ix. hogwarts

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CAPÍTULO NUEVE
HOGWARTS
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Sadie había decidido no quedarse el resto de las vacaciones en la madriguera, no se sentía cómoda aún como para pasar mucho tiempo ahí, estaba teniendo malos días y no quería ser un estorbo, tampoco quería arruinarles la diversión que tendrían Har...

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Sadie había decidido no quedarse el resto de las vacaciones en la madriguera, no se sentía cómoda aún como para pasar mucho tiempo ahí, estaba teniendo malos días y no quería ser un estorbo, tampoco quería arruinarles la diversión que tendrían Harry y Hermione ahí, y principalmente Hydra, que por primera vez, iba a pasar un verano con los Weasley. Era toda una experiencia.

Así que, las semanas siguientes, sólo estuvo encerrada en casa de Remus; jugaban juegos de mesa y cocinaban juntos, en ocasiones Sirius daba unas vueltas pero apenas duraba veinte minutos ahí, porque después volvía a esconderse huyendo del ministerio.

Pero los juegos de mesa y los pasteles habían acabado junto con el verano.

Ahora, Sadie caminaba junto a Remus por las calles cerca de la estación de trenes, pensaba en la emoción que sentía cuando las vacaciones finalizaban, significaba volver a Hogwarts, a la magia y a sus amigos; Pero ahora, mirando su baúl y su varita, todo se sentía más triste. No quería volver a Hogwarts, no quería dejar a Remus.

Solo deseaba quedarse acostada leyendo un libro sobre dragones o simplemente durmiendo, al menos para distraerse en sus sueños y fingir que su realidad no era horrible.

El clima nublado era casi cómico para ella, solo la hacía sentir como la protagonista depresiva de un libro que caminaba bajo la lluvia en un día triste.
No estaba muy alejado de la realidad.

Remus la miró frunciendo el ceño, desde que ella se levantó de la cama para empacar sus cosas, había estado muy callada, y aquello no había pasado desapercibido para su padrino.

—¿Estás emocionada por el baile?— preguntó en un intento de sacar conversación, sonrió casi con burla, porque Sadie se había estado quejando de ese tema, le estuvo rogando por semanas a Remus que le contara la razón del baile, y el evento grande que habría, pero Lupin se negaba a contarle para no arruinarle la sorpresa—. El vestido que elegiste es muy bonito, mejor que el que yo te mostré.

Sadie asintió fingiendo interés, había ido a la primera tienda muggle de ropa que vio y pagó por el primer vestido de gala que encontró. Era tan largo que le llegaba a los tobillos y era de un color rosa claro, el rosa era el color favorito de Sadie, le recordaba a las fresas y ella amaba las fresas. En un principio pensó en llevar un vestido con estampado de esa fruta, pero dudaba que existiera, pensó en que de ser así, ella podría haberlo hecho si tan solo supiera cómo y lo pondría a la moda en Hogwarts. Pero como nunca había tocado una máquina de coser, ni tampoco sabía utilizar la magia para eso, optó por el vestido rosado que tenía una tela transparente encima de la normal, con estampados de ramas y flores doradas.

—El que me enseñaste también era bonito— Sadie mintió descaradamente—. Pero no es mi estilo.

Remus sonrió complacido.
A lo lejos, Sadie pudo ver que se acercaban a King's Cross, decidió leer un par de cartas que tenía pendientes ese día en el corto lapso de tiempo que llegaban a la estación, una era de Ron y otra de Hermione. El primero, mencionaba algo sobre un tal Ojo Loco Moody que parecía estar demente, y que había reportado algo sobre un intruso en su casa, los «policrías» como había dicho Ron, habían ido a su casa pero no habían encontrado nada. También mencionaba algo sobre un traje horrendo que su madre le había dado, no explicaba mucho de ello porque estaba avergonzado.
Y Hermione, había escrito algo sobre su vestido, solo detalles de que era muy bonito y de un color azul precioso, además de cosas sobre las clases de ese año y dudas sobre quién sería el nuevo profesor de Defensa contra las artes oscuras.

SADIE SHEPHERD Y EL CALIZ DE FUEGO [4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora