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Café

   - ¿Porque deberíamos de contratarte? Dime algo más allá de vos que no este en tú currículum que valga la pena para que trabajes aquí.
   - Vamos Nanami, no seas tan duro con la chica. Ella habla bien tres idiomas nos podría ayudar a expandirnos más allá de Japón, piénsalo.
Por los nervios no pude llegar a articular ni una sola palabra, el chico rubio que tenía enfrente mirándome fijamente como si pudiera ver y analizar dento de mí, mí mente estaba en blanco. Tenia el miedo que si hablaba y no era de su agrado podría llegar a perder el trabajo y en este momento lo necesito.
   -Señorita Carroll.- Tomó una bocanada de aire como si buscase energía, ya que sus ojeras demostraban que estaba muy cansado.- Me alegra decirle que nos gusta su potencial y nos agradaría mucho que trabaje en nuestra empresa. Puede empezar mañana si gusta.- Luego de terminar de hablar me extendió la mano para estrecharla, lo cual no lo dude a la vez que le agradecía por darme el empleo.

  Saliendo del edificio logré visualizar a una cabellera rojiza que me esperaba con un cartel con la palabra "felicidades".
   - Sayuri no debías preocuparte ¿Que ibas a hacer si no me daban el empleo?
   -Ay querida siempre vengo preparada.- Dió vuelta el cartel dejando ver un "Ellos se lo pierden".- Ahora vamos a festejar.
A pesar de que intenté negarme al no tener ánimos de festejo, no pude decirle que ya que me prometió solo una copa de vino, porque sabía que en la mañana siguiente tendría que empezar mí nuevo trabajo.
Aún no logro asimilar todo lo que pasó estás semanas, lo de papá, la mudanza y el empleo nuevo no me parece real. Que falta ¿Qué me enamoré? Conociéndome es imposible.

     La semana paso volando, los primeros días conocí a Satsu y a Tanaka, ellos me guiaron por todo el edificio y me explicaron lo que debía hacer, también me solucionaban las dudas que tuviese del trabajo, también me dijeron los nombres de todos los demás que trabajan parecían dos señoras chismosas, la verdad no les prestaba atención hasta que mencionaron a Nanami ya que es el único que fui capaz de reconocer, me dijeron que es un joven de 23 años, bastante "reservado", que hace poco entro a trabajar y que suele tomar varias horas extra hasta altas horas de la madrugada.

     Después de ya un mes en la oficina decidí tomar las horas extras, ya que un ingreso extra no está de más. Por mí horario podía salir a las 4am pero por culpa del sueño solía irme al amanecer ya cuando los rayos del sol que entraban por los grandes ventanales empezaban a molestarme.
   Un día, como siempre me quedé dormida sobre el escritorio pero cuando me desperté no sentí el frío que suele sentirse está fecha de septiembre (inicios de otoño). Ya que tenía tapándome un blazer beige claro impregnado con el dulce aroma de un delicioso perfume, y al único que recuerdo haber visto que lo usé era él. Le devolví la prenda y le dejé una nota agradeciéndole por el gesto y preguntándole que café le gustaba. Dudaba que me respondiera pero al día siguiente vi una nota sobre mí escritorio "No tienes que agradecer. Expresso sin azúcar". A lo que decidí aprovechar para comprarme un café para despertarme y no conducir con sueño y le compré uno a Nanami ya que ahora se cual le gusta, pero sin darme cuenta se volvió una rutina: el me tapaba ya sea con su blazer o con una campera que solía dejar en el respaldo de mí silla y yo antes de irme le dejaba un café.

 A lo que decidí aprovechar para comprarme un café para despertarme y no conducir con sueño y le compré uno a Nanami ya que ahora se cual le gusta, pero sin darme cuenta se volvió una rutina: el me tapaba ya sea con su blazer o con una campera que...

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AVISO:
Este fanfic no es 100% fiel al anime/manga.





besos sabor mielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora