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3 AÑOS ANTES

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3 AÑOS ANTES.

Mis labios se sentían agridulces. Aquel momento en el que sentí el timbre y me encontré a Jackson frente a mi pensé que posiblemente estaría mejor si desapareciera. Llevabamos dos años juntos y todas las cosas que antes había conseguido dar por seguras ya no lo estaban a mis ojos. ¿Por qué la soledad parecía mejor compañera que él? Se suponía que él debía estar ahí para apollarme y guiarme en el buen camino, pero en vez de eso, cada vez el camino se volvía más oscuro e irregular. Los baches eran más notorios y algunos podía llegar a costarte la vida. ¿Quién quería eso en una relación?

Desde luego no tenía pensado decir nada al respecto. Ni cuando abrí la puerta ni cuando sus labios tocaron los míos con más inercia de la necesaria. Sentados el uno frente al otro en la mesa de la cocina me di cuenta de que algo andaba mal.

Su mirada era arisca y cada vez que su móvil sonaba emitía un sonido de discomformidad para apagarlo y rechazar la llamada. Mi interior se volvía curioso y nervioso cada vez y con cada gesto. No preguntaría. Jackson odiaba a las personas entrometidas, al menos, eso había aprendido esos dos últimos años.
Esos últimos meses sus visitas eran más rápidas en los fines de semana y descuidaba sus pertenencias de manera regular. Una de las últimas veces que la había visitado se había dejado un reloj de muñeca Rolex. Estaba segura de que valía más que todo mi apartamento, uno en el que ya no soportaba dormir por culpa de las pesadillas diarias. Cada vez que mi espalda tocaba esa cama con la intención de dormir, era como si el interruptor de las pesadillas se activara y yo fuera su habitación que iluminar.

—¿Quieres algo de cenar? No sabía que vendrías a estas horas, es algo tarde— pregunté, tratando de romper el hielo que me indicaba lo disgustado que estaba.

—Da igual, cogeré una botella de Soju de la nevera.

—Como quieras.

Mi respuesta fue inmediata tras ver como abría la nevera. No había sido una petición sino un aviso de que iba a hacerlo. En esos momentos me alegré de haber hecho la compra el día antes y haber traído Soju.

Lo observé abrir la botella desde la esquina de la cocina. No quería dar otro paso a esa habitación en mi interior, pero la costumbre de convivir con él me hacía moverme por la habitación como si no me invadiera el terror. Por mucho que pudiera incomodarme, seguía siendo mi pareja y a la que le debía respeto aunque fuera unilateral.
Antes de permitirle hablar, mi móvil comenzó a sonar y apreté mis manos nerviosa tratando de localizar mi móvil por la sala. Jackson me observaba con los ojos bien abiertos sentado encima de la mesa de la cocina y la botella en sus manos. Rápidamente, con su mirada en mi cuello, me acerqué para coger el móvil y desbloquear la llamada de mi hermana mayor.

—Jisoo— susurré.

—Lisa, ¿te pillo en mal momento?

Mi mirada vagó hasta Jackson. Nuestros ojos se contemplaron unos segundos y tragué saliva. Jisoo era una persona agradable a su criterio, por lo que nunca me reprocharía gastar mi tiempo con ella.

+18|| 𝗕𝗢𝗡𝗡𝗜𝗘 & 𝗖𝗟𝗬𝗗𝗘 <<보니 & 클라이드>> [LISKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora