Prólogo.

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  • Dedicado a Moisy.
                                    

Nada ha cambiado.

Sigue trabajando la misma camarera que me sirvió aquel día el café con leche, precisamente el mismo que me estoy tomando en estos momentos, con la misma cantidad de "espumita", que tanto me gustaba y me sigue gustando. Se ha teñido de rubio el pelo y se ha dejado crecer aquel flequillo que ocultaba totalmente su ancha frente. Pero sus ojos celestes y su particular peca junto a la comisura inferior de sus labios, me han permitido reconocerla. Al igual que ella, las mesas siguen siendo las mismas, las cuadradas plateadas con los bordes redondeados. Y las sillas, no podían ser otras que aquellas que me dejaron esas horribles marcas en los muslos por haber estado tanto tiempo sentada sin cambiar mi posición. Estoy segura que en cuanto me levante, esas marcas volverán a aparecer. 

Como ya he dicho, todo sigue igual. Incluso interiormente, en estos momentos, me siento como aquella quinceañera soñadora que deje atrás hace tiempo.

Ya son las 17:30, aun falta media hora, pero siempre me ha gustado llegar antes. Ademas llevo lo que para mi es una eternidad, esperando este momento. Sin duda estos 30 minutos estan siendo los mas largos de mi vida. Es increíble que ya hayan pasado dos años. 

Dos años de fe y de espera que no han servido para nada. Para nada; porque el no aparecerá. Lo se.

El café se enfría.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora