Alison Mitchell, desde que conoció el mundo de los coreanos, se obsesionó con este. Ama el K-pop y los dramas, debido a esto, en su mente desarrolló dos sueños:
Uno: Que su primer novio sea coreano.
Dos: Conocer Corea.
Pero, ¿logrará ella encontrar...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¡Alison, apúrate que no llegamos! —me grita desde afuera del baño Lucía.
— ¡No me agites porque me voy a demorar más! —grito de regreso.
Les cuento, estamos arreglándonos porque hoy es la graduación de los chicos. Ethan con Lisa nos vienen a buscar porque también van. Mis padres, junto con Anabel, ya salieron para comprarles las flores a los gemelos.
—Ya estoy lista —informo saliendo del baño. Me estaba poniendo el vestido.
—Estamos bellas —dice Lucía cuando me ve.
—Como siempre —bromeo haciéndome la diva.
Nos tiramos unas cuantas fotos hasta que un claxon nos interrumpe. Ese claxon lo conozco perfectamente. Es Ethan. Bajamos y, al abrir la puerta, vemos a mi novio vestido de traje y a una Lisa vestida con un hermoso vestido turquesa. Los dos van muy elegante.
—Están bellas —nos alaga cortés Ethan.
—Gracias —agradecemos al mismo tiempo.
—Ustedes están también bellos —les digo y tiro un beso al aire, lo que causa la risa de los demás.
(...)
—Los asientos están por allá —señala Lucía los lugares asignados.
Tomamos asiento para empezar a escuchar el largo y aburrido discurso del director hacia los graduados.
—Solo espero que el nuestro no sea como este, porque me voy a quedar dormida —le susurro a Ethan que está a mi lado y este ríe bajito.
—Yo también me quedaré dormido. —me susurra tan pegado al oído que me hizo cosquillas. Tuve que tapar mi boca para no soltar una estrepitosa carcajada que puede hacer que la atención de todos se ponga en mí. No gracias, no quiero pasar tal vergüenza.
Empiezan a llamar por el apellido a los recién graduados para que reciban el diploma.
Llega el turno de los gemelos. Primero a Cole.
—Cole Mitchell.
Cole sube al escenario y agradece cuando le dan el diploma. Se acerca al micrófono y, con la mano alzando el título, grita:
—Para todos los que pensaron que no llegaría aquí, pues les digo: Hasta el más bruto si se esfuerza puede. ¡Que me gradué locos! —es imposible no carcajearse.
Luego llaman a Dylan. Este se acerca al micrófono y habla:
—No seré tan escandaloso como mi copia. —Todos reímos. —Pero si quiero decir que agradezco a todos los que influyeron en mi formación y lograron que me graduara. De verdad, muchas gracias.
Después siguieron llamando a los demás alumnos.
(...)
—Felicidades, tontos —les digo a mis hermanos y los abrazo fuertemente.
