Capítulo Diez

3.9K 384 540
                                    

Decir que Tzuyu estaba emocionada por su próximo encuentro con Nayeon era un eufemismo. La alfa no podía detener su cuerpo de zumbar con antelación, sentada en la misma mesa en la cafetería mientras jugaba con sus dedos y trataba de mirar cualquier cosa que no fuera a la omega. 

Era una tarea más complicada de lo esperado, sintiendo como sus ojos inconscientemente viajaban a Nayeon, quien le daba la espalda demasiado inmersa en su propia conversación, para después obligarse a solo mirar hacia adelante. No quería que la chica pensara que la estaba acosando o algo por el estilo debido a su conversación el día anterior, y por más que lo único que quería era caminar hacia allá y saludarla, Nayeon le había dicho explícitamente que la viera después del almuerzo, así que eso iba a hacer.

De repente, dos cuerpos se sentaron a su lado, uno de ellos rodeándola con un brazo y acercando su rostro al suyo.

— ¿A quién vemos? — preguntó una voz que reconocía muy bien. Se trataba de Momo, y si estaba Momo, lo más seguro era que la acompañara..

— Somos muy buenas guardando secretos, no te preocupes — Sana se unió, susurrando como si dijera algo que no debía ser escuchado por los demás.

Tzuyu suspiró, deshaciéndose del brazo de Momo sobre sus hombros.

— ¿Qué están haciendo aquí? — evitó la pregunta a toda costa. Si no le diría a Jeongyeon sobre Nayeon, mucho menos le contaría a aquellas dos alfas.

— Solo pasábamos de camino y pensamos en hacerte un poco de compañía. No es bueno que la gente te vea como una especie de lobo solitario, asustas a las omegas — Sana negó con la cabeza, chasqueando la lengua, y Tzuyu frunció el ceño ante eso.

— Además, este es el mejor ángulo para ver a Dahyunie — Momo dijo con una sonrisa, sus intenciones verdaderas siendo reveladas por fin.

— Ah... ¿No es eso un poco extraño?

Tanto Sana como Momo le dieron una mirada incrédula, alzando una ceja. Tzuyu entendió el mensaje indirecto; no podía opinar sobre ello porque también estaba haciendo lo mismo.

— De todos modos, ¿qué omega por fin captó la atención de la fría Tzuyu? — Sana preguntó, siguiendo la línea de visión de la taiwanesa en un intento de enterarse.

— No es nadie, solo pensaba — Tzuyu se defendió, queriendo mantener su secreto a toda costa. 

— Vamos, podemos ayudar. Es lo justo después de que nos apoyaras con Dahyun — Momo intentó engatusarla, golpeando uno de sus costados con su codo.

Tzuyu negó con la cabeza con fuerza. A pesar de saber que Sana y Momo eran inofensivas (considerando que tenían a Dahyun), no iba a arriesgarse a que una de las alfas quisiera ir detrás de Nayeon una vez que se lo dijese. En su mente, la imagen de la hermosa sonrisa de conejo de la omega surgió, y no había manera en el infierno que se la diera a alguien más. 

El propio pensamiento la sorprendió de sobremanera. Se había atrapado a sí misma con esas ideas desde la tarde pasada, apenas pudo pegar ojo la noche anterior porque su mente estaba plagada de Nayeon, más específicamente, de la pequeña probada de su aroma que había atrapado por coincidencia. Pensó que quizás su celo se acercaba más pronto de lo usual, así que se aseguró de tomar un supresor solo por si acaso antes de salir de su dormitorio, pero parecía no haber funcionado en absoluto. Su cabeza seguía siendo Nayeon, Nayeon, Nayeon. 

En un capricho, sus ojos volvieron a la mesa donde se suponía que estaba la omega, y sintió que su corazón se saltó un latido cuando no la vio sentada ahí. De inmediato empezó a buscarla por toda la cafetería, sus ojos nerviosamente analizando el lugar de arriba a abajo mientras su pierna empezaba a moverse de forma inquieta. Su mente empezó a maquinar con miles de escenarios distintos, ¿qué tal si la omega estaba en peligro de nuevo? ¿Cómo se suponía que la encontraría entre tanta gente? 

𝙂𝙀𝙏 𝙔𝙊𝙐┇𝘕𝘈𝘛𝘡𝘜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora