Prólogo

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El día de ayer había ido a trabajar, hoy descansaba, era sábado, muchas cosas rondaban por su cabeza, tanto que le había comenzado a doler, estaba sentada en su cama, abrazando sus rodillas mientras miraba por su ventana. Caían gotas de lluvia, había nubes grises.

Muchas personas dicen que les gusta la lluvia, hasta ella lo ha dicho alguna vez, pero aún no entiende como todas las personas incluyéndose, se esconden de la lluvia, debajo de un paraguas, en su casa, o en cualquier lugar en el que no sean tocados por las finas gotas.

Trago un poco de saliva y apretó sus labios, su semblante es decaído al igual que sus cejas mientras las ojeras cada día se hacen más marcadas, sus ojos jade ya no brillan como antes, ahora son apagados y sabe porque, más intenta engañarse, como todos lo hemos hecho alguna vez.

Los ojos le comenzaron a arder antes de dar un bostezo que significo la hora de levantarse a empezar el día, comenzó a arrastrarse por su cama para llegar su punta y con pesadez bajar sus pies para ponerse sus pantuflas. Se paso una mano por toda su cara antes de levantarse.

Su destino era su cafetera, un buen café es lo que le ayuda a dejar todos sus pensamientos de lado cuando se siente así.

Tuvo que esperar hasta que el café se hiciera, lo sirvió en una taza hasta la mitad y la dejo en su mesita alta en lo que caminaba hasta la nevera para sacar leche. A la pequeña taza le salía una delicada línea de humo, que se esfumo cuando le agrego la el lácteo.

Ya con la taza en mano, se fue a sentar a una silla alta cerca de la puerta ventana que daba al patio trasero, la lluvia seguía cayendo, veía su reflejo junto con pequeñas gotas. Es ahí en donde se pregunto como fue que llego hasta ese momento, para lograr sentirse así.

Talvez una mirada al pasado le ayudaría a recordar.

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