La cruda verdad.

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Durante toda la mañana habían estado golpeando la puerta, pero ninguno de los dos reaccionaba, los empleados preferían no insistir más.

Más tarde llego una visita inesperada, así que llegó el turno de Yai, este sabía que así el pelinegro lo viera con ganas de matarlo y le dijera una que otra mala palabra, él ya estaba acostumbrado, mientras que otra persona podría sufrir graves daños a su autoestima.

Yai golpeaba una y otra vez, sus nudillos ya estaban rojos.

—¡Maldita sea! Voy a matar al que se pegó en la maldita puerta —se escuchaba maldecir al pelinegro mientras venia hacia él; entonces abrió la puerta.

—¡Hola Xue Yang! —dijo el rubio, cuando fue tomado con brusquedad por el cuello de su camisa.

—¡Maldita sea ruso! ¿Qué putas vienes a hacer tan temprano? —Haoxuan suelta su camisa empujándolo hacia atrás.

Yai miró hacia adentro en la habitación, vio que todo estaba tirado en el suelo, a lo lejos, se podía ver en la cama al castaño que dormía boca abajo, su espalda y pies descubiertos, Yai bajo la mirada.

—¿Qué estas mirando? ¿se te perdió algo allí adentro? —Haoxuan entrecerró la puerta saliendo hacia el pasillo. Traía una bata que se abrió en el área del pecho, Yai no pudo evitar mirarlo, vio algunas equimosis* seguramente causadas por el castaño, y más abajo su vendaje, Haoxuan se quedó serio observando como Yai lo miraba—, si no supiera que no soy tu tipo, creería que me estas comiendo con la mirada.

—¡jajajaja! Como crees —hizo una risa nerviosa.

—Entonces —levanto las cejas— ¿Qué diablos quieres?

—¡Ah! es cierto, el joven Yuchen está esperando hace un rato a Jiyang en la sala —Haoxuan dio un par de pasos de lado a lado.

—¿A que habrá venido? —Ok, dile que, si quiere verlo, tendrá que esperar; aún sigue dormido, además tiene que ducharse, si dice que tiene prisa, entonces dile que se valla al carajo y que venga otro día —Haoxuan no espero a que Yai respondiera, entro en la habitación y luego cerró la puerta. Tomo su teléfono y tenía un mensaje:

Mañana.

El mensaje había sido enviado la noche anterior, pero por su pequeña sesión de sexo, no se había dado cuenta, ya era casi medio día y siempre tenía que reportarse muy temprano, algo no andaba bien.

Tendría que ir donde su padre y esperar que no se hubiera enterado de su pequeña pelea en el bar, si lo había hecho, probablemente no volvería a ver al castaño.

—Bebé, te están buscando, anda despiértate... también tengo que salir por un rato —le corrió un poco el cabello y le dio un beso en la sien —luego entró a ducharse.

Jiyang estaba listo para recibir su visita, se puso algo cómodo, un pantalón de sudadera color gris claro y un suéter oversize de lana color rosa palo con cuello alto, para cubrir las marcas en su cuello. Cuando salió del baño, Haoxuan ya se había marchado sin responder su pregunta.

A paso lento iba hacia la sala, era la primera vez en toda su vida donde se sentía tan magullado, durante la noche todo había sido pasión y felicidad, pero al abrir los ojos, todo su cuerpo dolía, sus músculos se resentían, como si hubieran hecho ejercicio por todo un día, tenía equimosis por todo el cuerpo, y ni hablar de su pobre cadera que casi hacen polvo.

Yuchen al verlo llegar de esa manera, pensó que estaba enfermo y fue a ayudarle a sentar.

—¿Qué te paso? ¿Estas enfermo? —pregunto preocupado.

—No te preocupes, estoy solo un poco cansado, nada que no repare unos días de descanso —sonrió haciendo sus ojos pequeños, luego empezó a tomar agua de una botella, se sentía algo deshidratado — ¿Qué te trae por acá? ¿No me digas que otra vez vienes a molestar a mi escolta?

Kill Me SlowlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora