Capitulo 26

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Los días habían pasado, la noticia de un hombre muerto a mitad de un campo baldío se perdió entre muchas más noticias de importancia, el cuerpo no fue identificado, pero algo dentro de Carlos sabía que era Diego.

Ambos preparaban sus maletas para irse, Jill guardaba algunas cosas en la suya, pero había algo que quería llevarse con el permiso de su esposo.

Fue a aquella fotografía que vió en su primera visita al hogar del mismo, era él con una expresión adormilada y su linda pijama, fue a la habitación en la que había estado recientemente, pero no estaba ahí.

- ¿Carlos? - preguntó asomándose por la puerta de su antigua habitación, encontrándolo sosteniendo aquel tierno osito de felpa- ¿te despides de ese osito tan adorable?

- En realidad, -sonrió viendo a su esposa- pensaba llevármelo, para nuestro bebé...

- Me parece una increíble idea, -se acercó a su esposo y levantó la fotografía- ¿puedo conservar esta? ¡Te ves hermoso!

El moreno rió poniéndose de pie y abrazando a su esposa, para luego dejar un cariñoso beso en sus labios.

- Es toda tuya... -dijo mientras volvían a la habitación- ¿Lo llevas todo?

- Sí, está todo listo, -sacó la fotografía del marco para luego guardarla dentro de un libro- ¿Quieres almorzar antes de irnos? Puedo preparar algo rápido.

- Claro, -cerraron sus maletas y fueron a la sala que conectaba con el comedor y cocina- comamos sándwiches, son rápidos y ricos.

Prepararon su almuerzo improvisado mientras conversaban de cosas varias, luego de comer se despidieron de la casa, los buenos y malos momentos que pasaron para luego ir al aeropuerto.

•••


El moreno iba al volante, el clima era caluroso y húmedo, Jill iba durmiendo en la parte de atrás de la camioneta, también había dormido casi todo el viaje.

Al llegar a casa, Carlos bajo las maletas y las llevó a su habitación para luego volver para despertar a la castaña. Pero cuando regreso al auto ella ya no estaba ahí.

- ¿Jill? -la llamo desde el primer piso, escuchó el ruido de agua correr en el baño y se acercó- ¿Cariño?

Jill estaba bebiendo agua de la llave y lavándose el rostro, se secó el con una toalla para girarse hacia su esposo.

- Lo siento, esa cena del avión me cayó mal al estómago, -dijo frunciendo el ceño- y dormir en el auto con todas esas curvas no ayudó mucho.

- ¿Quieres que te prepare un té, -preguntó mientras la abrazaba- algo de fruta o cereales?


- Preferiría ir a dormir, -respondió adormilada para luego soltar un bostezo- ¿Llegarás pronto a la cama?

- Llegó en un rato, -la vió subiendo por las escaleras- ¡Te amo!

- ¡Y yo a ti! -gritó la castaña desde la segunda planta.

Tomó una cerveza del refrigerador y revisó que todo estuviera cerrado, al ser así, subió las escaleras para ver el segundo piso, terminando su botella, la dejó en un basurero para bajarla al día siguiente, fue a su habitación, se quitó los pantalones para luego ponerse su camiseta para dormir.


Jill ya estaba profundamente dormida, la abrazó por la cintura y dejó un beso en su cuello, los cubrió a ambos con las cobijas se unió a su esposa.



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Siempre te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora