Parte 7

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Chiara:

El carruaje se movía por los baches del camino. En sus asientos, de vez en cuando, las dos personas que se encontraban en el interior del transporte daban pequeños saltitos en sus asientos. Arame se encontraba cabalgando siguiendo el carruaje de cerca con la espada en el cinto y espoleando a su blanca yegua. 

-Señorita Chiara.- le llamó la doncella que le acompañaba quien no tendría que tener más de quince años. Su nombre era Donella. -Conseguí la información que me pedisteis.-

-Perfecto.- dijo Chiara mirándola. Debajo de sus ojos habían unas profundas ojeras por la escasez de sueño que antes de salir de casa Donella intentó ocultar con polvos naturales y colocándole unas rodajas de pepino en los ojos, pero el esfuerzo para que estas desaparecieran fue en vano. -Cuentame lo que sabes.- 

-Bueno, pude hablar con una de las sirvientas de la casa de los Cazzio, señorita Miani. Lamentablemente lo que me relató no es muy bueno.- contó Donella mirándose las manos nerviosa.

"Lo sabía." se dijo Chiara.

-Prosigue.- le ordenó a la chiquilla.

-Según la sirvienta, ya han pasado muchas damas de compañía por las manos de Metri, la hija de los Cazzio, pero estas siempre han acabado huyendo espantadas. La siervienta me comentó que no se debe de fiar de Metri, dijo que detrás de aquella aura de ángel ella en verdad es un verdadero diablo.- 

-¿Mi padre me ha vendido al demonio?- se espantó Chiara.

-Señorita Miani, no se entristezca. Usted no es como esas chicas tan refinadillas y groseras de la alta sociedad. Estoy segura que sabrá conquistar el cariño de esa niña.- Donella se había sentado junto a ella y le colocó una mano en el hombro a su señora.

-No me deje sola, Donella.- dijo friamente Chiara al ver a lo lejos la enorme casa de los Cazzio. "¡Basta de lloros y lamentaciones." pensó "Vengo aquí ha hacer que la familia Miani prospere en sus negocios, no he venido a llorar ni a quejarme. Soy una Miani y tengo que tener la cabeza fría." se dió ánimos. 

El carruaje paró frente a la puerta principar donde les esperaban toda la familia Cazzio. Arame bajó de su yegua para ayudar a Chiara a salir del carruaje quien se dirigió a Salvatore con una sonrisa y un poco nerviosa, pudo notar la mirada del demonio Metri sobre ella. 

-Un placer tenerla aqui, señorita Chiara Miani.- dijo Salvatore con una pequeña inclinación.

-El placer es mio.- contestó al saludo la recién llegada acompañándolo con una reverencia completa. 

-Esta, como ya sabe, es nuestra hija Metri.- prosiguió Salvatore haciendo una seña a su hija para que se acercara. 

-Es un placer, señorita Metri.- 

Marco:

Debajo de un frondoso roble alejado de la mansión de los Cazzio se encontraban Luca, Pietro y Marco.

-Es extraño.- dijo Pietro mientras le daba un mordisco a una manzana. -La hija pequeña de los Miani lleva una semana en casa y todavía no ha huído.-

-La habrán amenazado sus padres.- se rió Luca. -Se pasará el día llorando en su habitación.- 

-No. Eso es lo más curioso. La veo algunas veces por los pasillos con libros en las manos o en el jardín leyendo para mi hermana bajo los árboles.- 

-Estará aburrida.- comentó de nuevo Luca. 

-Siempre va acompañada de ese caballero que tiene como guardaespaldas. ¡Ni que fuera una reina!-

-Tal vez la acompaña para protegerla de tu hermana.- se burló Marco. Luca y Pietro rieron con él. -Lo que quiero yo, es conocerla. ¿Cómo es, Pietro?- el joven se quedó pensativo unos minutos antes de contestar.

-Pues tiene el pelo rizado y oscuro, muy largo, hasta antes de llegar al trasero. Su cuerpo está bien moldeado, tiene una cintura definida y unas buenas caderas que convinan muy bien con el tamaño de sus pechos. Su piel no es tan clara como las de las demás chicas que conocemos, es un poco más oscura pero no deja de ser clara, es extraña. No tiene las mejillas sonrosadas como suelen tener las jovenes y sus ojos son oscuros, pequeños y parecen ver otro mundo muy distinto al nuestro.- la describió Pietro sonriendo al hablar de su cuerpo. -Por lo poco que he hablado con ella puedo decir que es una mujer inteligente y tiene una bonita voz.-

-Creo que nuestro Pietro se ha enamorado de una doncella burguesa.- se burló Luca soltando una carcajada. 

-¿Irá a la fiesta de dentro de tres semanas?- preguntó Marco.

-¿La fiesta de la familia Dante?- Marco asintió. -Supongo que sí. ¿En qué estas pensando Marco?-

Marco sonrió mirando hacia el campo verde donde, bajo el sol, los caballos de los tres jovenes pastaban tranquilamente. 

-Habrá que presentarse a la hija de los Miani, ¿no Luca?- le preguntó Marco.

-Claro que sí, Marco. Hay que ofrecerle nuestro apoyo y ayuda a la bella Miani.- asintió Luca casi leyendo los pensamientos de su amigo Marco, pero Luca no es el único que sabía qué pensaba Marco, Pietro también sonrió y los tres rieron a la vez.

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¡Hola a todos!

He tardado en subir, lo sé y lo siento. 

Aquí os traígo la parte siete de esta hermosa historia. Dadle a la estrellita y comenta por cualquier cosilla. 

¡Nos vemos en la siguiente parte!

Cora Bas.

Dos caminosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora