ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ

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¿Palmas sudando? listo.
¿Boca seca? listo.
¿Dolor de cabeza? listo.
¿Muerto de miedo? doblemente listo.
Me quedé mirando a Jungkook mientras se preparaba para la cena que comenzaría en tan sólo dos horas. Me miró desde el espejo y levantó una ceja.
—¿Amor? —dijo, y dejé de morder mi labio por unos momentos—. Sabes que todavía estás en calzoncillos, ¿no?

Me miré a mí mismo antes de mirar de nuevo hacia él.
—Uh-huh..., estoy consciente. —tartamudeé, claramente notándose mi nerviosismo. Él puso los ojos en blanco antes de desaparecer en nuestro armario compartido. Me dejé caer sobre mi espalda e hice algunos ruidos quejumbrosos. Sam logró empujar la puerta y saltó sobre la cama, poniéndose encima de mí. Me quejé, pero no me molesté en moverlo.
—¡Hey, bájate! —Sam ladró, y para mi gran sorpresa, logré que se bajara y saliera de la habitación. Suspiré y me cubrí la cara con las manos. Necesito... más valor—. Solamente casémonos esta noche y olvidémonos de esta cosa de la cena. No quiero lidiar con esto.

—Es demasiado tarde para eso —escuché a Jungkook—. Levántate y vístete con la ropa que escogí para ti. —solté un largo suspiro y le miré de reojo, sinceramente sin ganas de nada.

—¿Qué voy a usar? —quise saber. Él levantó un par de pantalones negros ajustados y una camisa blanca con cuello en V.

—Puedes usarlo con mi chaqueta negra. —ofreció, encogiéndose de hombros. Mi mirada por primera vez en el día brilló gracias a él. Porté una postura con las piernas cruzadas y lo miré emocionado.

—¡Aw, eres mi fashionisto! —exclamé.

—¿Qué...?

—Ya sabes, cómo una fashionista, pero eres un fashionisto porque eres un hombre. ¿No es divertido? —a pesar de la euforia con la que dije tales palabras, Jungkook me miró con el ceño fruncido.

—No, no es divertido, ya estás delirando. Vístete para que no lleguemos tarde. —¡maldita sea, era implacable! Cedí y me levanté para vestirme—. ¿Quieres que te cepille el cabello? —mis ánimos estaban en un debate, pues Jungkook me hacía vulnerable. Vi a su dirección, quien estaba de pie en la puerta, haciendo girar las llaves del auto alrededor de su dedo.

—Sí, por favor. —me rendí, agachando la cabeza, y sí, un tanto avergonzado. Él guardó las llaves en su bolsillo y se acercó detrás de mí. Le di el cepillo y comenzó con su labor, empezando con movimientos suaves. Ladeé una sonrisa mientras lo miraba por el espejo.

¿Notan? Ni en un millón de años..., no, en un billón de años, pensé que iba a suceder esto. Que me iba a enamorar de mi jefe que me volvía loco, y que él me iba a amar también. Nunca pensé que íbamos a ser así juntos.

Los segundos pasaban, y sus movimientos iban cediendo a la par que su mirada se detenía en mi cabello rubio, siendo sus manos quienes se hundieron en la zona, acariciando el cuero cabelludo.
—¿Alguna vez lo has teñido? —preguntó de la nada. Sin darle muchos rodeos al asunto, solamente asentí ante ello.

—Sí, una vez. ¿Por qué? —Jungkook ladeó la cabeza hacia un lado en respuesta, peinando mi flequillo.

—Hm..., ¿podrías teñirlo castaño para mí?

Sonreí, queriendo burlarme de su petición. Pero estuve del todo de acuerdo.
—Cualquier cosa para ti. Voy a hacerlo antes de la boda. —bueno... si es que había una boda. Si mi madre y padre no lo aceptaban, es posible que me envíen en un avión a otro país.

Él sonrió y bajó el cepillo, ya terminado.
—Muy bien, ya estás muy lindo. ¿Estás listo?

—No, en absoluto. —y de la nada, mis piernas comenzaron a flaquear, siendo consciente de que todo es producto de mi imaginación, pero vamos. Eché mi cabeza hacia atrás, aterrizando tiernamente en su torso, segundos después, me volteó para verlo a los ojos, dedicándome una mirada tan cálida que puede calmar la tercera guerra mundial dentro de mi.

Dᴇᴠɪʟ Bᴏss ; 국기 [KookGi] ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora