VIII

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Era una tarde de otoño donde Doyoung salía de su agotadora jornada laboral.

Doyoung, quien a sus 28 años ya tenía sobre sus hombros una gran carga de estrés al trabajar como sub gerente de Marketing en una cadena de televisión muy influyente en Corea, se encontraba muy tranquilo con su nueva forma de ver y vivir la vida.

En los últimos 2 meses había conocido a una fantástica y especial persona la cual se encargó de darle un giro de 360 grados a su vida, transformando el pesimismo de la mala suerte en el impulso de poder ser constructor de su propio destino.

Esa persona especial se llama Lee Taeyong, un joven de 20 años quien se encuentra a puertas de graduarse como técnico audiovisual y se encuentra practicando en su mismo centro de trabajo.

A simple vista no resultaba ser una persona que resaltara mucho, pero para Doyoung eso era una excepción ya que lo consideraba la persona más interesante del mundo y nunca hallaba aburrimiento al estar cerca suyo, más bien sentía que aquellos pequeños momentos eran mucho más interesantes y valiosos con el pasar de los días. Pero Doyoung no resultaba ser el único ''demente'' en palabras de sus colegas de trabajo, sino que Taeyong también se encontraba igual de loco al considerar a Doyoung como alguien de agradable caracter, comprensivo, cariñoso, atento, amable y sensible con sus palabras.

¿Pero qué importaba lo que el resto opinara?, ellos solo se encargan de vivir sus vidas y el resto las suyas por lo que lo que decidieran hacer no correspondía que otros tomaran o fingieran interés. Pensamiento el cual coincidentemente ambos compartían.

Ya en el estacionamiento de la empresa, Doyoung se encontraba a la espera de Taeyong quien debía terminarar su turno de práctica y así poder ir a un establecimiento barista para celebrar el primer mes y quince días siendo pareja de manera oficial.

Llegar hasta ese punto de relación no resultó tan difícil.

En primer lugar, porque ambos cuando tenían algo en mente no se andaban con muchos rodeos, además sus propias reacciones les hicieron evidentes la atracción que empezaron a sentir, sobretodo Doyoung quien fue el que tuvo la dirección de la iniciativa. Taeyong gustaba de personas decididas y super seguras de sí mismas, algo que a veces le faltaba.

En segundo lugar, porque acabaron trabajando en el mismo lugar, claro, tiempo después Doyoung le confesó a Taeyong que había intercedido para que consiguiera el puesto. En un inicio se molestó, pero después de escuchar de la propia boca de Donghyuck que realmente se encontraba calificado para el cargo a comparación de los demás postulantes, todo volvió a la normalidad.

En tercer lugar, porque simplemente eran compatibles, no existían palabras para que pudieran encasillarse y decir el por qué resultaron tan compatibles pese a la diferenciada personalidad de ambos.

Dejando que todo fluyera a su ritmo, después de su primera cita, llegó la segunda donde Doyoung intercedió llevándolo a un restaurante 5 estrellas y haciendo que le prestaran el micrófono y terminó cantándole una canción en vivo para él, y es de ese modo como llegó a declararle su amor a Taeyong. En la tercera cita ya eran oficialmente pareja, aunque un tanto tímida aún ya que Doyoung respetaba mucho el ritmo que Taeyong le quería dar a la relación, asimismo porque eran demasiado jóvenes como para querer apresurar el ritmo de las cosas.

Es a partir de la cuarta cita, precisamente cuando Doyoung va a dejar a Taeyong a su departamento, donde por primera vez se dieron un beso. Al inicio resultó ser casto, pero la calidez era tan necesitada que Doyoung empezó a aumentar la humedad del beso y Taeyong le siguió el ritmo mientras que en sus rostros se posaban las suaves gotas del rocío volviendo la escena más romántica. Sus labios se unían demasiado bien, sentían como si hubieran nacido para besarse, la humedad de la garúa a comparación con la de sus labios era imperceptible, nada más importaba. Al cabo de los minutos, la electricidad resultante del beso apasionado era lo suficientemente hipnotizante y adictiva que no dejaron de besarse aún cuando la lluvia ya había empezado a caer y dejándolos completamente mojados.

Doyoung se sentía orgulloso de su progreso en la relación, se sentía lo suficientemente complementado con Taeyong que no sentía necesidad alguna de forzar alguna acción o comportamiento, simplemente todo fluía estando a su lado y se sentía feliz por ello mismo.

Luego de esa espera, Taeyong llegó corriendo y subió al carro un tanto agitado. La emoción de salir de cita con Doyoung se había vuelto algo muy ansiado por él. Y cómo no, Doyoung nunca dejaba de sorprenderlo, o bien con regalos, con paseos a lugares inesperados o reservaciones a restaurantes diversos, era como si nunca dejará de ser especial para él, como si fuera su cumpleaños todos los días. Pero con sorpresas o sin ellas, el sentimiento seguiría siendo el mismo.

ー ¿Estás listo Tae?ー

ー Si, estoy listo.ー Y con esa afirmación, Doyoung encendió el motor de su auto y salió de la cochera subterránea.

A través de las ventanas, claramente se podía apreciar como se encontraba la tarde la cual padecía de un gris absoluto haciéndola ver deprimente y triste.

Un típico ambiente lúgubre y estresante el cual le da honor descriptivo a lo que uno se refiere a ciudad céntrica. Una ciudad triste, contaminada, tóxica, llena de concreto y repleta de caos en sus calles, tanto por los medios de transporte así como de las personas mismas quienes caminaban y cruzaban con un aspecto deprimente, simplemente ignorándose entre sí y volviéndose esclavos de la rutina de la mano de sus paraguas los cuales les protegía de la lluvia.

Nada había cambiado en los últimos dos meses, pero existían dos personas que dieron contra el pronóstico habitual. Estas personas no hacían nada más que destacar, emanaban luz sin siquiera darse cuenta, era tanta la felicidad contenida que no importa lo deprimente que estuviera su alrededor. Ellos dejaron de seguir esa corriente de conformismo y empezaron a velar por el futuro de sus propias vidas.

Ahora, tanto Taeyong como Doyoung son conscientes que son felices, y es así como este par le acaba cambiando el sentir de tristeza que lleva por regla la lluvia a uno de felicidad.

Porque la lluvia no siempre debe relacionarse con tristeza, tristeza es la que tiene una persona y para salir de esa culpa desea atribuir el pesar a otras causas.

Y es porque la lluvia puede ser también felicidad, y esto tanto Doyoung como Taeyong lo tenían claro, porque fue esta misma quien les dió ese amor que tanto desearon obtener, quien dio segundas oportunidades para amar y ser felices.

RAIN. [DoTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora