Día 3 ✧*。

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Lo siento mucho, pero no he tenido tiempo para escribir el segundo día, así que aquí os dejo ya el tercero

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Lo siento mucho, pero no he tenido tiempo para escribir el segundo día, así que aquí os dejo ya el tercero. Enjoy!

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Obligar a un demonio y a un ángel a trabajar juntos no era buena idea. Mucho menos, pensaba Bokuto, cuando el propio demonio no está dispuesto a dar su brazo a torcer para hacer la convivencia más ligera.

Según tenía entendido, tampoco pasarían demasiado tiempo juntos, solo lo justo para arreglar un par de cosas de cosas en la Tierra que se habían descontrolado. Bokuto tenía la misión de ayudar a unas cuantas personas y, Akaashi Keiji, el demonio furioso que en ese momento le está tirando del brazo para llevarle a un callejón oscuro, solo tenía que truncar la suerte de un par de personas de la ciudad.

La primera vez que se vieron, Akaashi Keiji le escupió en la cara para que se hiciese a un lado y se adueñó del cuarto más grande del piso que compartirían. La segunda vez (al día siguiente) le amenazó de muerte por comerse sus cerales. Se podría decir que era alguien difícil, pero Bokuto, como ser de luz que era, simplemente le trató como a todos: con una sonrisa, paciencia y extrema amabilidad. Obviamente Keiji al principio pensó que todo era una absurda broma, porque:

a) nadie puede ser tan malditamente bueno.

b) ni tampoco tan increíblemente inútil.

Con el paso de los días, Akaashi, como era de esperar, fue el que mejor se integró entre los humanos. Bokuto, en cambio, llevaba más de una docena de accidentes de tráficos a sus espaldas por no saber siquiera cómo cruzar la calle. Akaashi hizo "amigos" en algunos antros y ganó dinero, se entregó a algunos vicios mundanos y disfrutó como un demonio disfrutaría en la tierra de los mortales; a Bokuto, en cambio, le tomaban constantemente el pelo allá donde fuese (ya fuera por su vestimenta blanca, por su pelo tan atípico o por su actitud inocente). 

Akaashi había descubierto cómo ser uno más; Bokuto, en cambio, era constantemente apartado y solo contemplaba espectante esperando su momento de ser aceptado

La idea de colarse en una de esas fiestas privadas le surgió una noche, justo después de acabar su trabajo del día, mientras volvía a casa más tarde de lo normal. Escuchó una fuerte música dentro de un local y se coló dentro solo para husmear un poco. Bokuto nunca salía de noche, no sabía qué se hacía en ese tipo de sitios y tenía curiosidad. Obviamente resaltó mucho entre los adolescentes (y no tan adolescentes) del lugar, que rápidamente le "adoptaron" y obligaron a beber algo que no sabía qué era. 

Y el tiempo dentro del local continuó pasando, y el ángel bebió vaso tras vaso intentando no hacerle un feo a sus nuevos "amigos" sin saber que se rían de él. La cosa se complicó cuando uno de ellos insistió en que se metiera una especie de pastilla de colores en la boca. Bokuto, que en ese momento hubiera hecho cualquier cosa que le pidieran, solo abrió la boca. Pero esa extraña "chuchería" nunca llegó a su boca y, en cambio, cuando abrió los ojos, Akaashi Keiji estaba enfrente suya, con un enfado de mil demonios (vaya ironía), tirando hacia atrás del pelo del chico que le había ofrecido la droga.

Y así es como se encontraba ahora: borracho sin saberlo y siendo arrastrado por un demonio que tiene pinta de que va a arrancarle el cuello de un mordisco. 

Una vez que llegan a un callejón, el más bajo le empuja contra la pared, haciendo que su espalda choque contra la misma. Él, sin embargo, no deja de admirar la forma en la que su compañero arruga la nariz, o cómo frunce el ceño. A cualquier otra persona le hubiera aterrado ver a Keiji tan enfadado. A Bokuto, en cambio, le provocaba una extraña ternura. 

--¿Acabas de defenderme? --pregunta el ángel, con una sonrisa tontorrona en los labios por las copas de más que lleva encima. 

Keiji, que tiene de vuelta sus característicos ojos rojos (los cuales suele ocultar cuando se encuentra en su forma humana), no sabe si debe reventarle de una vez la cabeza contra el asfalto o arrancarle los labios a mordiscos. ¿Cómo podían ser los ángeles tan gilipollas? Literalmente se había encargado todo ese tiempo que llevaban entre humanos cuidando (en secreto, obviamente, tenía una fachada que mantener) de que nadie se aprovechase del ingenuo ángel e iba el muy inútil y se metía él solito en la boca del lobo. 

¿Desde cuándo tenía Bokuto interés por las fiestas o el alcohol? keiji se enfadaba cada vez más de solo pensar en la escena de antes, en la que el mayor se veía tan sumiso frente al par de humanos.

--Escúchame bien --le espeta, empujándole aún más contra la fría pared y acorralándole, a la vez que levantando el mentón para dejar claro que la diferencia de altura le importa una mierda--, yo soy el único que puede insultarte, reírse de ti o que puede ordenarte algo, ¿entendido? --le dice amenazante, muy cerca de su rostro y con el dedo índice contra su pecho, los colmillos amenazando con hacer signo de presencia. 

Sin embargo, en medio de la oscuridad que los abraza, los ojos dorados el ángel brillan con gracia, al igual que la ligera aura plateada que le envuelve. Keiji, al darse cuenta de que el más alto parece disfrutar su enfado, se aleja de él disimulando hastío y le ordena volver a casa.

--Al final va a resultar que no eres tan malo como dices --murmura Bokuto a su lado, atrapando un dedo de su mano durante el trayecto de vuelta.

Y el Akaashi, a sabiendas de que su compañero no recordaría nada al día siguiente, simplemente lo dejó estar. Ya tendría tiempo al día siguiente de seguir fingiendo que le odiaba.

BokuAka Rivals Week 2021✧*。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora