Capítulo 3. ¿Esto es un "Adiós" o un "Hola"?

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Han juntado todas las mesas de la carpa formando así dos grandes mesas. En una  se sientan todos los de producción dirección, y los protagonistas. Y en la otra, nos hemos senado los figurantes. Los de maquillaje y vestuario están un poco repartidos por otras pequeñas mesas. La comida no tiene nada de especial, me atrevo a decir que es comida de avión. Unos bocadillos de pan tierno, con lechuga, pollo, maíz y tomate; al menos es lo que tiene el mío. En cuanto me siento y me preparo para comer, C y T se pegan a mí a toda prisa y empiezan a hablar ansiosas:

        -        ¡Tía, te mira muchísimo! No te gires eh! – Dice C emocionada.

-         ¡Pero que dices! Esta tonta. – Digo riéndome.

-         Que si, que si. Y lleva así toda la mañana. – Asegura T.

-         Bueno tampoco pasa nada si me mira. – Digo.

-         No solo te mira, lleváis tonteando toda la mañana. – Susurra T.

-         Sobre todo el, mientras hacíamos las primeras escenas, siempre miraba entre los figurantes para saber donde estabas. – Dice C con una gran sonrisa. Parece que les hace ilusión sus propias ilusiones.

-         ¿Pero que debe de tener 10 años más que yo, como se va a fijar en mí? – Explico.

-         Por que no aparentas para nada 15 años. – Responde T.

-         ¡Ni tampoco 25! Hay que ver como sois eh… Voy a buscar un café con leche. ¿Queréis que os traiga uno?

-         No. – Responden al unísono las dos.

No tiene sentido lo que T y C dicen. Es cierto, hemos estado hablando y nos hemos reído un par de veces, pero eso no significa que le atraiga. Además, no quiero hacerme falsas ilusiones, y menos con un chico tan mayor.

Genial. No tengo ni idea de cómo funciona esta cafetera. Será mejor que le pida ayuda a alguien, o si no la romperé. Pero, al menos voy a intentarlo tocando alguno de estos botoncitos…

-         ¿Quieres que te ayude?

No puede ser.

-         No. Pero gracias Y. Solo estaba mirando una cosa. – Digo intentando que suene creíble.

-         ¿Segura? Yo también iba a hacerme un café con leche, no me cuesta nada hacerte uno a ti. – Dice sonriendo.

-         Vale. – Digo rindiéndome con una carcajada.

-         ¿Que estudias?- Me pregunta mientras utiliza perfectamente la cafetera, apretando botones que jamás se me hubieran ocurrido apretar.

-         Pues voy a empezar Primero de Bachillerato. – Digo. Sin darme cuenta acabo de confesarle la edad que tengo. ¿Pero, tendría que haberle mentido?

-         ¿Y cual aras?- Dice serio.

-         Pues, el económico-social. Estudio en una escuela francesa. – Explico.

-         ¿Sabes francés? Yo también, bueno solo un poco.

Intercambio de sonrisas.

-         ¿Haces algún deporte?- Me pregunta con interés mientras prepara el segundo café con leche.

-         Pues ahora mismo no. Pero he hecho bastantes: hípica, padel, tenis, natación… Bueno, ahora solo esquío, en invierno. – Respondo alegre.

-         ¡Ah pues esta muy bien! – Dice con una sonrisa sincera.

-         Gracias. – Le digo mientras cojo el café con leche que me ha preparado.

-         ¿Y te quieres dedicar al mundo del cine?- Pregunta mirándome profundamente.

-         No, al mundo de la interpretación. Adoro interpretar.

Entonces me sonríe. Pero esta vez es una sonrisa diferente, una sonrisa definitiva, sincera.

-         Tu te dedicas al cine? – Le pregunto interesada.

-         Si, soy director. – Confiesa.

-         Que bien!

-         Si, es lo que mas me gusta hacer.

Al sentarme en la mesa veo que T y C se vuelven a acercar a mi. Pero esta vez no dicen nada, solo sonríen y me dan algún golpecito con el hombro para que levante la mirada y vea que Y me esta mirando, otra vez.

Ya son las 18h, y los otros figurantes ya han llegado. La verdad es que no están nada mal; son los típicos modelos que aparecerían en una revista de peluquería. He hecho amistad con alguno de ellos, y con el resto solo nos lanzamos piropos, más bien ellos hacia mí. Tengo que reconocer que son bastante descarados.

 Nos ponen en el césped, para que finjamos que somos dos parejas felices. Somos T, dos de los figurantes descarados y yo. No paramos de hablar durante todas las tomas, son bastante divertidos aunque siguen pensando que me voy a interesar por ellos: una pérdida de tiempo.

Y de repente uno de ellos se lanza hacia mí y me abraza por la cintura elevándome hacia arriba, hasta que mis pies no puedan tocar más el suelo. En el momento que estoy en lo mas arriba, detrás de la espalda del figurante veo como Y mira hacia nuestra posición, pero no sonríe, así que me bajo rápidamente de los brazos del figurante.

¿Porque me habrá molestado que me mirase de esa forma? ¿Le habrá molestado a el que este chico me cogiera en brazos? ¿Y por que me estoy haciendo este tipo de preguntas? X, es 10 años mayor que tú, céntrate.

Ya es muy tarde, son prácticamente las 20h, y la luz del sol nos ha prácticamente abandonado. No quedamos muchas personas: 2 figurantes, los de producción y dirección y algunos de maquillaje. Pero sobretodo,  quedamos él y yo. Algunos hacemos un circulo y comentamos como ha ido este día, y algunas anécdotas, pero enseguida me siento en el banco que hay a dos metros del circulo y rápidamente me sigue el. Supongo que es el momento del adiós.

-         Hacemos una fiesta esta noche, por que es el cumpleaños del director. ¿Te vienes? – Pregunta Y.

-         No puedo, además tengo otro cumpleaños. – Digo con tono triste.

-         Que lastima, seria divertido.

-         Si, lo seria. La próxima vez. – Aseguro sonriendo.

No me gusta nada esta conversación. Los dos notamos que es una despedida, porque no nos damos el numero de teléfono, el Facebook o cualquier otra cosa? Pero, no me voy a arriesgar a pedírselo, tal vez T y C me han hecho pensar en ilusiones incorrectas.

-         Buenos, pues yo me tengo que ir ya. Que vivo en Sitges y me esperan en Barcelona. – Digo al fin.

-         Bueno, pues ha sido un placer conocerte. – Dice levantándose del banco al mismo tiempo que yo.

-         Igualmente. – Digo. Nos acercamos, dos besos, su mano coge mi cintura, mi mano coge su hombro que se desliza hasta su cuello y nos separamos.

Ultimo intercambio de sonrisas. Ultimo intercambio de miradas. Toda historia de amor imposible tiene un final trágico. Y ya hemos llegado al final. Adiós Y.

Eso pensaba. Pero ese día, tan solo fue el titulo de la novela que se empezó a escribir en ese mismo instante. 

El café se enfría.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora