Todas las noches, en el monasterio, Andrés solía tomar una copa de vino con Martín, antes de irse a dormir.
La última noche, antes de entrar a la Fábrica de la Moneda, se tomó en soledad luego de hablar con Sergio, una última copa de vino. Con un vino idéntico al que le ofreció Martín, la noche en la que lo dejó.