Capítulo 7. Encrucijada

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¿Verdad o mentira? Emma Ryddle aún no se decidía.

Pero tendría que hacerlo pronto; el director esperaba impaciente que comenzara a contar su historia, observándola fijamente por encima de sus lentes de media luna.

Esa mirada parecía penetrar, no su mente (Emma estaba casi segura de que no podría hacerlo, aunque empezaba dudar), sino algo más profundo...

—Por favor, comienza.

La voz de Dumbledore la sobresaltó ligeramente e interrumpió el hilo de sus pensamientos.

—Sí, claro. Bueno, yo...

Miró sus manos en su regazo; aunque quietas, sudaban ligeramente. Estaba más nerviosa que aquel día en el juicio; sentía que estaba siendo examinada con detalle casi microscópico.

Se dio cuenta de que no había pensado en nada. Tendría que inventar algo sobre la marcha.

—Yo crecí en... -Pero cuando levantó la mirada hacia los profundos ojos del director, las débiles columnas de su mentira se derrumbaron.

Su mente estaba otra vez en blanco.

—Yo crecí en —y casi involuntariamente, continuó—: Hangleton.

«Idiota» fue lo primero que sonó en su cabeza una vez las palabras hubieron abandonado sus labios.

Pasó sus manos por la frente, tratando de ocultar cómo encajaba las piezas de su mentira otra vez.

Emma sabía que había cometido un gran error. Por la forma en que el director había arqueado sus cejas y aguardaba expectante, sabía que ese pueblo era conocido para él, y estaba casi segura que no era por su atractivo turístico (si es que poseía alguno).

Estaba perdida: ya no había mentira que desligara convincentemente su vida en el pueblo de Voldemort, o de su influencia.

—Emma —dijo Dumbledore, al ver que se mantenía en silencio—. Por favor, la verdad.

—¿Qué otra opción tengo? —dijo Emma, con una sonrisa de lado.

Emma sujetó el puente de su nariz y suspiró. Se enderezó, colocó educadamente sus manos en el escritorio una sobre la otra y con suave voz empezó a hablar:

—Estuve en Hangleton, en una vieja casa, al cuidado de un tutor que dejó encargado mi pad... Voldemort —se corrigió—. Escapé de ahí a los ocho. Una persona, Elizabeth Williams, me acogió y...

—¿Muggle? —la interrumpió Dumbledore.

—Sí... He vivido en el mundo muggle desde entonces. —Y antes de que le preguntara, decidió agregar—: Después de eso nunca supe nada de mi tutor, o del pueblo. Tampoco supe nada del mundo mágico, hasta este año. Francamente, pensé que el ministerio había decidido mantenerme fuera de todo, de lo contrario hubiera aparecido mucho antes.

A Dumbledore le sorprendió que hubiera decidido vivir con personas no mágicas.

—¿Quién era tu tutor?

Emma demoró un poco en contestar.

—Vincent Callagan.

Dumbledore frunció los labios y soltó un pesado suspiro.

—Él es un mortífago conocido.

—Fue el tutor que mi padre eligió, claro que es un mortífago conocido —dijo Emma irónica y cortésmente, teniendo cuidado en decir "es" en presente.

—¿Qué hiciste en esos ocho años bajo su cuidado? —preguntó el director con voz grave.

—No mucho. Él se encargaba de mi educación.

Emma Ryddle (Hija de Voldemort)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora