Siempre entre en cada aula con mucha frialdad y gran seriedad pero en cada abrazo, en cada comentario ingenioso mis fuerzas se iban debilitando y se ganaban un trocito de mi corazón. Cuando me contaban sus pequeñas vidas siempre les prestaba mucha atención porque para ellos era importante y solo importaba eso en ese momento, al final los llamaba reyes porque eran eso y se iban muy sonrientes, al final siempre sacaban la mejor versión de mi aunque yo me opusiera con todas mis fuerzas a ello, lo peor eran las despedidas, ellos no se acordarian de mi pero dejaban huellas imborrables que hasta pasado unos días no tardaría en asimilar que ya no volvería a verlos, pero cada uno de esos pequeños adorables y traviesos niños me enseñaron más cosas a mi que yo a ellos.
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Huracán emocional.
Casuale¿Estáis listos para un huracán emocional? Todo comenzó como nadie esperaba.. terminó de la misma manera....