Prólogo

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Siempre había soñado con encontrar a mi alma gemela, encontrar a esa persona con la que tuviera una conexión inigualable, con quien compartir mis más profundos secretos y sueños, mis miedos y mis alegrías. Que al mirarlo a los ojos las mariposas que duraron años dormidas en mi estómago comenzaran a revolotear sin parar, con quien poder reír y divertirme. Encontrar a esa persona especial era con lo que soñaba desde niña.

Dicen que las almas gemelas pasan toda su vida buscando a su otra mitad y cuando la encuentran lo saben con tan solo mirarse a los ojos, existe una conexión entre ellos que nadie puede romper, están destinadas a estar juntas desde mucho antes de nacer.

Esa conexión la sentí cuando conocí a Dominick Westwick, aquel chico salvaje y despreocupado que caminaba por los pasillos de la universidad como si nada le importara, el mismo chico que conocí gracias a una libreta que cambió nuestras vidas para siempre y el mismo chico que estaba parado al lado de mí en este preciso momento, quien miraba fijamente las estrellas mientras su mano estaba entrelazada con la mía.

− ¿No te cansas?− Le pregunto.

Sus ojos marrones se encuentran con los míos y me miran con tanta intensidad que no soy capaz de desviar la mirada. No sé en qué momento llegamos a esto pero de lo único de lo que estoy segura es que me quiero quedar aquí... con él.

Suelta mi mano lentamente y se coloca delante de mí.

−Sí−baja su mirada a mis labios y en ese momento soy consciente de lo cerca que estamos, nuestras narices se rozan y sube la mirada de nuevo a mis ojos−Estoy cansado de fingir que todo está bien− las palabras salen de su boca tan suave que hacen que me estremezca.

Aparto la mirada y trago saliva nerviosa.

− ¿A qué te refieres?− vuelvo a mirarlo a los ojos.

Toma mi cara entre sus manos y lo único que puedo hacer es mirarlo. Me dedico a observar cada pequeño detalle de su rostro.

Sus hermosos ojos cafés, sus carnosos labios que se esconden detrás de su bigote, su espesa barba y esa pequeña cicatriz que tiene en la mejilla. Todo, completamente todo de él me encanta y me vuelve loca.

−A nosotros, estoy cansado de fingir que nada está pasando, estoy cansados de ser amigos y de esta situación− sus palabras me dejan atónita, no soy capaz de pronunciar palabra alguna y las mariposas que revolotean en mi estómago no paran.

−Yo...− no logro terminar la frase cuando sus labios hacen contacto con los míos.

Sus suaves labios se mueven lentamente sobre los míos; después de unos segundos me recupero y comienzo a corresponderle el beso. Baja una mano a mi cuello y me estremezco ante su tacto y la otra continúa en mi mejilla con delicadeza como si tuviera miedo de romperme.

Puedo sentir mi corazón latir a mil por hora y seguramente él también lo siente y eso me gusta, quiero que sepa el efecto que tiene en mí. El beso es dulce y delicado, con movimientos lentos; me dedico a disfrutar el sabor de sus labios y su suavidad, a guardar cada segundo, cada palabra, cada movimiento.

Quiero guardar este momento en mi mente y sobretodo en mi corazón, para siempre...

Nos separamos por falta de aire y al ver sus ojos me siento en el cielo, están hermoso que esto no parece real.

−Estoy perdidamente enamorado de ti, Bella Winslet− una gran sonrisa se forma en sus labios y no puedo evitar repetir su acción al oír esas palabras.

−Y yo estoy locamente enamorada de ti, Nick Westwick− mi sonrisa se hace aún más grande. Rodeo su cuello con mis brazos y le doy un beso, lento y dulce como el anterior.

Sé que esto es un sueño y que tarde o temprano voy a despertar.


Sé que esto es un sueño y que tarde o temprano voy a despertar

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Salvajemente EnamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora