"Kitten Peach Maid Coffee"

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En el instante que los alumnos escuchaban la campana de salida Inumaki era el primero en partir. Prácticamente "volaba" fuera del aula y se despedía tan rápido como le alcanzaba la voz para no ver rastro de él en la escuela.

En su grupo, nadie sabía muy bien que pasaba, pero siempre regresaba pasadas las ocho de la noche, por lo que no había mucho de que preocuparse ante este comportamiento extraño.

"Seguramente tiene una novia fuera de la escuela"-. Fue la voz de panda burlándose al verlo correr; todos trataban de sacar sus  conclusiones, alrededor de la situación pero no habia hipótesis acertada hasta el momento.
La segunda alerta de Yuta se encendió al ver en su boca restos de labial rosa, fue cuando empezó a sentir incomodidad.

De por si, el insomnio en Okkotsu era una situación recurrente en su vida, a eso se debían sus ojeras; ahora menos podía conciliar el sueño, pensando que Inumaki estaba saliendo con alguien, cada vez que cerraba los ojos se imaginaba un sin fin de escenarios al mas puro estilo de los mangas románticos, con su lindo Toge siendo el objeto amoroso de una protagonista sin rostro, abrir y cerrar los ojos por su recurrente escenario imaginario, por eso estaba decidido en seguirlo el día siguiente, descubriría la verdad, fuera dolorosa o no.

Fue difícil que Maki y Panda no notaran su ausencia esa tarde, quizás sí, pero no le importaba; Su mente estaba llena de ideas tontas sobre cómo se vería la novia de Inumaki.
Se sentía mal de solo pensar en que una chica linda se hubiera enamorado de su pequeño.

No, no, tenia primero que enfrentarse a la realidad antes de sentirse mal, por lo que caminaba detrás del chico con un bajo perfil por las calles de Tokio, hasta que, Inumaki entro en un "Maid Cafe" bastante lejano a Akibahara la zona donde usualmente pululaban este tipo de locales.

Fuera del edificio color durazno, con vitrales de gatitos se leía en el anuncio "KItten Peach Maid Coffee".

Yuta no pudo evitar levantar una ceja ante lo innecesariamente adorable de la fachada y el nombre lindo, rodeado de arboles florales, con pequeñas figuritas de Gatos para el jardín.

Su corazón se apretó al interior de su pecho; pensando en que seguramente estaría viendo a su chica trabajar desde una de las mesas, pero la realidad fue distinta cuando se envalentono al entrar.
Al abrir la puerta una diminuta campanita anuncio al interior la llegada de un cliente el cual fue recibido con un grave sonido imitando a un gato.

" N Y A..."-.De nuevo, un sonido prácticamente gutural detrás de la barra lo recibió proveniente de una mesera rubia en un uniforme color salmón con orejitas y cola blanca que simulaban a un gato.
Estaba de espaldas, terminando de atar su delantal con holanes y encaje cuando otra chica se apresuro a ella desde lo que parecía ser la cocina alertada por el horrible sonido que acababa de hacer.

"¡Toge-Chan! ¡No somos un Izakaya , hazlo un mas lindo!".- Al parecer quien la regañaba era la manager, una chica un poco mas bajita con un uniforme similar a excepción de que ella usaba unos zapatos de tacón rojos al estilo lolita y su cabello era mas corto, pero podría jurar estas eran hermanas.
La encargada tenia un corte a la altura de los hombros ligeramente rizado en las puntas, a diferencia de quien le daba la espalda al mostrador, con el cabello lacio y largo. Ambas tenían un tono rubio cenizo que le recordaba bastante a Inumaki.
Espera, ella habia dicho Toge...

"La chica" con cabello largo, dio la vuelta revelando a los ojos de Yuta quien era en realidad.

A pesar de que llevaba un cubre bocas, maquillaje con pestañas postizas y lo que parecía ser una peluca, el porte y la forma de mirarlo eran la misma de siempre, no era irreconocible, pero era un buen disfraz. Inumaki tenía los ojos abiertos como platos, ante la sonrisa maliciosa que comenzaba a formarse en el usuario de grado especial.

"Nya~"-. Toge trato de hacer salir su voz lo más dulce posible al verlo, aunque sus ojos estaban  sus orejas rojas y sus cejas fruncías por la molestia y vergüenza que había venido después del no grato comensal, pero no podía tratarlo como su amigo, ya que al pisar el local se esperaba fuese tratado como un cliente.
El lugar no estaba muy concurrido, pero había dos personas más ocupando una mesa cercana a la barra, por lo que no podía ponerse a la defensiva en medio de la vergonzosa situación.

No tenía de otra, por lo que salió detrás del mostrador, para llevarlo a su mesa con una linda pose en la cual a cada movimiento de su cuerpo, el cascabel en la punta de su cola tintineaba y tras entregarle el menú emitió algo similar a un ronroneo.

Agradecía que su hermana no pudiera verle la cara desde esa posición ya que estaba fulminando con la mirada a Okkotsu, quien luchaba por mantener su carcajada en su garganta.

Sus mejillas estaban rojas al mirar como Inumaki se había dirigido a levantar "los muertos" de la única mesa ocupada a demás de la suya.
Al parecer ya se iban por lo cual sería el único cliente, listo para molestar a ese lindo gatito quien regresó unos cinco minutos más tarde con un bloque de comandas para tomar su orden el cual mostró junto con su pluma al unísono de un maullido.

"Un Love-Neko Omurice y..."-.Ante la pausa de Yuta Inumaki ladeo su carita en cuestionamiento esperando una respuesta.

" Y...tu corazón."-. Yuta le dió un pequeño guiño al usuario del discurso maldito intentando disimular su risa al apoyar su mano derecha sobre su mentón.
Este coqueteo solo le ocasionó a Inumaki un tic en el ojo derecho y tras un monótono "NYA" y un par de movimientos cerrando sus puños como garritas para después rotarlas a delante y atrás en señal de que se retiraba para preparar su orden.

En la familia Inumaki,  solo los hombres heredaban el discurso maldito. Razón por la cual, su hermana no tenía ningún impedimento para hablar regularmente. Ella era la propietaria del café y estaban necesitados de ayuda en esos días, así que Toge se había ofrecido, en vista de la distancia entre el local y la escuela.

" Les dices a los demás, Te mató ♥️"
Había escrito sobre el Omellet con la ketchup el cual sirvió a Yuta, con lo que parecía ser una sonrisa detrás de la mascarilla de tela con el hocico de un gatito.
Esa tarde fue la más tortuosa para Toge, con  el cliente de la mesa ocho quien se la pasaba levantándose a tocar las orejitas en su diadema, pidiendo parfait especial preparado por la mesera, cucharillas que tiraba a propósito al piso para hacer al chico ir a entregarle una nueva hasta su mesa.

Y quien al final termino pagando por una foto conmemorativa.

Inumaki quería matarlo, pero gracias a Yuta ese día las ventas fueron altas por todas las vueltas y molestias que le hizo pasar a Inumaki con quien se fue de regreso a la escuela al terminar la jornada a tiempo parcial como Maid.

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Softies and US [InuOkkoWeek2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora