Prólogo

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La vida nos puso en el mismo camino, nos hizo coincidir una y otra vez, muchos me dijeron que quizás y era el destino que quería que estuviéramos juntos pero..

—¡Yo no creo en el destino!

Alguna vez en tu vida debiste de haber escuchado o leído esta frase, ya sea en un libro o en boca de algún conocido;

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Alguna vez en tu vida debiste de haber escuchado o leído esta frase, ya sea en un libro o en boca de algún conocido;

Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.

A la edad de cinco años lo vi por primera vez, aquel delgado y largo hilo de color rojo que unía los meñiques de dos adolecentes. Eran las diez de la mañana, mi madre y yo íbamos viajando en tren, mientras ella hacía una llamada, yo yacía escuchando a un joven que estaba cantando un armoniosa melodía, pocos le prestaban atención, más sin embargo yo lo escuchaba atentamente.

De repente, un destellante color rojo se iluminó en su meñique, el tren había parado y más gente accedió, entre ellos venía una joven de ojos color café y melena negra, esta traía auriculares, pero en cuanto entro al tren se los quitó.

El joven que antes se encontraba cantando se detuvo y miró fijamente a la chica. Esta se percató, dirigió su mirada hacia él y después ambos sonrieron. Al principio no comprendí que era lo que estaba sucediendo, pero cuando ambos se acercaron y se tomaron de la mano lo entendí, ellos realmente se habían enamorado.

Jamás le conté a alguien sobre esto, lo que menos quería era que pensaran que estaba loco, así que me mantuve en silencio por mucho tiempo.

Me encantaba ver a la gente que se encontraba con su alma gemela, todos se enamoraban de diferente manera, lo cual me hizo preguntar, —¿Cuándo será que yo conozca a mi otra mitad? ¿Será igual de mágico nuestro encuentro?

—¡Jungkook, la cena está lista! —mi madre me llamó

Cerré el libro que estaba leyendo y rápidamente bajé a la cocina. Este iba a ser mi último día viviendo con mi madre. He cumplido los veinte años y me han aceptado en la universidad que quería, así que me mudaría a una de las habitaciones que ofrecen a los estudiantes.

—¿Terminaste de empacar todas tus cosas? —pregunto mientras me servía mi plato

—Sí —respondí sentándome frente a la mesa —, mañana temprano viene el de la mudanza, así que me adelantare para poder acomodar mis cosas

—No sabes lo orgullosa que estoy de ti —sonrío con calidez mi madre —, a tu padre le haría muy feliz saber que su hijo pronto será un buen doctor

—Lo sé —sonreí —, me voy a esforzar como nunca, ya lo verás mamá, seré el mejor de todos

—Lo siento Taehyung, pero ya no te amo —soltó en voz baja el pelinegro, el menor se mantuvo en silencio todo el tiempo, lo cual le dio a entender al mayor que podía irse, más sin embargo el castaño se aferró al brazo del contrario, se dejó caer al...

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—Lo siento Taehyung, pero ya no te amo —soltó en voz baja el pelinegro, el menor se mantuvo en silencio todo el tiempo, lo cual le dio a entender al mayor que podía irse, más sin embargo el castaño se aferró al brazo del contrario, se dejó caer al suelo de rodillas mientras soltaba en llanto

—¿P-porqué? —fue la pregunta que hizo

—Me enamoré de alguien más, por favor entiéndelo, nuestro destino no era estar juntos —dijo dando un fuerte tirón para así soltarse del agarre del castaño

—Hoon, no me hagas esto por favor, ¡d-dime que tengo que hacer para que me vuelvas a amar! ¡h-hare todo! ¡m-me encargaré de tus trabajos! ¡c-cocinare todos los días para ti! —el menor levanto la mirada y con lágrimas en los ojos imploró —¡POR FAVOR HOON NO ME DEJES!

—Perdón Taehyung..

—¿Estas seguro que no vas a tardar? —preguntó mi madre

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—¿Estas seguro que no vas a tardar? —preguntó mi madre

—No mamá, solo compraré lo que me falta y regresaré enseguida —le sonreí

—Esta bien, solo llévate un paraguas porque no tardará en llover —me dijo

—¡Sí!

Salí de casa con el paraguas en mano, mientras caminaba miré el cielo gris, del cual comenzaron a caer pequeñas gotas de agua.

Estaba por cruzar la calle, pero como el semáforo se encontraba en verde me detuve, abrí el paraguas y espere pacientemente a que este cambiara de color. Estaba comenzando a hacer un poco de frío, así que arreglé mi bufanda.

Cuando el semáforo cambió avance con la intención de cruzar la calle, cuando de repente algo me dejó realmente inquieto, mire mi meñique, el cual comenzó a resplandecer intensamente, esta vez a diferencia de las otras, comenzó a hacerse más largo, mire desesperadamente hacia todas las direcciones pero no encontraba el otro extremo.

El semáforo cambió de color, así que tuve que acelerar mi paso, fue entonces cuando lo vi. Del otro lado había un joven de cabellos castaños, los cuales se encontraban empapados por la lluvia, solo pude verle la espalda, se estaba alejando de mi. Mire una vez más mi meñique y en efecto, mi hilo yacía unido a él. Lleve mi mano hacia mi pecho y lo apreté con fuerza, la persona que tanto había buscado, finalmente apareció.


|| ¡Yo no creo en el destino! || Libro #1 KOOKV [Terminado] Trilogía 1/3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora