To: JNRNJN
Año 2024
Estaba solo en la sala de descanso así que realmente se permitió relajarse mientras miraba a los vehículos pasar por la ventana, tenía cosas que hacer en el trabajo, recados de la casa y tal vez su mamá lo había mandado a hacer algo hacía más de una hora, pero también sabía perfectamente que estaba muriendo del sueño.
¿Su verdad? Solo quería llegar a su casa, tirarse en su cama y despertar hasta la próxima semana.
Muy triste que aquello solo fuera una simple fantasía.
-Renjun...-se giró de inmediato dando un pequeño brinco e intentó apagar el cigarro entre sus dedos.-¿Estas fumando de nuevo?
Intento negar pero terminó tosiendo por causa de la última calada, ademas el olor en el pequeño lugar era muy fuerte, y por sobre todo estaba el hecho de que su madre no era estupida.
-Un solo.-confesó levantando su mano.
-Levanta tu trasero de ahí.-dijo con una mueca.-Llamaron del colegio, tuvo una pelea de nuevo.
Renjun al instante se puso de pie buscando sus llaves con el ceño fruncido, estaba harto de esos mocosos maleducados.
-Llegue a mi límite, los voy a poner en su lugar.-soltó tomando las llaves de la mesa.
-No seas agresivo.-señaló la mayor.-Recuerda que probablemente trabajas para uno de los padres de esos niños.
-¿Si?-arrugó su nariz y se encogió de hombros.-Pues no me importa, yo voy a darles una lección y luego tu me vas a dar trabajo, porque me amas.-dejó un beso en su mejilla y salió del lugar.
-¡Renjun no te metas en problemas!
Fue lo último que escucho de su madre antes de correr hacia su auto y conducir hacia el dichoso colegio. Estaba harto, estaba realmente harto. También estaba seguro de que tendría que pagar unas cuántas multas pero no importaba, acelero y esquivo a toda la gente que pudo hasta llegar al lugar.
Cuando finalmente llego cerro su auto de golpe, camino directamente hacia la colorida dirección y entro de brazos cruzados.
-Buenos días, señor Huang.-saludó el director con calma.
-Buenos días.-dijo mirando a su alrededor.-¿Donde está...?
-¡Papi!
Giró de inmediato al escuchar la voz del pequeño niño que más amaba en su vida, aunque realmente era el único niño que amaba. Los demás eran m feos y niños malos. Lo sostuvo en sus brazos y dejó un beso en su mejilla antes de volver su vista al director, de inmediato unas cuantas mujeres y un hombre entraron por la puerta junto a sus hijos.
-Quiero saber exactamente qué pasa esta vez.-dijo acomodando al menor en su cadera.-No puede ser normal que Jiao siempre termine herido por causa de otros niños, siempre lo molestan.