Cuando se mudaron al Monasterio, las primeras noches, tendían a escuchar ruidos extraños (Puertas que se cierran solas, cadenas viniendo de algún lado de los pasillos y susurros extraños)
Andrés y Martín, lejos de asustarse, se encargaban de correr rapidamente hacía el lugar de los ruidos y buscar la fuente de los mismos, como dos niños emocionados con la idea de ver un fantasma.
Cuando Sergio, se entero de esto y los vio hacerlo una noche que se quedó en el monasterio. Lo confirmó.
Andrés y Martín eran unos psicópatas.