Siempre que laboraba en el horario diurno, Daniela, acostumbraba a pasar por casa de Óscar para darle una vuelta a Gabriela. La mujer ya estaba por culminar su tratamiento oncológico, y quería conversar con ella respecto a lo que seguía. Afortunadamente, estaba respondiendo de manera positiva a la quimioterapia, pero, pese a eso, debía seguir ciertas instrucciones para retomar su vida de la mejor manera.
Ese tipo de procedimientos dejaba efectos secundarios, que bien podía desaparecer en semanas o meses. Pero había casos, en los que dichos efectos, podían durar más tiempo. Por ello, debía asistir cada cierto tiempo a consulta médica. Donde le ofrecerían la atención y seguimiento, para determinar si el cáncer ha regresado.
Ahora, debía basar su vida en una alimentación saludable, al igual que mantener una rutina de ejercicios que la ayudara a recuperar su condición física, ya que, al pasar mucho tiempo en cama, durante el tratamiento perdió resistencia y fuerza muscular. Una dieta sana y el ejercicio, la ayudaría a fortalecer sus músculos y combatir el cansancio. Además de combatir el sentimiento de depresión, que algunas veces podía surgir, luego de verse sometido a este tipo de tratamientos.
No obstante, confiaba en que Gabriela saldría airosa de esa situación. Era una guerrera, una mujer positiva, que no se dejaba amilanar por nada. Nunca la oyó quejarse o renegar de lo que le había tocado vivir. Al contrario, siempre se mostraba sonriente y dispuesta a acatar cada una de las órdenes médicas.
Daniela sentía, que poco a poco, todo estaba llegando a su lugar. Gabriela se recuperaba satisfactoriamente, los niños y demás familiares, habían aceptado sin problema su relación amorosa, y Óscar estaba en proceso de comprar, en el mismo urbanismo donde vivían, una casa para Vero y su madre. El simple hecho de saber que la venezolana dejaría de vivir bajo el mismo techo que su lobo, la hacía feliz. No habían vuelto a tocar el tema de vivir juntos, pero sabía que no tardarían en hacerlo. Eran más los días que dormían juntos, que separados. Cada día que pasaba, les costaba más estar lejos del otro.
Entró a la casa de Óscar y fue directo a la habitación de Gabriela. Ese día, Marcela estaba ocupada con un evento en el Molino Rojo, por lo que, estaba sola con la niña. Justo cuando iba a abrir el pomo de la puerta, escuchó su nombre, y sin poder evitarlo, acercó su oreja para escuchar lo que decían.
—¿Po que Daniela no se viene a vivi con nosotos y ya? —cuestionó Verónica.
—Princesa, entiende que esta es la casa de papi, y papi quiere vivir aquí con Daniela, y no es correcto que yo siga bajo el mismo techo. Además, estaremos cerca de ellos. La otra casa queda a un par de calles de aquí.
—Pedo yo no quiedo idme a vivi a ota casa —refunfuñó la niña—. Quiedo vivi con mi papito.
—Amor, al vivir tan cerca de papá, podrás venir a compartir con él todas las veces que gustes.
—No es lo mismo —se cruzó de brazos— Poque mejo no edes tú la novia de mi papá. Así no nos tenemos que id.
—¡Vero! —la reprendió su madre— Ya te explique que no veo a tu padre de esa manera, para mí es un amigo y nada más. Además, sé que tú quieres mucho a Daniela y te gusta que sea la novia de tu papá. ¿O me equivoco?
—Sí, pedo si pod su culpa no voy a viví mas con mi papá ya no la quiedo.
—Cariño, entiende que papá te va a amar de la misma manera a pesar de no vivir juntos, y ya te dije que podrás ir a dormir a su casa siempre que puedas.
—¿Lo pometes?
—¡Te lo prometo! Ahora ven y dame un abrazo.
Escuchar a Verónica decir esas palabras la descolocó por completo. Pensaba que la niña estaba de acuerdo con su relación, pero ya veía que no era así. Lo peor de todo, es que en parte la niña tenía razón. Pasó los primeros años de su vida sin la presencia de su padre, y ahora que lo tenía, lo menos que quería era separarse de él.
ESTÁS LEYENDO
Por Siempre Tú...
RomanceCuando por fin sintió que había alcanzado las mieles de la felicidad junto a la mujer que amaba, Óscar, recibió una llamada que le cambio la vida. Confundido y sin saber qué hacer, dejó la ciudad sin despedirse de nadie. No hizo bien en irse de esa...