El chico y yo no volvimos a hablar en lo que quedó del vuelo, a mi me daba un poco de pena hablarle y al parecer el tampoco tenía la intención de hacerlo.

Llegó la hora de bajar, así que con toda seguridad (o por lo menos la que pude crear en mi cabeza) bajé mi pequeña mochila que llevaba conmigo, del compartimento de arriba y bajé del avión, no sin antes notar que el chico se despedía de mí y me deseaba buena suerte, le deseé lo mismo y seguí caminando hacia la zona de migración, no sin antes pensar que no le pregunté su nombre ni él el mío así que, al parecer no iba a ayudarme después de todo.

Las preguntas en migración no fueron tan difíciles de contestar y gracias a Dios mi inglés no me falló, así que empezamos bien. El aeropuerto era bastante grande así que por un momento pensé que no encontraría las bandas para recoger mi equipaje, pero al final lo hice y noté que ya casi todos habían recogido sus maletas y yo era una de las últimas.

Después de tomarlas, saqué mi teléfono y vi que eran las 5:55 de la tarde así que todavía no oscurecía afuera, les mandé un mensaje a mis padres para avisarles que ya había aterrizado y que todo había salido bien. Así que, ahora tocaba pedir un Uber que me pudiera llevar al edificio en donde estaba el departamento en el que me quedaría, busqué la dirección en el mapa y vaya que fue difícil ubicarme, pero lo logré, y lo pedí, sentí el frío pasar por mis músculos en cuanto salí del aeropuerto, lo cual me hace temblar, aunque no sé si sea también por los nervios, tal vez sea por ambos. No esperé mas de 20 minutos cuando este llegó, y debo decir que en el poco tiempo que llevo en este país, las personas son muy amables, aunque algo serias y eso me ayuda un poco porque soy muy mala manteniendo conversaciones con personas que no conozco.

Mientras llegábamos al edificio, pude notar que el lugar era precioso, los edificios tenían una vista tan diferente a lo que yo estaba acostumbrada ya que, aunque me gustara mucho mi pequeño pueblo, no tiene ninguna comparación a todo lo que mis ojos estaban apreciando en este momento. Llegó el momento en que el auto se detuvo frente a un edificio con una fachada antigua de colores café y gris, de unos tres o cuatro pisos, aun no estaba segura.

Abrí la puerta de entrada con una de las llaves que me enviaron en cuanto renté el lugar, la cual llevaba colgada con la llave de la puerta del departamento en un llavero con una foto pequeña de mi misma cuando era niña, visualicé una gran escalera de piedra en medio del pasillo de la entrada y ahí pude darme cuenta que el edificio tenía 4 pisos, busqué el papel en el que anoté el número del departamento que me tocó y después de unos minutos, lo encontré en la pequeña bolsa con cierre que tiene mi mochila, 33B era el número así que supuse que estaba en el tercer piso, noté que no había elevador por lo tanto tenía que subir mis maletas yo sola, ya que no había nadie alrededor al que pudiera pedir ayuda.

Después de lo que parecieron siglos y un gran dolor de brazos por el peso de las maletas, y el dar vueltas para encontrar la puerta con el número de mi departamento, lo encontré al final del pasillo a lado de una ventana que daba hacia la calle de atrás que también tenía una bonita vista. Tomé la llave que guardé en la bolsa de mi pantalón para ya no tener que buscarla en mi desordenada mochila, y después del tiempo que me tomó abrir la puerta, logré hacerlo. Cuando abrí la puerta me doy cuenta de que se ve distinto a las imágenes que vi en internet, no estaba mal, pero se veía un poco mejor en la página, aun así, era mejor que nada para el precio que tenía.

Tenía una ventana con la vista de la calle por la que llegué que realmente me encantaba. El lugar no era muy grande, tenía una pequeña cocina (con suerte tenía todos los electrodomésticos necesarios), un baño con una bañera y ducha, y una recámara pequeña con un clóset y un tocador con un pequeño espejo. Metí mis maletas y me di a la tarea de dejarlas en el cuarto. Me senté en el sillón que estaba enfrente de la ventana y me di cuenta de que ya había pasado varias horas sin comer, vi mi reloj y noté que eran las 9:10, así que decidí salir para ver si encontraba algún restaurante y también algún supermercado para comprar algunas cosas que llegara a necesitar para mis necesidades básicas y sobre todo alimentos, por lo menos para lo que quedaba de la semana, ya que era viernes y desde el lunes tendría que buscar un empleo. Tomé mi teléfono, saqué mi cartera de la mochila y salí a la calle, no sin antes ponerme un abrigo porque el frío cada vez era más helado mientras avanzaba la noche.

Noté que la calle era muy tranquila, no había mucho tráfico o gente caminando, suponía que también era por el horario, ya que no era tan temprano. Pude encontrar un pequeño supermercado al final de la calle, lo cual fue un avance, entré y encontré unos pequeños carritos a la entrada, así que tomé uno y me dirigí a los pasillos de comida, elegí algunas verduras, frutas aunque no había demasiadas opciones como en México y además eran un poco costosas y lo peor es que no tenían tan buen aspecto. Después continué con pan integral, jamón, queso, huevos y todo eso con lo que te puedes hacer una comida rápida en poco tiempo, seguí con los artículos de aseo personal y de limpieza, algunas golosinas y pasé a pagar, después de que me cobraran y me diera cuenta de que si no conseguía un trabajo pronto, el dinero que mis padres me dieron, no me duraría demasiado, salí y visualicé un McDonald's  al otro lado de la calle, así que crucé y entré en el establecimiento antes de que cerrara. Pedí una big mac y una malteada y antes de que tuviera remordimientos por comerla, recordé que era la primera vez que comía algo que podía encontrar en México pero en otro país, así que me emocioné y dejé ese pensamiento atrás. La comida salió bastante rápido ya que técnicamente era una de las pocas personas que quedaban ahí dentro, así que, tomé mi pedido y me fui directamente al departamento.

Ya estando adentro, dejé en la mesa de la cocina todo lo que había comprado, fui directa al cuarto a sacar mi laptop de la maleta y me puse a buscar una película para ver mientras comía mi deliciosa cena, por el momento, mi laptop era lo único que tenía de entretenimiento pero ya después buscaría la forma de comprar una televisión aunque no fuera muy grande y sobre todo, contratar un buen plan de internet. Puse la película de "10 cosas que odio de ti" (siempre repito las películas una y otra vez aunque sepa que haya  más opciones qué ver) y me puse a comer la hamburguesa. La verdad no tenía un sabor tan diferente a como sabían las de México pero aún así, no estuvo nada mal, aunque la malteada si estaba deliciosa.

Después de unos minutos al terminar mi cena, me di cuenta por primera vez desde que llegué que en realidad estaba sola, completamente sola, ya lo había estado antes pero nunca de esta forma y en ese instante me dio un miedo terrible porque me di cuenta de la tontería que había cometido y que debí haberlo pensado más tiempo pero después me dije a mi misma que si lo hubiera pensado más tiempo, nunca lo hubiera hecho, así que respiré profundamente por unos minutos y tomé mi teléfono para ver qué hora era en México, era muy tarde así que decidí hablarles a mis padres al otro día.

Bostecé y no me había dado cuenta de lo cansada que estaba ya que desde el día anterior no había podido dormir y tampoco pude hacerlo en el avión por los nervios hasta ese momento me daba cuenta de lo exhausta que estaba, así que, tiré la basura en un bote que encontré en la cocina, fui a mi cuarto a sacar mi pijama de una de la maletas haciendo un tremendo desorden que ya recogería al día siguiente,  tomé la pasta de dientes y uno de los cepillos de una de las bolsas de mis compras recientes y fui directo al baño. Lavé mis dientes, la cara, me puse la pijama y antes de acostarme, recordé que mi cama no tenía sábanas o colcha y cobijas, con mucha suerte recordé llevar un juego de cada uno y dos cobijas que pude acomodar en lo profundo de mi maleta, aun así, tenía que comprar más porque el frío estaba de la fregada y aún no tenía idea de como prender la calefacción. Ya lo descubriría al otro día, mientras tanto ya empezaba a caer en los brazos de morfeo.

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Hola chicos, aquí les dejo la tercera parte. Muchas gracias por seguir leyendo :)

La historia de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora