Tercera mirada

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❝ Una coleta es mejor que dos❞

Su padre la llevaba en sus brazos mientras subían en el ascensor de aquel edificio gigante de cristal al cual entraron hace poco.

Le habían dicho que era su nuevo trabajo. Hace un año que entro al preescolar, tenía cinco años y medio; cuando sus padres no podían conseguir niñera tenían que llevarla a el trabajo, ellos siempre estaban vestidos formalmente mientras que ella llevaba la misma ropa de siempre.

Cada que llegaban la dejaban en una pequeña alfombra de lado de una señorita que era amable con ella, al igual que con las personas que salían de el elevador porque las atendía y preguntaba si había les faltaba algo; e incluso tenía un teléfono en el cual la llamaban para pedirle cosas y ella las hacia, Amy la consideraba muy amable y bondadosa, se llamaba Melody, lo recuerda muy bien.

La rosa siempre llevaba una mochila con juguetes para matar el tiempo, porque siempre que sus padres la llevaban a su trabajo solían tardarse mucho tiempo; hasta en eso la señorita amable le ayudaba, cuando ella se aburría, Melody le ponía una caricatura en la televisión que estaba cerca. Cuando no estaban sus caricaturas, pasaban anuncios extraños con el nombre que estaba afuera del edificio junto con dos adultos que lo promocionaban, siempre salían los mismos; no entendía porque pero no debía preguntar, talvez estropearía el nuevo trabajo de sus padres.

Estaba a punto de entrar a la primaria, o eso es lo que le habían dicho sus padres; no sabía que era la primaria pero su mamá le dijo que era mucho mejor que el preescolar.

Después de un tiempo, se había hecho normal que en las tardes fuera con sus padres al trabajo. Así que solo llegaba a la alfombra y se concentraba en matar el tiempo con sus juguetes. Un día que parecía normal para ella, Melody llamo su atención.

— Hey Amy, ven aquí —la llamo desde detrás de su gran escritorio, la rosa soltó sus juguetes y camino a paso rápido hasta la chica; al llegar con ella puso una sonrisa torcida— Hoy vendrá una niña a jugar contigo, tienes que prometerme que la tratarás bien ¿sí? —la niña asintió alegre, por lo que Melody le sonrió— Listo, solo era eso, puedes seguir jugando —Amy regreso a la alfombra.

Aunque seguía jugando como todos los días, su mente estaba perdida pensando en la niña que llegaría más tarde, tendría una compañera de juegos con la que no se iba a aburrir durante esa tarde, solo esperaba que también estuviera con ella las demás tardes que le restaban en ir a ese edificio.

El elevador se abrió, salieron de él varias personas con carpetas y papeles; después de ellos salieron los dos adultos que estaban en los anuncios extraños, acompañados con una gatita lila de dos coletas, Amy sonrió y se levanto de la alfombra dispuesta a ir hacia la niña, pero Melody la tomo de el brazo y negó con su cabeza lentamente.

Los dos adultos se despidieron de la gatita y entraron a la habitación en donde antes los padres de la eriza rosa habían entrado. Melody se acerco a la gatita y la trajo hacia la rosita.

— Blaze, ella es Amy; trabaja con tus papás, te quedarás con ella ¿esta bien? —la gatita asintio con la cabeza y Melody regreso a su escritorio.

La eriza la miro curiosa, Blaze se veía más grande que ella— Hola, ¿quiegles jugal? —pregunto Amy, ella hace poco había notado que no podía mencionar bien algunas palabras, así que se estaba esforzando por decirlas como sus padres y Melody las decían. La gatita lila asintió.

Ambas se sentaron, Amy estaba a punto de prestarle uno de sus juguetes cuando vio que la gatita se deshacía sus coletas.

— Oye, no hagas eso, te pueden legañar —pero ella no le hiso caso, se alació un poco su pelaje y se hiso una coleta alta.

— No me gustan las dos, es mejor solamente una —Amy se sorprendió, por lo que había dicho y por como ella podía pronunciar bien las palabras.

La empezó a admirar, tanta era su admiración por ella que dejo su peinado normal, que era tener sus púas hacia atrás y comenzó a hacerse una coleta, la admiraba mucho.

Ya habían pasado varios días desde que ella llego, pero uno en específico, Blaze dejo de jugar y estaba cabizbaja.

— ¿Qué tenes Blaze? —pregunto Amy.

La gatita estaba mirando la puerta en donde estaban sus padres— Quiero ir a casa —le contesto después de un rato— Yo no vivo aquí —la miro— Tuvimos que viajar en avión para llegar a aquí, quiero pasar más tiempo de mis padres —la niña jugo con sus dedos— Quiero ir a casa.

Amy no encontró que decirle, no sabía como se sentía, así que solo se concentro en que ella dejara de pensar en eso y pensara mejor en el juego.

Pasaron más días y la gatita ya tenía mejor los ánimos, ahora Amy sabía que ella en algún momento tenía que regresar a su casa a ser feliz.

Blaze llego a la alfombra de nuevo, pero antes de que Amy le pudiera decir siquiera un hola, la gatita le quito la coleta que la eriza tenía, dejando sus púas sueltas— Así nos recordaremos —dijo Blaze— Tu usarás las púas sueltas y yo amarradas en solo una coleta.

La eriza comenzó a tener temor— ¿Ya leglesaras a tu casa vegdad? —la gatita asintió, Amy bajo su cabeza pero enseguida la subió con una sonrisa de oreja a oreja— ¡Qué bien Blaze!

Ambas sabían que ese era su último día juntas como compañeras de juegos; cuando los padres de la gatita salieron de esa habitación, ellas menearon sus manos mientras decían adiós, antes de que Blaze subiera a el elevador y sus puertas se cerrarán.

Amy sonrió enternecida, con la mano que tenía libre se acaricio sus púas; tomo otro sorbo de su taza de café.

Cuando fue creciendo, se dio cuenta que los padres de Blaze en realidad eran los dueños de la empresa en donde trabajan sus padres. En la habitación en donde entraban en realidad es una sala de conferencias; su apellido, el nombre de la empresa es Kyatto, así que ella supone que su nombre completo es Blaze Kyatto.

Hace poco vio en televisión que ella es la dueña de la empresa ahora, pero en realidad eso no fue lo que llamo su atención; sino que Blaze seguía usando solo una coleta, al igual que ella seguía usando las púas sueltas.

Amy acomodo su flequillo— No hemos vuelto a cruzar caminos, pero; espero que estés bien.

AFTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora