LALISA
La música invade mi mente por completo. Una melodía dulce y lenta se apodera del control de mis acciones al ritmo de la canción y sonrío, acercándome a la mesa para alcanzar la botella de alcohol, llenando un vaso entero y acercandolo a la boca.
La fiesta es en la casa de uno de mis mejores amigos desde que tengo uso de razón, y estaba aquí para conocer a gente y tal vez no estar tan amargada, como Ten decía.De todos modos, me acerco lentamente hacia donde el círculo de amigos se encuentra y la puerta suena, dando a entender que alguien ha entrado en la casa, pero ninguno le prestamos atención, sabiendo que es otro de los amigos de Ten y Mingyu.
Mi vista va desde BamBam hasta Ten, que se encuentran en lados opuestos y me siento al lado de Yuqi, que pasa uno de sus brazos alrededor de los hombros de Lucas cuando ganan otra mano al póker y sonrío, viendo las cartas de ambos. Si siguen así, mañana serán millonarios. Todos parecen metidos en el juego, mientras me dedico a observarlos, a aprender y ser sigilosa con mis movimientos, millonez de imagenes se me pasan por la cabeza cuando veo a Lucas fruncir el ceño y tirar la siguiente mano en el suelo, con frustración.
Mis piernas se cruzan en el sofá y sujeto más fuerte mi vaso mientras mantengo un par de conversaciones con los chicos, pero los nervios florecen en mi con el paso de la noche, y mi pierna comienza a temblar.
El ansia se apodera de mi y es como si no me dejara respirar, como si el oxígeno se me escapara de las manos y me asfixiara.
Me prometí a mi misma que no volvería a caer, que no haría nada que pudiera perjudicarme de nuevo y mandarme a aquel sitio tan asqueroso, pero había algo dentro de mi que no podía evitarlo, y ahora, me encontraba alejandome del grupo para salir por la puerta principal, caminando hasta el lado derecho del porche de la casa.
No pasaban de las dos de la mañana, sin embargo, todo estaba demasiado tranquilo, ni siquiera una luz se dejaba ver en los vecinos. El silencio era matador, pero también lo eran mis ansias por fumar.
Con un poco de prisa, saqué una de las cajetillas de tabaco de mi bolsillo y miré a mis lados, buscando un mechero en mi pantalón y prendiendole fuego al cigarrillo mientras lo posaba en mis labios con delicadeza, como si fuera de cristal.La primera calada es con diferencia la más gratificante que he tenido en diez meses y me hace cerrar ligeramente los ojos, sintiendo mi cuerpo relajarse y expulso el humo lentamente mientras este se mezcla en la oscuridad de la noche, borrandose de la historia.
—¿Compartes?
Mis ojos, algo cansados giran a la izquierda y coloco mis dedos en el cigarrillo, como si quisiera protegerlo, como si me lo fueran a robar.
Esa ansia que me hacia mover la pierna ahora pasa a mi mano, que empieza a temblar ligeramente, pero sé que es solo un ataque nervioso.El chico saca sus manos del pantalón para alzar un cigarrillo igual al mio y se coloca a mi lado, sentandose en la vaya que hay a nuestro lado y tiene un pequeño sitio en el que perfectamente podrías apoyarte.
La oscuridad me impide contemplarlo abiertamente, pero no me hace falta para saber que es amigo de Ten o Lucas. Con eso, tiene toda mi confianza.
Una sonrisa se implanta en su rostro y extiende su cigarrillo hacia mi. Entonces lo entiendo, doy otra pequeña calada y dirijo mi mano izquierda hasta mi camiseta para sacar el mechero de mi sujetador y lanzarselo con cuidado, este lo coje con facilidad y lo prende para acercarlo a su cigarrillo.Ambos nos quedamos en silencio unos segundos. Yo miro hacia delante, y él, practicamente hacia todos los lados posibles, acabando en mi, lo siento en mi cuerpo, como si una fuerza superior se apoderara de mi cuerpo y me diera la adrenalina necesaria para cometer las mayores locuras.
Su humo llega a mis fosas nasales y entrecierro mis ojos unos segundos más para dar otra calada, expulsando esta vez algo más ansiosa el humo, girandome hacia él.—¿Eres amigo de Ten? — pregunto, clavando mi mirada en él y por primera vez, mirandolo a los ojos, sin titubear, cogiendo el cigarro entre mis dedos, bajandolo hasta la altura de mi cadera.
—Lucas, desde los cinco, de Ten desde los diez— contesta. Su mirada se endurece sobre la mia y este expulsa el humo hacia un lado, sonriendo.
—Es raro que nunca nos haya presentado— el tono vacilón inunda la conversación, muevo mis dedos con inquietud, quiero fumarme cinco cigarrillos en este momento, pero me retengo a mi misma, sabiendo que con uno es suficiente, que quizás otra copa sería mejor.
—¿A caso eres su novia o algo?
—Su mejor amiga.
—Tampoco me ha hablado de ti— comenta él, que ahora se levanta, descruzando sus brazos para ponerse a mi lado, junto al final del porche y me devuelve el mechero, colocandolo en mi mano izquierda con suavidad. Su mirada baja discretamente a mi clavícula pero lo ignoro. Sé que me ha visto sacarlo de mi sujetador minutos antes.
—Lalisa Manoban— me presento, mojando mis labios y extendiendo mi mano. Mis ojos no se apartan de su cara, de alguna manera me siento anclada, como si no tuviera escapatoria, y eso es algo que me llama la atención. Su aura es tan fuerte que es capaz de echarme hacia atrás.
—Jeon Jungkook— su mano choca con la mía y entonces mi mirada baja hasta estas. Juntas, acaban de pegarlas con silicona, y no sé si seré capaz de soltarla, pero lo hago, de una manera algo brusca para buscar mi cigarrillo de nuevo, como si nada hubiera pasado, ignorando mis impulsos.
—¿Cuántos llevas ya?
Una sonrisa sale de mis labios, al principio pensaba ignorar su pregunta, pero con el paso de los segundos, me doy cuenta de que mi interés por él crece, y puede que sea el alcohol o la droga, pero me siento lista para cualquier cosa.
—Dos, en una hora, veo que tu tampoco descansas, ¿hace cuanto que saliste de la cárcel?
Sus ojos parecen agrandarse, pero para mi no es una novedad. Toda persona que ha estado en la cárcel sale con algún tipo de herida, y para él, es una cicatriz en la parte baja del cuello, justo al ras del hombro, parece cerrada y curada, pero aún así, grita a penitenciario y eso hace que mi piel se ponga de gallina.
—Cuatro meses, ¿y tú? — También parece listo. Aunque mi cicatriz no se encuentra visible, pero puede llegar a ser notable, sin embargo, lo que me delata es haberle reconocido como ex preso, pues no mucha gente tenía ese tipo de conocimientos para reconocernos.
Mi dedo índice da un leve golpe en el cigarrillo para dejar salir un par de cenizas y lo miro sin rodeos.
—Diez meses.
Dejo que una risa salga de mis labios de manera casual y ladeo mi cabeza. Necesito una copa, no hablar con él. Aunque ahora, tengo la sensación de que no podré librarme de él. Su presencia se hace cada vez más grande a mi lado y parece harto de su cigarrillo cuando lo tira a unos cuantos metros del porche, apagándolo. Sus labios edtán ligeramente agrietados y los entreabre, moviendo sus dedos ligeramente, mirándome de reojo.
Pensando que se iría, mi cuerpo se gira para adentrarme en la casa, pero este se coloca delante de mi, decidido. La tensión nos inunda a ambos, y estoy a punto de perder el control, pero me contengo, sintiendo su cuerpo demasiado cerca del mio. Es mucho más alto que yo.—¿Algo más que quieras saber, Sherlock Holmes? — bromeo, cruzandome de brazos ante su gran cuerpo cerca del mio. Sin duda soy una hormiga a su lado.
Mis ojos divisan un pequeño tatuaje en su brazo izquierdo cuando sus mangas se encojen al levantar su brazo en el aire.Un pequeño revolver de calibre veintinueve y justo encajado en el espacio bajo él, su apellido, en letras cursivas y grandes, rellenas de tinta negra que se pueden leer desde la distancia.
—¿Quieres una copa? — Pestañeo varias veces sorprendida, relajando mi postura y clavo mis tacones en el suelo de madera, observandolo algo sorperendida por su pregunta.
—Eso no se pregunta, Jeon— reclamo, comenzando a caminar hacia el interior, sin embargo, no veo ninguna sonrisa en su rostro. Es como si no lo consiguiera por más que quisiera y su único recurso fuera mantenerse serio. Aunque conociendolo de hace quince minutos, puede que siempre fuera así.
Ni siquiera me lo pienso dos veces antes de poner mis manos alrededor de su brazo izquierdo para arrastrarlo hacia dentro, reclamando mi tan necesitada copa.Esa fue la primera vez que cruzamos miradas.
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+18|| 𝗕𝗢𝗡𝗡𝗜𝗘 & 𝗖𝗟𝗬𝗗𝗘 <<보니 & 클라이드>> [LISKOOK]
FanficÉl no la dejará sola y ella no podrá separarse de él por más que lo intente, bajo ninguna circunstancia, tal y como prometieron aquel día: Hasta el final. El deseo y la muerte juntos en uno, bailando a la par hasta que uno de los dos decide explota...