i. unexpected visits

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CAPÍTULO UNO
visitas inesperadas
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El vacío que Sadie sentía en el pecho, no se había disminuido ni un poco en todo el verano, ya casi acababan las vacaciones y no había salido de su cama, solo se paraba para ir al baño y para ducharse —Y eso porque Remus la había obligado, después...

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El vacío que Sadie sentía en el pecho, no se había disminuido ni un poco en todo el verano, ya casi acababan las vacaciones y no había salido de su cama, solo se paraba para ir al baño y para ducharse —Y eso porque Remus la había obligado, después de rogarle por semanas que hiciera un acto de vida—, tampoco comía lo debido, y eso ya estaba haciendo efecto, no parecía saludable, estaba muy delgada y ni siquiera tenía color en el rostro, era completamente pálido a excepción de las ojeras púrpuras bajo sus ojos.

No era que ella deseara estar así, estaba exhausta de solo dormir, no quería ser una carga para Remus, quería levantarse y seguir como siempre pero simplemente no podía, de solo pensar en intentarlo, se cansaba. Extrañaba a Susan, casi no la había visto por estar en Hogwarts y cuando estaba lista para volver con ella, había pasado todo. El hombre la había torturado hasta el cansancio y habría seguido de no ser porque lo interrumpieron, y decidió asesinarla. Sadie no podía odiar más a su padre «Pettigrew les mintió» había dicho Susan, el tenía algo que ver en eso.

Sadie no soportaba pensar que su padre era un asesino.
¿Así se sentía Hydra antes de saber la inocencia de Sirius?

—Sadie, te traje comida— escuchó la voz de Lupin a través de la puerta—. Tengo que hablar contigo.

Sadie no contestó, siguió acostada en la cama con las cobijas cubriéndola completamente.
La puerta se abrió y segundos después, Sadie sintió el peso de Remus presionando la orilla de la cama.

—Mi padre hizo pasta, te envió un poco, y manda saludos.

Sadie hizo a un lado las cobijas y se sentó, recargándose en la cabecera.

—Aún no tengo hambre.

—Eso dijiste en la mañana— dijo Remus con un tono de reproche—, come la mitad al menos, te tengo noticias.

—Ajá, ¿cuáles?— preguntó mientras tomaba el plato de comida, el estómago se le revolvió sintiendo un asco repentino.

—Primero...Susan tenía la llave de tu cámara de Gringgots.

Sadie levantó la mirada confundida.

—No tengo cámara, cambiábamos el dinero muggle por dinero mágico.

Remus negó mirando un sobre de papel rojo que tenía en las manos junto a unos cuantos pergaminos más.

—Tu madre te dejó una pequeña fortuna, bueno...No tan pequeña. Por alguna razón, Susan no te lo contó.

—Bueno, ¿Que más me ha ocultado? Llevo una lista muy larga de sus secretos.

Remus la miró apenado.

—Cuando quieras podemos ir a ver tu cámara, dime cuando estés lista. En el sobre rojo está la llave. Por otro lado...— alzó el resto de los pergaminos—. Tienes más cartas, verdaderamente, Sadie, creo que deberías contestarlas.

SADIE SHEPHERD Y EL CALIZ DE FUEGO [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora