Capítulo 23: Ataque a oscuras

99 10 0
                                    

>>>

Tragué saliva sintiendo mis manos temblar, ni siquiera pestañaba para no perderme de nada. Matthew subió sus manos lentamente, podía sentir que miraba en mi dirección de reojo de vez en cuando. No solté su remera en ningún momento y tampoco hice amago de comentar algo, tenía mi garganta cerrada.

De pronto sentí una presión en la parte superior de mi cabeza y un seguro de un arma, me quedé quieta, sin respirar, sin moverme, ni siquiera podía llorar debido a los nervios que estaba sintiendo en este momento.

¿Cómo hago para salir de esta situación? Joder, yo sola me meto en estos problemitas.

Solté una respiración lenta, profunda y cargada de miedo.

— Como me encanta verlos en esta situación — dijo alguien de repente. Sentí como el cuerpo de Matthew se tensó pero no hizo ningún movimiento para que la situación en la que estábamos desapareciera. — Tan vulnerables... Ay, Alice, querida mía ¿Cómo puedes dejar que tu noviecito te meta en esta situación? Tienes que pensar bien con quien te metes, nena. — cerré mis ojos y apreté mis dientes guardándome las mil y una cosas que tenía atoradas en mi garganta listas para ser comentadas, pero la situación ameritaba silencio, paciencia y una gran estrategia para salir vivos de aquí.

— Tu problema es conmigo, no con ella. — dijo Matthew apretando su mandíbula. Trague saliva sintiendo que la presión de arma en mi cabeza era más fuerte. Sentí que mis ojos lloraban, pero en silencio, para no emitir ninguna molestia o algún problema. — Déjala libre, no te metas con ella porque vas a morir. — El tipo que estaba detrás de mí empezó a reír a carcajadas pero sin soltar el arma.

Respiré hondo cuando sentí una presión en mi garganta, cuando pude reaccionar, me di cuenta que era el brazo del tipejo, ahora el arma la tenía a un lado de mi cabeza. 

Solté un sollozo, ya no me importaba que me escucharan llorar, estaba con un miedo tremendo que ya ni siquiera podía pensar correctamente.

Quería estar con Liam en este momento, abrazándolo y riendo juntos mientras mirábamos un programa de chismentos esperando a que mamá llegara del trabajo para que comiéramos una pizza recalentada.

—Por favor, suéltame. — murmuré con la respiración agitada. Podía oler una fragancia que me era familiar, de un perfume que había olido antes, pero no recordaba de quién era. Cerré mis ojos llevando mis manos al brazo que asfixiaba mi garganta.

Matthew se dio media vuelta lentamente y abrió sus ojos cuando vio la situación en la que me encontraba. Cerró sus ojos y negó con su cabeza, frustrado, enojado y tal vez con un poquito de miedo. Soltó un suspiro y sentí miedo cuando su mirada cambió.

 Matthew respiró hondo, miró a mis ojos por un momento e hizo un movimiento que ni siquiera puedo explicar porque fue tan rápido que me sorprendió.

—La sueltas o lo mato. — dijo firme mirando al tipo que estaba detrás de mí. La presión en mi cuello se apretó a un más y sentí que me faltaba el aire, que mi vista se tornaba un poco borrosa, podía ver a Matthew que me observaba como si me diera fuerzas para no morir en este mismo instante.

El tipo que apretaba mi garganta, soltó una risita pero no me soltó.

— Ya sabes lo que tienes que hacer, Foster. Deja a la manada, abandona a la ciudad y dile a tus chicos que renuncien a los Lions y te dejaré en paz. Prometo no hacerle daño a tu princesita. — cerré mis ojos, lloré por todo el miedo que estaba sintiendo en este momento, mi presión que tenía en el agarre estaba aflojando y el tipo podía notarlo porque sentí que su agarre aflojó, pero seguía sin soltarme. — Lo siento, Alice. — susurró en mi oído. Abrí mis ojos cuando esa voz me resultó conocida pero mi mente no estaba funcionando tan bien para saber quien era.

— ¡No le digas nada, maldita sea! — gritó mi chico hermoso, digo, Matthew. Apretó el arma en la cabeza del tipo que estaba agarrando él, cuando vio que ninguno de los dos iba a rendirse, Matthew le disparó en la pierna a la persona que estaba ambicioso con mi garganta. Solté un grito y aproveché el momento para ir corriendo al lado de mi chico de ojos encantadores.

— Te jodiste, amigo. Acabas de cavar tu propia tumba, Matthew — tapé mi boca para ahogar una exclamación de sorpresa. El tipo tenía el rostro cubierto, solamente podían verse sus ojos, unos ojos verdes que me resultaban conocidos. Mi mente empezó a trabajar a pesar de que no estaba funcionando bien.

¿Dónde había visto esos ojos? Me resultaban tan conocidos.

— Vete de aquí antes de que te meta un tiro en la cabeza. — empujó al chico que él sostenía y ambos se fueron corriendo, uno de ellos a medias porque cojeaba debido al disparo.

— Joder...— murmuró entre dientes pasando sus manos por su rostro. Caminó rápidamente hacia mi y tomó de mis hombros fijando su mirada con la mía, fue tan intensa la mirada que me brindó que mi estomago se hizo un nudo lleno de cosquilleos. — ¿Estás bien, princesa? — asentí un poco conmovida y sorprendida por todo. Esos ojos habían centrado toda mi atención y lo que me estaba diciendo Matthew estaba en segundo plano.

Ese perfume...

Esa voz....

Esos ojos...

¿Quién era el tipo que se había metido en mi casa y casi nos mata?

— Sí, estoy bien. Solo...— dudé en decirle. Miré a sus ojos y algo dentro de mí me dijo que todavía no era momento, tenía que averiguar quién era esa persona. Aclaré mi garganta y miré a sus ojos con una media sonrisa.

— Nunca tuve tanto miedo de perderte como hoy, Alice. — Tomó de mis hombros y se fundió en un abrazo. Lo abracé, lo abracé con tanta fuerza y empecé a llorar debido a los nervios.

Yo también tuve miedo de perderlo.

Nos separamos y me confundí cuando su expresión cambió. Algo estaba pasando.

— ¿Qué pasa? — pregunté. Él negó con su cabeza soltando un suspiro mientras pasaba sus manos por su rostro. — Dime, Matthew. ¿Qué está pasando? — insistí.

— Tienes que alejarte de este mundo, todo esto va a explotar en cualquier momento y no quiero que estés involucrada cuando eso suceda. Serás quién más sufra de todos. — murmuró sosteniendo mi rostro con sus manos. Su mirada era tan profunda que me daban escalofríos porque sabía que me estaba enamorando de él y no estaba haciendo nada para impedirlo.

Solté un suspiro negando con mi cabeza.

— Estoy metida en esto mucho más de lo que crees, no puedo irme ahora. — dije dándole doble sentido a mis palabras. Si que estaba metida en esta mierda, pero de cabeza y también de corazón. Estaba jodida porque me estaba empezando a gustar este chico de tatuajes que me estaba volviendo tan loca. — No puedes pedirme esto, ya todos me conocen, he robado con ustedes, he sostenido un arma que ni en la otra vida lo habría hecho, fui a las peleas ilegales. Mentí, disparé, me escapé, perdí a mi mejor amiga, y también me ... — mi voz se cortó, la mirada de Matthew insistió que hablara. — Y también conocí la verdad de muchas personas. — "me enamoré" quise decir, pero no pude.

— No podemos estar juntos. — apoyó su frente con la mía y besó mi nariz con un suave y cálido beso. — No quiero ser el responsable de que algo malo te pase, no lo soportaría. — susurró. Solté un suspiro asintiendo con mi cabeza, entendiendo lo que él quería decir.

— No voy a irme de los Lions, no dejarás la manada, conseguiremos el total para poder entrar al equipo y seremos los mejores.— afirmé. Matthew sonrío pícaro y beso mis labios rápidamente.

— A pesar de todo, me sigues encantando.

**************

FosterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora