Chiara:
Despertó cuando la luz de la mañana le golpeó los párpados. Sobre el suelo de madera escuchó los pasos rápidos de su criada Donella entrando al vestidor para elegir la ropa de su señora.
-Buenos días, Donella.- saludó Chiara. Lo que le contestó no fue un "Buenos días" de su criada sino que un grito desgarrador que cruzó el aire . Rápida, la joven burguesa, se levantó de la cama quitándose las sábanas de encima cuando por la puerta entró Arame con la mano en la empuñadura de la espada.
-Señortia, quédese atrás.- le ordenó a Chiara que todavía estaba en camisón. Las dos personas se pararon frente al vestidor que tenía las puertas cerradas y pronto se pudo escuchar otro grito, las puertas se abrieron y Donella salió espantada.
-Señorita, no pase ahí.- dijo muerta de miedo después de caer de rodillas frente a su señora que le cogía de las manos.
Arame dió un paso al frente dispuesto a entrar en el pequeño cuarto con las espada desenvainada y poco después salió con algo entre sus manos y sonriendo.
-¿Qué ocurre?- preguntó Chiara después de darle de beber un poco de agua fresca a su criada que se encontraba sentada en una silla.
-Donella se ha asustado por esto.- dijo Arame abriendo las manos y mostrando a un pequeño sapo de color marron verdosos. Era tan pequeño que cabía en la palma de la mano de Chiara.
-Llévalo a alguna charca cercana, Arame.- dijo la chica volviéndolo a colocar sobre la mano del hombre. Sus miradas se encontraron y él comenzó a sonrojarse al darse cuenta que Chiara iba vestida con un camisón de muy fina tela que con la luz del sol que pasaba por las ventanas hacía que se transparentara. El hombre salió de la habitación.
-Señora, fue esa chiquilla. Seguro que fue ella quien metió a semejante monstruo en el vestidor.- dijo Donella.
-Tranquilízate, Donella. Ya se lo ha llevado Arame. En cuanto a Metri... ayudame a vestirme, iré ha hablar con ella.-
Abrió la puerta con brusquedad asustando a la jovencita de cabellos rojos que leía en el porche resguardada del fuerte sol que hacía.
-Metri.- la llamó Chiara desde atrás con una sonrisa. La joven se giró y lanzó una enorme araña negra de patas largas sobre el pecho de su dama de compañía quien gritó y se quitó de encima al arácnido de un manotazo.
-Chiquilla insolente, esto ya ha ido demasiado lejos. Estoy harta de tus bromitas.- le gritó Chiara con el ceño fruncido. La chiquilla se sorprendió, nunca antes ninguna de sus damas de compañía la habían tratado así, por lo general salían corriendo después de una semana y nunca le reclamaban nada, pero aquella era diferente. -Se lo diré a tus padre en cuanto llegue a casa. ¿Por qué haces esto, Metri? ¿A caso no te caigo bien?-
Metri tenía los ojos abiertos como platos en los que se acumulaban unas cuantas lágrimas que intentaban caer por sus mejillas.
-Es que eres tonta y no tienes sangre noble, no me gusta que una persona inferior sea mi dama de compañía.- le dijo la niña.
-Muy bien, pues si tan superior a mi te crees deja de comportarte como una niña tonta.- Chiara la dejó con la palabra en la boca y volvió a entrar a la casa seguida por Donella. Escuchó abrirse la puerta que daba a el patio donde se encontraban las cuadras y apareció Pietro seguido de un amigo suyo.
-Buen día, señorita Miani.- la saludó el primogénito de los Cazzio.
-Buen día.- contestó Chiara con una sonrisa en la boca.
-Le presento a mi amigo Luca Boniarno. Hoy él, un imbécil y yo hemos decidido ir a Los Grandes Lagos, sin embargo el "imbécil" todavía no ha aparecido con lo que nos sobra un caballo, una yegua para ser más concreto, ¿le gustaría venir?-
-No creo que pueda. Debo de estar al corriente de la llegada del señor Cazzio, tengo que hablar con él sobre el comportamiento de Metri.-
-¿Ha vuelto ha hacer algo malo?- quien habló fue la voz de Luca y la muchacha se sorprendió de que el joven estuviera al corriente de las travesuras.
-Si, por desgracia.- contestó Chiara. En aquel momento llegó Arame y se colocó tras ella -Bueno, iré al invernadero a tocar un poco el piano a ver si me relajo. Espero que vuestro querido amigo llegue pronto. Adios.- se despidió.
-Guarda esos ojos, que se te van a salir.- se burló Pietro de su amigo.
-No está mal, Pietro. No esta nada mal...-
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¡Hola a todos!
Os debo una disculpa por no haber subido antes pero tenía muchísimas cosas que hacer y no tenía Internet. ¡En pleno siglo 21 y todavía hay sitios en los que el Internet no llega! Así que lo siento mucho. Sé que este capítulo no es muy largo que digamos pero espero que os guste. Si os ha gustado ya sabeís lo que teneís que hacer: estrellita y compartir con todos vuestros amigos.
¡Muchos Besos!
Cora.
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Dos caminos
RomanceChiara es la hija pequeña de la familia de comerciantes mas rica de Vergetta, la capital del reino de Hider. Al igual que todas sus hermanas, esta vigilada las veinticuatro horas del día y tiene prohibido salir de casa, por lo que es aficionada a le...