Cuarta mirada

100 9 4
                                    

❝ La felicidad ante todo❞

Estaba intentando acomodar la corbata de su nuevo uniforme enfrente de su espejo, se estaba alistando para su primer día en la primaria.

No podía colocarse bien el nudo, hasta que su padre dejo de observarla para salir de su escondite para ayudarla con el nudo de su pequeña corbata color verde oscuro. Le ayudo a peinar sus púas y a ponerse su diadema del mismo color que su corbata y falda.

No recuerda que paso después de eso, solo como se subía al coche de sus padres.

— Tengo miedo —le confeso Amy a sus padres en el auto; enfrente de la escuela.

Sus padres se miraron entre sí para luego mirar a su hija, ella estaba mirando como niños más grandes entraban a la institución felices; Amy tenía su seño decaído— Estarás bien —le dijo su mamá al mismo tiempo que se bajaba del auto y lo rodeaba hasta llegar a la puerta en donde estaba su hija.

La rosa abrió la puerta, bajo del coche con su mochila en mano. En ese momento recordó lo que le había dicho Melody apenas ayer en la tarde; la joven recordaba con cariño la primaria porque conoció a muchos amigos y se divirtió mucho; así que no tenía porque asustarse.

Amy coloco una sonrisa en sus labios para después abrazar a su madre y a su padre, entro a su nueva escuela con la mente y cabeza en alto; emocionada por lo que estaba por venir.

Sinceramente, no recuerda como fue su primer año de escuela, algunas cosas son vagas en su mente; pero sin duda algo que nunca olvidara es como conoció a su primer amigo, que se quedo con ella todo lo que resto de su primaria. Como todos los días, llegaba y buscaba el primer asiento vacío para poder sentarse, eran individuales y se acomodaban en filas, había varios asientos vacíos así que decidió entrar a una fila que escogió al asar.

Era el ultimo asiento de la fila, no había problema, solo que conforme se fue acercando a su destino noto como había colores tirados en el suelo junto con lápices y demás útiles escolares; llego hasta su asiento y se recargo en la pared, pero el erizo que estaba a su lado estaba haciendo mucho ruido, tenía sus cuadernos en la pequeña mesa del asiento, eso llamo la atención de Amy.

De pronto, el saco su mochila hacia en lado en donde estaba la rosa, puso la mochila de cabeza y comenzó a sacudirla, saliendo de ella muchas bolitas de papel, basura de sacapuntas y más colores, entre las bolitas de papel había una libretita pequeña que el niño tomo con alivio y la guardo en uno de los bolsillos de su chaqueta.

Amy lo miro curiosa— ¿Todos esos colores son tuyos? —le pregunto al niño.

El se pareció asustar un poco pero luego sonrió y asintió al mismo tiempo que comenzaba a echar sus cuadernos a la mochila— Si, se me cayeron hace rato —le contesto.

Amy se levanto del asiento y se arrodillo en el piso para juntar los colores del erizo, al mismo tiempo que el pasaba por debajo del suyo y abría una de las bolitas de papel para comenzar a juntar las basuritas de sacapuntas, al terminar volvió a cerrar la bolita; tomo las demás y las llevo al bote de basura del salón, que estaba colocado en una de las esquinas del salón. La rosa al terminar de juntar los colores, los puso en la cartuchera del erizo y se volvió a sentar en su banquito.

— Muchas gracias —le dijo el niño al mismo tiempo que recargaba su cabeza en la pared, la rosa sonrió de lado asintiendo— ¿Cuál es tu nombre?

AFTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora