Alison Mitchell, desde que conoció el mundo de los coreanos, se obsesionó con este. Ama el K-pop y los dramas, debido a esto, en su mente desarrolló dos sueños:
Uno: Que su primer novio sea coreano.
Dos: Conocer Corea.
Pero, ¿logrará ella encontrar...
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Capítulo 4
Con Kill this Love de BLACKPINK de fondo, me puse a organizar la ropa de mi closet. Sí, sé que el significado de la canción no tiene nada que ver con mi estado actual, pero se puso y se quedó.
—¿Puedes bajar esa música destructora de oídos? —Anabel, como siempre, quejándose de todo lo que hago. Para molestarla, y hacerla entender que no manda, voy a la bocina donde tengo conectado el celular y la subo el volumen. Mi hermana no dice nada, solamente se va enojada dando un portazo.
—¡RAMPAPAMPAPAAAM! —canto (o grito) mientras separo unos vestidos para acomodarlos en perchas. La música se detiene de pronto, intrigada, dirijo mi mirada hacia el lugar donde salía el sonido. Mamá está al lado de la bocina con los brazos cruzados y una mirada acusadora. Anabel, a su lado, se encuentra con una sonrisa malévola digna de un escalofrío.
—Alison, tu hermana está estudiando. —me reprocha mi madre y yo rio.
—¿Estudiando un sábado? —Suelto una carcajada. —Ni ella se lo cree.
— ¡Tengo un trabajo que entregar el martes! —Exclama ofendida la pequeña de la familia. —Por cierto, mamá, me tienes que llevar hoy a la casa de Mateo. Es en equipos y me tocó con él.
—Yo no puedo, pero que te lleve tu hermana —comunica mamá y yo la miro sin creerlo.
—Estoy organizando mi closet —me quejo señalando lo obvio.
—Mañana va a estar de nuevo regado. Así que, sin protestar, llevas a tu hermana a la casa de su amiguito.
—No es mi amigo —tiene necesidad de aclarar el insecto que está invadiendo mi cuarto.
—No tengo coche —Busco una escusa con rapidez. —Que la lleven unos de los gemelos.
—Andan con sus amigos. Así que la llevas y punto. No sé discute mi decisión.
Mamá sale, y con una sonrisa triunfante, va detrás de ella Anabel. Cuando quiere, con una facilidad impresionante, me echa a perder el día la chiquilla esta hija de su mamá.
—Maldita sea, Lucía, ¿por qué tenías que irte para la casa de tu prima hoy? —pregunto a la nada con enojo.
—En 15 minutos quiero irme. Solo te aviso —no respondo a la “advertencia” de la niña de 9 o 10 años.
«Vergüenza, eso es lo que tienes que sentir Alison. No te acuerdas ni de la edad de tu hermana.»
No proceso información en estos momentos, así que tranquila subconsciente.
Una vez termino mi mini pelea con mi subconsciente, me cambio de ropa y bajo.
—Vamos —Anabel se levanta del sofá y toma su mochila. En lo que tomo las llaves, ella abre la puerta y sale. —¿Dónde es qué vive tu no amigo? —Le pregunto antes de empezar a caminar.
