II

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Las densas gotas de agua caían, chocando con el pavimento y generando el típico sonido de lluvia. La única iluminación llegaba de las luces de numerosos autos que iban por la carretera mojada, además de los postes con luz blanca.

— Sunoo, ven...

— ¡No, Jay! Me tienes cansado, todo el tiempo estás en tus asuntos y nunca muestras interés es mí.

La diferencia de distancia entre él y el menor era considerable. El paso de Sunoo era rápido, tratando de que JongSeong no le tomara de el brazo. Los cuerpos de ambos se mojaban con rapidez y hacía difícil la visión.

El viento cubría la urbe, cláxones debido al tráfico hacían presencia. El suéter de Jay se encontraba sobre los hombros de Sunoo, así que al darse cuenta de eso inmediatamente se lo quitó dejándolo resbalar por su espalda para terminar en el suelo mojándose.

— Siempre estás saliendo, te vas con tus amigos, me dejas solo y preocupado de que algo pueda pasarte con tanta mierda que te metes, ¿realmente crees que ellos harán algo por ti? ¿Tan difícil para ti fue recordar nuestro aniversario? ¡Soy tu novio! 

Jay por fin le alcanzó, volteó a el de cabellos rubios y lo pegó a su pecho.

— Perdóname...

El abrazo fue cortado de inmediato por el menor.

— No.

— Sunoo...

— ¿En serio es todo lo que vas a decir?

—...

El problema radicaba en que a Jay le gustaba salir, no a fiestas o algo por el estilo, pero sentarse a beber en alguna barra para luego salir a recorrer la ciudad con un cigarrillo en mano era algo que realmente disfrutaba, sin embargo, Sunoo estaba cansado de eso.

Sunoo quería armar citas, comer helado mientras veían una película y JongSeong le besara como siempre hacía, algo que no estaba en el rango de el entretenimiento que buscaba su mayor. 

Estaba cansado de verlo llegar a altas horas con olor a alcohol. De alguna manera, Jay era resistente a él, no se tambaleaba o murmuraba incoherencias, pero tampoco era de el agrado del rubio ver eso y dormir disgustado. El pelinegro simplemente llegaba a darle un beso en la mejilla y a acostarse en su lado.

— Y me alegra que nuestra renta llegue este mes, porque no pienso seguir viviendo contigo. Terminamos, Jay.

El rubio se dio la vuelta y comenzó a caminar hasta perderse entre los autos. Estaba seguro que se enfermaría.

Y Park, sinceramente, no estaba para luchar por mantener una relación donde ya no era feliz.


[...]


Sus botas negras sonaban por el pavimento de la ahora solo húmeda calle. La lluvia había cesado pero su ropa seguía mojada y el ambiente frío. 

Caminaba hacia la cochera de su casa, mejor dicho, la casa donde vivía con Sunoo. En cuanto llegó se dio cuenta que probablemente el menor se fue a casa de sus padres ya que todo estaba apagado, se aseguró de cerrar la puerta ya que era tarde y sacó el auto. 

Realmente no era de algún modelo reciente, pero seguía en perfectas condiciones. Su abuelo se lo heredó y, a sus actuales veintidós años, lo usaba con toda la tranquilidad de el mundo puesto que aprendió a manejar desde temprana edad.

Anduvo por la carretera actualmente solitaria. Todo el tráfico y autos que había se fue con el tiempo y pudo andar a velocidad moderada por las calles de la ciudad. Abrió la ventana y, en un semáforo rojo, sacó y encendió un cigarrillo. Dio una calada y su cuerpo se fundió en el asiento, cerró los ojos y, tras unos segundos de retener el humo, lo soltó al aire dejándole ir por la ventana. Fumar le generaba tranquilidad. 

Esa noche no había salido a tomar, como creía Sunoo, simplemente quiso tomarse un tiempo pero olvidó volver para cenar con su, ahora, exnovio.

Miró el anillo que ambos compartían y el semáforo volvió a verde. Suspiró de forma pesada. Antes de arrancar volvió su vista a el metal en su dedo, y pensando un poco, se lo quitó de ahí para echarlo por la ventana.

Las cosas no andaban bien con Sunoo y le dejó en claro que ya no quería seguir junto a él. 

Por un lado, se sentía mal ya que sabía que era su culpa que la relación fuera en decadencia. No era siempre, pero acostumbraba a incluso no llegar a la casa y dejar a su novio plantado en la noche. También, sentía que los sentimientos por ambos lados perdían fuerza, lo supo cuando dejaba de emocionarle ver a Kim, y este se veía con Nishimura Riki cuando se encontraba ausente.

Sin embargo, por otro estaba aliviado. Ambos podrían tomar caminos distintos. Ya no estaba feliz y Sunoo tampoco. El menor podría regalarle el brillo en sus ojos a alguien más. Él, en cambio, no sabía bien qué hacer, no tenía un plan B por si la relación daba fin.

Podría ir a vivir de nuevo con su madre, pero seguramente haría muchas preguntas de la reciente ruptura y era lo que menos quería.

Aceleró con las intenciones de... Ir a ningún lado. Simplemente quería estar un rato en paz. Daba caladas al rollo con nicotina cada tanto, para luego soltar el aire y repetir el procedimiento.

Cuando llegó a la orilla de un camino solitario, a las afueras de la ciudad, se detuvo y encendió la radio.

Sonaba alguna canción de Cigarettes After Sex, subió el volumen y salió de el auto recargándose en él. Frente a él, se veía parte de la urbe, siendo iluminada por las luces nocturnas y de las casas.

Suspiró y cerró los ojos antes de terminar su cigarro.


west coast ☆ jaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora