, visiblemente molesta con él.

— ¿Estuvo bueno tu viaje astral, hermanita? —preguntó él todavía burlón.

Le levantaste el dedo y frunciste el ceño.

—Tía... ¿Por qué insultas a papá? —preguntó tu sobrina Lila, haciéndote caer en la cuenta de que el lugar estaba repleto.

— ¡Ay no! ¡Para nada, cariño! —dijiste ocultando tu mano y haciéndote la loca, no sin antes, aprovechar para insultar a Clint solamente gesticulando palabras que nadie más podía escuchar, pero que al leer tus labios, tu hermano entendió perfectamente bien.

Mientras que Clint vació más frituras en un bowl que tenía en mano, tú te dirigiste a la tetera para verter el agua en tu taza y ponerle un sobre de té de limón, al tiempo que esperabas a que el té estuviese listo, buscaste un paquete de galletas para acompañar tu té. Tras tomar las galletas, te acercaste a la sala y Pietro volteó, te sonrió te hizo un espacio para que te sentaras a su lado, así que sonreíste tímidamente y te sentaste con él. Al abrir el paquete de galletas que tenías en mano y le ofreciste a Pietro.

— ¡Mis favoritas! —exclamó el sokoviano con una sonrisa.

Sonreíste ante la emoción pueril que notaste en Pietro al ver las galletas y aceptar tomar algunas. ¡Maldita sea! ¡¿Es que por qué incluso haciendo ese tipo de cosas te parecía tan atractivo?!

Desde que se había unido al equipo y luego de descubrir lo noble que era, después de que salvara la vida de Clint y de un niño en Sokovia, habías empezado a desarrollar sentimientos afectivos por él y con la convivencia diaria en el Complejo de los Vengadores, aquellos sentimientos se hacían más grandes, sobre todo al irlo conociendo. Él te encantaba y claro que a veces le coqueteabas sutilmente, pero él parecía no notarlo como el hombre que era, así que en ocasiones desistías de tus intentos de tratar de llamar su atención en ese aspecto.

Tanto Laura tu cuñada, como Natasha conocían tus sentimientos por Pietro Maximoff, y no porque les hubieses dicho, sino porque ellas te conocían demasiado bien; no dudabas que Wanda también conociese los sentimientos que tú tenías por su hermano, pero no querías hablar con ella sobre dichos sentimientos, amabas a tu amiga, pero no era sencillo para ti el decirle directamente que te gustaba su hermano.

IMAGINAS [•Pietro Maximoff/Quicksilver•]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora