Capitulo 14

96 6 1
                                    

Carlos.

La vida suele darte hermosos momentos, que se volverán recuerdos que apreciarás con tu vida cuando te encuentras perdido, luego de esa noche, buscamos por todos lados, el río en el que cayeron los cuerpos de Albert y Jill, estaban desbordádose, al no encontrarla, la dieron por muerta, y sentí una parte de mí perderse esa noche.

El gobierno Canadiense cumplió con su promesa, a las afueras de Ottawa nos dieron... digo, me dieron una casa, con un perímetro cercado, una parcela en una colina, la casa en la que vería a mi esposa todos los días, vería a mis hijos crecer. Pero ahora es solo un sueño lejano y borroso.

No podía dormir por las noches, no podía sentirme vivo otra vez, ella, esa chica ruda que conocí en Raccoon City se había vuelto mi vida.

Mi rutina era... lo único que me mantenía vivo, despertaba, salía a desayunar al pueblo, buscaba cosas para la cena y venía a casa, hacía ejercicio, recorría el perímetro para asegurarlo, cocinaba lo que fuera para comer y me sentaba afuera en el césped, veía las nubes y sentía el viento, esperaba en algún momento escuchar su voz otra vez.

Sentir sus labios...

Dormir a su lado...

La necesito a mi lado, no puedo más.

•.•.• Tres años Después •.•.•

Carlos se encontraba fuera de casa, cortando varios leños, el invierno se acercaba y era hora de preparar suficiente leña para tres meses, escuchó el motor acercarse a la casa, dejó su hacha clavada en el tronco de un solo golpe para luego dirigirse al portón de entrada, dejó pasar a la única persona con la que hablaba.

- Ha pasado mucho tiempo, -dijo Redfield bajando el auto- no te vendría mal un corte de pelo.

El moreno rodó los ojos y le ofreció entrar a casa, Chris había mencionado en la llamada de la noche anterior que debían hablar en persona. Debía ser algo muy importante.

- ¿A qué debo tu visita? -preguntó Carlos ofreciéndole una cerveza- No te he visto desde hace unos meses.

- He estado ocupado... -el castaño tomó un trago de la cerveza para luego pasarle a Carlos una carpeta con un símbolo con tres pentágonos de colores azul, celeste y verde- Léelo.

- ¿No habíamos acabado con esa mierda? -se levantó de su lugar y caminó frente a Chris.

- Eso creíamos, en África ahora es conocido como Tricell, y las cosas son peor, -le mostró a Carlos las fotografías de una mujer- ella es Excella, es la encargada de distribuir el nuevo virus, es una nueva mejora del virus-T, virus-G.
es llamado Uroboros, la infección es más rápida, más fuerte y los son obedientes a este hombre... -y como si fuese el remate del chiste, le pasó una fotografía de Albert Wesker.

(N/a. Sé que el descubrimiento de Albert sucede más tarde pero... nah)

Los ojos de Carlos creyeron haber visto mal, se acercó a la mesa y tomó la fotografía en sus temblorosas manos, sintiendo como su ira volvía. Recordó la última vez que vio a Jill y la última promesa que le hizo, en la cual fallo.

- Imposible, -sonrió sus ojos arder y botó una lágrima rodar por su mejilla- ellos murieron.

- Si él está vivo, -Chris apoyo una mano sobre el hombro de su amigo- tenemos la esperanza de que Jill lo este también.



🖤

Siempre te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora