Aquella no parecía una simple muerte. El hombre sujetaba el libro de Thomas de Quincey, con un título bien expresivo: El asesinato entendido como una de las bellas artes. El inspector Alberto Tenaz pensó que no podía ser una coincidencia y que era una especie de marca del asesino. Sin embargo, cuando se reveló la identidad del fallecido, y se supo que se llamaba Guillermo Gutiérrez, que además se ganaba la vida como periodista cultural, especialmente trabajando como crítico literario en diversos medios periodísticos, el inspector dudó. Quizá aquel libro de título tan indiscreto, publicado ese mismo año por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia, lo llevaba por casualidad: quién sabe si el crítico la estaba leyendo e iba a escribir una reseña, cuando lo sorprendieron en aquel callejón y lo mataron de una puñalada en el corazón. En resumidas cuentas, el inspector pensaba porque debería complicarse un asesino dejando un libro de un autor extraño, que él no estaba demasiado seguro ni de cómo se pronunciaba. ¿Por qué se molestaría alguien poniendo una obra literaria como aquella arriesgándose a dejar restos de su ADN? ¿Qué tipo de persona se pasaría preparando un asesinato tan detalladamente si la víctima, en principio, no tenía nada de especial? ¿Cuáles serían sus razones? Preguntas así pasaban por la cabeza del inspector a toda hora.
19-9-2017
Hacía ya seis años que trabajaba en Valencia News y Guillermo quería cambiar de aires. Tenía varias opciones y eligió ir a dar clases de literatura clásica en la universidad de Valencia.
Eran las 8 de la mañana cuando el nuevo profesor entraba en la clase de esta nueva optativa que serviría para obtener créditos extras. Un buen aliciente para captar la atención del alumnado y llenar el aula. Tampoco tenía muchas expectativas el señor Gutiérrez, pero nunca hubiera imaginado encontrarse el aula casi vacía, envejecida y poco cuidada. Había tres filas de sillas de brazo, un par de estantes polvorientos y una pizarra de tiza. Parecía que todo estaba a punto de romperse en cualquier momento. Pero no se podía hacer nada, era la única aula que le podían proporcionar, el rector tenía preferencia por las materias científicas y, por tanto, asignaturas como ésta eran consideradas de segunda. Dejó sus pertenencias sobre la silla, y se dirigió hacia los estudiantes.
-Buenos días clase, soy el nuevo profesor, mi nombre Guillermo y os haré la optativa de literatura este curso. Os preguntaréis por qué he decidido dedicarme a la enseñanza, pues bien, un ignorante diría que la literatura es para los que les gusta leer y que sólo sirve para mejorar la ortografía. Obviamente, es mucho más que eso. Es una interpretación de la vida y de lo que nos pasa, da rienda suelta a la imaginación y nos prepara mejor que nadie para podernos conocer a los demás, pero ante todo, nos descubrimos a nosotros mismos. Entrena nuestras mentes y amplía conocimientos en todo tipo de ámbitos. En fin, no me enrollo más. ¿Quiénes sois y por qué habéis elegido esta materia? - Pregunta Guillermo, sentándose sobre el escritorio. En el mismo instante que pronuncia estas palabras un chico moreno y fornido de primera fila levanta la mano.
-Tú mismo puedes empezar- dice Guillermo.
-Pues, yo soy Damián y estoy aquí porque es una materia que está tirada- Dice burlándose con las manos cruzadas detrás de su cabeza. Parecía el tipo de persona que utilizaba el humor para todo, que necesitaba la atención de los otros porque seguramente no había recibido suficiente en casa. Estalla una serie de risas por parte de un par de alumnos.
-Es una muy buena razón, Damián, a ver quién la supera- Guillermo decidió seguirle el juego y le dio a otra el turno de palabra.
-Buenos días a todos, yo me llamo Altea- comenzó a decir una joven pelirroja con pecas. - y estoy aquí porque me encantan los libros románticos clásicos. Mi familia siempre ha sido partidaria de la literatura y desde muy pequeña leo libros. Estoy de acuerdo contigo en lo que has ...- La tal Altea fue brutalmente cortada de su discurso por una chica de cara agria y cabello rubio teñido que le dijo:
ESTÁS LEYENDO
EL ARTE DEL HOMICIDIO
Short Story- Nos menosprecian mucho, estos humanos de mente cerrada que son regidos por las emociones. Creen que somos los malos y que deben cazarnos, pero nunca pueden. Nosotros, Alba, nosotros somos la evolución. Nosotros estamos preparados para cualquier ti...