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Matt estacionó el auto en una gasolinera luego de dejar a Liam en casa. Había sido un viaje largo, pero según mi conductor, valía la pena toda la espera por esta gran sorpresa.
-¿Y si los Dragons nos descubren o nos encontramos con ellos?-él rió negando con su cabeza.
-Este es nuestro territorio, ellos no pueden pisar por estos lugares.-respondió jugando con la llave del auto.
-¿Porqué?
-Demasiadas cámaras y demasiados policías, Alice.-subió las ventanas de adelante y salió por la puerta, hice lo mismo y lo seguí con pasos lentos. ¿A dónde íbamos? De repente se giró y me observó serio. -Colócate bien esa gorra y trata de tapar tú cara con tu cabello.-asentí cohibida por su mirada.
Ay, dios mío. Nunca estuvimos así de cerca, excepto esa noche en donde mis labios y los suyos se unieron. Me relamí mi labios recordando los suaves que fue ese beso.
-¿Matt?-murmuré suavemente mientras lo veía sacar un arma de detrás de su espalda. Abrí mis ojos y lo miré sorprendida. -¿Porqué me estás dando eso?
-Toma, tienes que tenerla. Siempre hay excepciones y espero que esta no sea tu primera, pero por precaución. Tienes que acostumbrarte que no voy a estar para cuidarte siempre de los malos y tú hermano tampoco. Tienes que aprender a cuidarte solita.
-¿Y si no quiero usar un arma?
-No tienes que usarla, Alice. Solo si es necesario, si alguien te está apuntando con un arma o disparándote. ¿No vas a dejar que nadie te lastime?-negué con mi cabeza haciendo que él me dedique una sonrisa.-Eres genial, nena. Tienes que tener valentía para hacer esto.
-Solo...solo prométeme que vas a estar ahí cuando te necesite.-mi mirada conectó con la suya y la manera de como me miraba fue inexplicable. Sonrío de lado y besó mi nariz.
-Siempre. -Tomé el arma y la guarde detrás de mi espalda. Foster se colocó una gorra y subió su cuello polar que tenía hasta su nariz.
¿A quien se le ocurría robar una gasolinera a las dos de la mañana?
Por supuesto, a nosotros.
Matthew tomó mi mano y nos adentramos. Como suponíamos, no había nadie, exceptuando al vendedor y dos de los trabajadores que estaban durmiendo en una silla fuera del local en donde planeábamos robar.
-Tienes que estar tranquila.-susurró Matthew en mi oído. Apreté su mano porque si abrí mi maldita boca, iba a empezar a llorar debido a que esto no es mi vida.
Esto no es lo que mi madre me había ensañado, esta vida había dejado atrás cuando papá se fue.
-¡Arriba las manos!-gritó Foster apuntando con su arma al vendedor. Todos quedaron sorprendidos, hasta yo, por el tono que usó. Los vendedores se despertaron sorprendidos y él que estaba detrás del mostrador, soltó la taza con su café caliente haciendo que esta se estrelle contra el suelo. Apuntó hacia las cámaras y les disparó.
Idiota le dicen.
Hice una mueca con mi nariz debido a todo el café derramado. Foster se giró y me indicó con el arma al vendedor que estaba detrás del mostrador. Él se fue con los otros dos y los ató a una silla con una cuerda y a sus bocas les colocó un pedazo de tela. Alcé mi ceja sorprendida.
¿No era demasiado con atarlos a las sillas?
-Quédate aquí, iré por algo de comer.-abrí mis ojos y estiré mi mano para detenerlo, pero se había ido a las góndolas con su arma en mano. Miré al vendedor y achiné mis ojos con una mirada asesina.
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Foster
ActionFoster. Así lo conocen en Santa Mónica y nadie sabe su significado, solamente que no se tienen que acercar a él o a sus amigos. El más temido y buscado por tantas personas que nadie ha llevado la cuenta. Foster tiene un pasado del que nadie puede...