hola de nuevo ncnvcjh por fin he recuperado la cuenta y he terminado esto así que aquí está
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A la mañana siguiente todo de lo que se hablaba entre los alumnos de la UA era sobre la nueva pareja icónica a la que habían apodado KiriBaku.
Mi estado empeoraba cada vez más, y que ellos fueran el único tema de converación aparente no ayudaba demasiado. La noche anterior había metido mi carta de despedida en un sobre pequeño, y ahora lo llevaba constantemente en el bolsillo por si acaso. Cada vez que les veía juntos, se apoderaba de mí de nuevo aquella sensación de asfixia, y de nuevo corría al baño a echar los pétalos que crecían cada vez más numerosos. Noté que Mina se había empezado a preocupar por mí aún más, pero creo que el resto de personas ni se dieron cuenta. En una de aquellas excursiones al baño, me paré frente al lavabo para mojarme la cara y despejarme, y me invadió una sensación de terror cuando me miré al espejo. Estaba pálido, las profundas ojeras moradas hacían que pareciera que no había dormido en días y esto lo remataban las marcadas venas rojas de mis hojos, irritados de llorar.
Al oír que alguien entraba al baño, me eché agua en la cara y salí de allí. No me apetecía lidiar con gente. Paseé por el pasillo sin rumbo, rozando de vez en cuando con los dedos el bolsillo en el que llevaba la carta, siempre miando al suelo. Temía que si miraba a la gente a la cara se darían cuenta de lo demacrado que estaba. Pasé así un rato, y a decir verdad llegó un momento en el que ni siquiera tenía claro por donde estaba caminando. Pensé en volver a mi cuarto, quedarme allí encerrado hasta que mi cuerpo no pudiera más y se diera por vencido. Al menos de esa manera no molestaría a nadie. Justo cuando iba a girar en dirección a los dormitorios oí una voz que reconocería en cualquier lugar, a oscuras, e incluso si pasara años sin escucharla sabría de quien es.
—¡Ahí estás! Te he estado buscando —Kirishima me dedicó una sonrisa tan genuina que me hizo olvidarme de todo lo que había estado pensando —. Oye, ¿estás bien? Últimamente faltas mucho a clase, y ya casi no te sientas con nosotros en la cafetería. Te pasas todo el día en el baño tío, ¿te encuentras mal o algo así? Sé que Aizawa es imponente pero si le dices que estás enfermo seguro que te deja reposar unos días —me miró a los ojos, claramente preocupado —. O a lo mejor deberías ir al médico bro, no tienes buena cara.
Yo me quedé callado unos momentos. No sabía que responder, realmente me dolía mentirle pero no podía hacer otra cosa.
—No es nada, en serio. Simplemente no estoy durmiendo muy bien estos días —forcé una sonrisa —. Realmente tengo que dejar de quedarme hasta tan tarde jugando a videojuegos. Pero qué le voy a hacer, de verdad es entretenido ser una oveja con poderes que controla una secta.
En la cara de Kirishima se mezclaban la confusión y el alivio de que el problema sólo fuera que me quedaba hasta tarde jugando juegos sobre ovejas y sectas, aunque me parecía distinguir algo de duda en sus ojos. No creo que se lo tragara completamente, pero al menos fue suficiente para que dejara de preguntarme sobre ello.
—Bueno —suspiró él, dándose por vencido —, si necesitas hablar sobre cualquier cosa, sabes que siempre voy a estar ahí ¿verdad?
La sinceridad en su voz me partió el corazón, por que ya sabía que él me iba a apoyar en cualquier cosa, pero precisamente esto era lo único que no podía contarle. Los ojos me ardían, y muy a mi pesar, una lágrima rodó por mi mejilla. Esto no hizo más que preocupar de nuevo a Kirishima, quien me puso una mano en el hombro.
—Ey, ¿qué pasa? ¿Estás bien?
No respondí, simplemente me quedé ahí, plantado como un idiota, pensando en el calor de la palma de su mano en mi hombro. En sus ojos rojos fijos en mí y en su expresión. Incluso con el ceño fruncido de preocupación era la persona más hermosa que había visto en mi vida. Pensé en contarle todo. ¿Pero cómo?
Oye tío, me estoy muriendo de una enfermedad que consiste en toser flores hasta que me ahogo ¿no es divertido? Resulta que es porque estás saliendo con Katsuki y, oye, ¿te he dicho alguna vez que llevo meses perdidamente enamorado de ti? Sin presión ni nada, a ver, técnicamente si no me correspondes me muero, pero oye así es la vida.
Era honestamente la manera de morirse más absurda que podía imaginarme, pero tampoco le podía hacer nada. Y definitivamente no se lo podía contar a Kirishima. No iba a obligarle a cargar con ese peso.
De repente me inundó esa sensación que ya era relativamente familiar: la falta de aire, el dolor en el pecho, el sentimiento de estar a punto de vomitar. Esta vez, en cambio, era bastante más asfixiante, y el dolor más punzante que nunca. Algo dentro de mi sabía que esto era mucho peor que las veces anteriores, que de esta no iba a salir. En un arrebato de sentimentalismo crucé la poca distancia que me separaba de él y le abracé lo más fuerte que me permitían mis cansados y débiles brazos. Se notaba que Kirishima estaba confundido, pero no me importó. Me dejé incluso derramar algunas lágrimas, y al ver esto él me abrazó de vuelta, aún sin comprender la situación. Mi conciencia me gritaba que le soltara allí y en ese momento todo lo que sentía por el, que le dijera todas las noches que había pasado en vela pensando en su sonrisa de afilados dientes, que le dijera aquello que me estaba literalmente muriendo por decirle.
Te quiero. Te quiero, te quiero, te quiero...
—Eres el mejor amigo que he tenido nunca —fueron en cambio las palabras que salieron de mis labios. Al fin y al cabo no podía hacerle eso a Kirishima, no sabiendo que se iba a culpar de todo una vez yo no estuviera. Mi voz salió áspera y algo entrecortada, y realmente me costó pronunciar aquello. Le miré a sus ojos confundidos, sabiendo que iban a ser probablemente mis últimas palabras, y antes de que pudiera contestar nada di media vuelta y salí con el paso más rapido que pude hacia el jardín del edificio.
Una vez fuera me inundó el miedo. Ahora estaba solo, y me estaba empezando a afectar el peso de la situación. Cada segundo me costaba más seguir respirando y cada bocanada de aire que tomaba conllevaba el esfuerzo equivalente a levantar a dos personas, pero ya había tomado una decisión y no había nada que pudiera hacer para echarme atrás. Busqué el sitio más cómodo en la hierba, entre unos matorrales de lavanda, y me tumbé. Saqué la carta de mi bolsillo, la dejé visible a mi lado, y saqué el móvil para llamar a Mina.
—¿Kami?
Un silencio sepulcral. Las palabras no me salían, y ya casi no tenía aire para mantenerme consciente.
—¿Kami, estás ahí? ¿Estás bien?
Mi esfuerzo por articular al menos una palabra fue en vano, nada salía de mi boca. Al otro lado de la línea, Mina parecía cada vez más y más preocupada, y yo cada vez era menos consciente de lo que pasaba. Los pétalos se acumulaban en mi garganta, obstruyéndola más y más hasta dejarla completamente taponada.
Así que esto es el final, aquí me quedo. Una lágrima rodó por mi mejilla. A lo lejos, podía oír distorsionados los gritos de Mina, pronunciando mi nombre y corriendo hacia mi. Bueno, no ha sido una vida muy larga pero al menos mi cadáver va a ser joven y bello. Me hubiera reído si hubiera tenido la energía y el aire necesarios. Sentí las manos de Mina acariciarme el pelo y darme palmaditas en la cara, como intentando que recuperara la conciencia. Mi visión se empezó a difuminar, ya solo veía manchas de colores y escuchaba vagos sollozos y palabras ininteligibles. Todo el miedo se desvaneció en un instante, siendo reemplazado por una extraña sensación de calma y alivio.
Aún así, justo antes de que pierda el conocimiento por completo y todo se vuelva negro, mi último pensamiento es sobre Kirishima, y si estará bien ahora mismo.
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bueno ya solo queda el epílogo y terminado. un placer dañaros emocionalmente nchjdjshf
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Flowers [KiriKami]
Romance"Duele el saber que vas a estar mejor con él. ¿Soy un mal amigo para ti?" A Kaminari le costaba cada vez más respirar. Le faltaba el aire, y aquellos pétalos llenaban el suelo de su habitación. "Sólo quiero que seas feliz" _______________________ F...