ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴏᴄʜᴏ

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A la mañana siguiente, ocurrió algo que nunca pensé que pasaría: tuve que despertar a Jungkook.
—Jeon Jungkook, saca tu trasero de la cama en este momento.

—¡Vete!

—¿Quieres repetir eso? —lo reté, alzando las cejas en señal de asombro. Él se movió debajo de las mantas y apretó la almohada contra sobre su cabeza.

—Dije que desaparezcas. No quiero ir a esa cosa estúpida de desayuno-almuerzo. —dijo con tal enfado, notándose su voz ronca. Rodé los ojos y suspiré, mirándolo de soslayo.

—Estás siendo inmaduro, amor.

—¿Y?

¡Tan inmaduro! ¡Esta... esta... esta cosa! Hum, entonces supongo que tendré que recurrir a medidas drásticas:
—Está bien, quédate aquí y yo voy a ir a ducharme y luego olvidaré ponerme ropa interior cuando me vista. Hm, tal vez conozca a alguien lindo que me lleve a casa...

—¡Basta! Me estoy levantando.

Exhibir medidas drásticas a veces funciona. Sonreí y me paré en medio de la habitación con las manos en las caderas cuando lo vi levantarse. El gruñó y se pasó las manos por el cabello revuelto.
—¿Tu familia es tan mala que no puedes soportar estar algunas horas a su alrededor? —pregunté, con la finalidad de matar el tiempo.

—Sí, lo son. —gruñó, frunciendo el ceño mientras suspiraba de pesadez. Me acerqué a él y envolví mis brazos alrededor de su cintura y apoyé la cabeza en su hombro.

—Si se vuelve demasiado para ti y no lo puedes manejar, podemos buscar algún lugar para escaparnos. —propuse, pues al sentir su cuerpo lo encontré muy tensado. Bajo mis palabras Jungkook sonrío un poco y puso un brazo alrededor de mi cintura.

—¿Y qué es lo que vamos a hacer en nuestra huida? —su tono de voz pasó a uno bromista, ese que trata de ocultar la verdad. Pero bien, aquello me hizo sonreír y pensar traviesamente, y levanté la cabeza para besar detrás de su oreja.

—Lo que quieras hacer conmigo. —susurré a través de mi aliento que dejé reposar en su oreja erizada. Lo sentí temblar contra mí antes de que me levantara y me cargara hacia el cuarto de baño.

—Realmente te amo, lo sabes, ¿verdad? —dijo, mirándome con esos ojos brillosos que me trasmitían palabras significativas, confiando totalmente en ellas y perdiéndome en su mismo cuerpo y mente. Sonreí ante ello y puse mis brazos alrededor de su cuello.

—Sí, lo sé. —yo te amo más.

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Jugamos en la ducha por una hora y media que nos dejó el tiempo justo para arreglarnos y bajar al almuerzo. Se iba a celebrar en el patio trasero que parecía lo suficientemente grande como para construir otra casa. Minuciosamente decorado, tenía aproximadamente diez mesas y ya se habían reunido unas cuantas personas.

—Esto es hermoso. —balbuceé, mirando todo a mi alrededor embobado. Jungkook me tomó la mano con fuerza mientras caminábamos por el césped.

—Sí, es lindo. —escuché que dijo entre dientes. Lo miré de reojo y su semblante se encontraba serio y sin ninguna expresión. Suspiré y sacudí la cabeza.

—Anímate, ¿quieres? —inquirí, saludando con la mano a su madre, que venía saltando hacia nosotros.

—Buenos días, Yoonie y Kookie bebé. —dijo, ampliando más su sonrisa llena de euforia.

—Buenos días, señora Jeon. Las decoraciones están realmente hermosas. —hablé con total sinceridad y ella sonrió, dejando ver ese rubor en sus mejillas ya maquilladas.

Dᴇᴠɪʟ Bᴏss ; 국기 [KookGi] ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora