Guarda silencio.

232 50 34
                                    

Sus armas, las que iban a ser de ahora en adelante, y unos cuantos trajes negros llegaron al apartamento.

Al día siguiente se levantó temprano, vistió, incluso tuvo tiempo para desayunar y se fue hacia su primer día de trabajo como escolta personal del joven Song Jiyang.

—¿Tuviste un buen descanso? —pregunto a su llegada Bowen.

—Si gracias, es muy cómodo allí —respondió el pelinegro— ¿también empiezas temprano?

—De hecho, todo el día trabajo.

—¡Ah! ¿No tienes tiempo de descansar?

—Claro que descanso... Pero eso no es algo que te importe —replico Bowen.

—Lo siento si soy entrometido —hizo una pequeña reverencia— es por lo que soy nuevo aquí, se me olvida que no debo preguntar de más.

—En tu tiempo de trabajo, aparte de cuidar la vida del joven, es permanecer en silencio —le aclaro Bowen.

—Entendido —respondió el pelinegro.

El día había sido muy tranquilo, nada de movimiento, ni siquiera vio al joven durante todo su turno. Jiyang por alguna razón no había salido de su habitación, aunque más que una habitación era una pequeña mansión privada, solo entraban las amas de llaves con sus alimentos y Li Bowen.

Haoxuan entrego su turno y se fue directo a su apartamento, tomo una ducha y se recostó en su cama, la noche anterior se había asegurado de buscar por todas partes posibles cámaras escondidas o micrófonos, pero no hayo nada, solo una pequeña cámara en el pasillo a la entrada del mismo, y... que la vista de su balcón daba exactamente a la habitación de Jiyang. Tanta suerte.

—Esto sí que es aburrido —dijo el pelinegro mientras miraba el cielo raso, se levantó y salió del apartamento— iré al gimnasio, tal vez ejercitarme un poco me distraiga de está mierda, y quizás obtenga algo de información.

Cuando llegó al salón varios de los hombres se encontraban ejercitándose, hablando entre ellos y haciéndose bromas. Nada que ver con Bane, allí nadie habla entre sí, solo se dan órdenes, todo el tiempo estás en la calle haciendo algo, como: golpeando idiotas o matando otros, nada tan jodidamente aburrido.

—¡Oh, es él! —se escuchaba que algunos decían.

¿Qué demonios les pasa? —pensó mientras se dirigía al área de boxeo.

Cuando estuvo allí, empezó a calentar y de repente sintió una voz a su espalda.

—Decidiste aparece por aquí —Haoxuan giro lentamente.

—¿Cómo sigues? —pregunto el pelinegro.

—¡Eres un maldito! —respondió Yai.

—Oye, oye... No fue nada personal ¿Lo sabes? Solo hice lo mío, no quería perder el trabajo —tratando de excusarse.

—Enano y todo, pero con muchas agallas —le respondió— ¿Vas a entrenar? —pregunto dejando algo sorprendido al pelinegro.

—¿No estás enojado?

—Claro que no, estoy sorprendido ¿Cómo puedes tener tanta fuerza? ¡Eso fue increíble!

—¿Te gustaría entrenar conmigo? —pregunto el pelinegro.

—Claro —respondió.

Haoxuan se puso unos guantes de boxeo, el pelinegro golpeaba mientras Yai sostenía el saco. Practicaron casi por dos horas alternándose el uno y el otro, todos pensaban que después de lo que Haoxuan le había hecho a Yai el día anterior, esté lo iba a moler a golpes, pero para sorpresa de muchos no fue así, inclusive se les veía conversar. Ambos tomaron unas toallas para secar su sudor y se sentaron.

Kill Me SlowlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora