Cualquiera que tuviera ojos en la cara desearía estar lo cerca que está Akaashi Keiji en ese momento de Bokuto Koutarou. Y no, no porque Akaashi no fuese atractivo, o famoso; sino porque el trabajo que había hecho el bicolor para ganarse a la audiencia nacional era, simplemente, el de un auténtico genio. Akaashi no lo admitiría, pero hasta cierto punto es consciente de lo calculador que pude ser su actual "socio". O, más bien, su actual "pareja".
El mayor se había hecho con un hueco en la casa de todas las familias a base de entrevistas graciosas, programas matutinos o películas románticas. Bokuto Koutarou había trabajado más por gustar al público que por trabajar en sí. Porque cuando gustas la gente, esta quiere saber más de ti, y ahí se esconde la clave del éxito en ese mundillo tan efímero.
Akaashi, en cambio, apenas comenzaba su trabajo como guionista cuando, de casualidad, le escogieron para el papel secundario de la misma serie para la que trabajaba. ¿Os suena ese personaje que ama a la protagonista, pero que tiene que competir con otro chico más? Efectivamente: le había tocado hacer el papel dentro de un triángulo amoroso en una de esas series románticas juveniles que tanta atención despertaban en el público. Y, para desgracia de la audiencia, fue rechazado por la protagonista.
Miles de personas se enamoraron de ese actor novato que aparecía por primera vez en pantalla. Se enamoraron de sus facciones, de sus gestos, de su calma, de esas lágrimas que derramó desolado en el capítulo final, viendo cómo el amor de su vida se alejaba de él para iniciar una vida al lado de otra persona. Lo más curioso es que, al parecer, no solo fueron los fanáticos de la serie quienes le echaron el ojo; sino también Bokuto Koutarou.
Ni siquiera pasó un mes después de que se retrasmitiera el último capítulo para que el excéntrico bicolor admitiera en un programa estar comenzando a conocer a alguien. La audiencia tardaría solo un par de horas en descubrir que " ese alguien" era el misterioso actor que había revolucionado internet. Pero todo el mundo sabe que ese mundillo tiene caras: la que se enseña al público y la que se queda de puertas para adentro. Aunque algunos se lo olían, lo cierto era que, tras el debut de Akaashi y su consiguiente triunfo, una agencia le ofreció un puesto en su plantilla. Y una cosa derivó a otra y, para cuando se dio cuenta, ya estaba en medio de su primer "escándalo". ¿Qué podría causar más conmoción en el país que el hecho de que dos de los actores más famosos del momento estuvieses iniciando una relación?
--Sonríe, Akaashi --le susurra (u ordena) Bokuto en su oído, haciendo que la piel de su nuca se erice delante de miles de personas que les observan cruzar esa estúpida alfombra con su supuesta "pareja".
Keiji cree escuchar un par de gritos de algunas fans, pero se mantiene inmóvil en el sitio en el que les han dicho que deben posar para que los cámaras saquen las fotos que necesiten.
--Aléjese un poco, Bokuto-san --le responde con una falsa sonrisa, notando que el agarre de su cadera se aprieta un poco y le hace volverse un desastre por dentro.
--No tendría sentido haber venido hasta aquí juntos si no damos algo de juego --vuelve a decirle el bicolor, acercándole hasta él y dirigiendo la mirada al público de nuevo.
Bokuto Koutarou era más alto que él, unos años mayor y mucho más experimentado en el mundo de la televisión. Era él el que se encargaba de llevarlos a esas estúpidas fiestas en las que debían lucirse como pareja, y el que hasta le encontró algún que otro trabajo como personaje secundario en un par de series. Si Akaashi hubiera tenido que describirlo en una palabra cuando le conoció, hubiera dicho que era un hipócrita. Sin más. Y eso es, precisamente, porque los primeros días de que todo comenzara Keiji se topó con que el sonriente y tonto Bokuto que todos adoraban no era ni de lejos el Bokuto real (alguien mucho más serio y calculador).
--¿Lo estás disfrutando, verdad? --le gruñe Akaashi por lo bajo, acercando su rostro para que nadie sea capaz de leer sus labios.
A Bokuto se le escapa una risa ronca desde el fondo de su garganta y se acerca naturalmente colocando su mano libre en la mejilla de su "pareja".
--No sabes cuánto --le susurra, dejando un suave beso en la comisura de sus labios.
El flash de las cámaras les dejaron ciegos durante los segundos que duró el contacto.
Unas horas más tarde, al fin, se encontraban dentro de la limusina que la agencia había contratado. Akaashi se afloja la corbata y se apoya al lado de la ventana, intentando no mirar por nada del mundo a Bokuto, que se sienta a su derecha con los botones de su camisa ya desabrochados y las piernas abiertas como si dominara todo el lugar.
--Puedes quedarte hoy en mi casa --le ofrece el bicolor aparentemente desinteresado y con la mirada perdida en la pantalla de su móvil.
Akaashi acepta la invitación como si nada y continúa mirando el paisaje en silencio. No tenía remedio intentar iniciar una conversación con el mayor ni tampoco es que ambos se agradaran demasiado el uno al otro.
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La casa de Bokuto se encuentra en una de las zonas más caras de la ciudad, en un vecindario reservado para gente demasiado rica. La primera vez que la visitó, quedó fascinado con su amplia cocina, el maravilloso dormitorio principal y, sobre todo, el enorme baño (detalles como el gimnasio del sótano, la enorme piscina del jardín o la sala recreativa del ático eran temas aparte). Como al final se hizo costumbre que ambos acabaran en su casa después de cada fiesta o premier a la que asistieran (para guardar mejor las apariencias en caso de que les estuviera siguiendo algún periodista), Keiji tardó solo un par de semanas en acostumbrarse a esa casa, que ya casi parecía suya también.
Después de un largo baño se para frente al espejo, colocando en su lugar algunos mechones rebeldes de su cabello negro y alcanzando una colonia del mayor para perfumar su cuello. Cuando sale al pasillo, vistiendo uno de esos pijamas que Bokuto guarda para él y que le está enorme, ni siquiera pasan dos segundos para que el bicolor le abrace enterrando su rostro cerca de su clavícula.
--¿Sabes que me encanta cuando haces eso? --le pregunta, acariciando con su nariz la piel expuesta del menor.
--¿El qué?
--Que uses mis cosas con tanta naturalidad y termines integrándote en esta casa como si nada.
Akaashi se sonroja al instante, pero el mayor ya le está sonriendo y conduciéndole hasta la habitación principal de la mano. Una vez que ambos se encuentran en la cama, solo es cuestión de tiempo que le abrace por debajo de las sábanas.
Bokuto Koutarou era serio, calculador y algo infantil. Akaashi todavía no lograba diferenciar su "yo" real del que mostraba al público, pero, sin duda, lo que más le confundía de todo era la forma en la que le trataba cuando nadie estaba cerca y ya no hacía falta fingir. Porque era en esos momentos cuando el mayor le trataba con más cariño.
--Oye, Bokuto-san, todo esto es una farsa, ¿verdad? --le pregunta con un hilo de voz, rompiendo tímidamente el silencio de la oscura habitación.
--¿Lo es? --pregunta el mayor de vuelta, dejando un beso en la comisura de sus labios antes de abrazarle fuerte y quedarse, como siempre, dormido a su lado.
Fingir salir con una estrella de la televisión podía ser complicado (sobre todo si se trataba de Bokuto Koutarou). Pero, viéndole dormir tan relajado y acariciando su suave pelo, Akaashi piensa que le daría igual seguir con esa mentira el tiempo que hiciera falta.
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BokuAka Rivals Week 2021✧*。
Hayran KurguConjunto de OS y drabbles con motivo de la BokuAka Rivals Week 2021 *.✧ 15 de Junio - 24 de junio