Capítulo 1

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HanGuang-Jun es el Según Maestro del Clan Lan, los principales productores de arroz en las Llanuras Centrales, así como nobles pertenecientes a la lejana monarquía que gobernaba todo detrás de la amurallada y fortificada Ciudad Prohibida.

Lan Zhan, el hombre bajo el pesado título noble de HanGuang-Jun, es una persona bastante sencilla; le agradaban tanto las personas como las ratas, prefiriendo la soledad y los caballos como fieles compañeros, así como deambular por las praderas de su enorme propiedad para practicar con la espada.

Las personas creían que era peligroso acercarse mucho a él y él no las quería cerca, era un trato justo.

Estaba de regreso después de ocho años de servicio al ejército de Su Majestad Imperial. Lan Zhan, de cortesía WangJi, había sido reclutado por un comandante, a petición de su padre antes de morir. Fue llevado a la Ciudad Prohibida a recibir entrenamiento militar y espiritual, conociendo así a muchas criaturas, humanos y batallas que solamente podrían existir en los folklores de las simples personas.

Estaba muy emocionado de ver en la lejanía la montaña de Gusu, justamente donde se ubicaba la residencia del Clan Lan y los enormes campos de arroz, incluso veía los vestigios de Caiyi, la ciudad a los pies de la montaña, los ríos que desembocaban en algunos lagos o que seguían sus caminos hasta desaparecer en el horizonte. Lan WangJi estaba muy contento de ver todo aquello, sin ningún cambio desde que se fue, a la edad de trece, totalmente distinta a la Ciudad Imperial, tan bulliciosa, escandalosa y cambiante de acuerdo a las tendencias de algún loco o del mismo emperador. En Gusu no existía ninguna tendencia de moda, solo gente sencilla que buscaba sobrevivir, no había extravagancia en las festividades y tampoco exigencias en la etiqueta.

Cuando llega a la ciudad, varias personas en el camino le observan, desde la finura del corcel hasta la armadura plateada y la cinta de la frente que lo anunciaban como un miembro de la familia Lan. Era como un espectáculo dentro de la ciudad.

Anunció su retorno en la entrada principal y bajó del caballo blanco cuando por fin entró en los terrenos de la finca. Caminó al lado del animal hasta los establos, viendo algunos empleados que, respetuosamente se inclinaban y le saludaban, reconociendo su estatus de Segundo Maestro del clan. Estaba tan cansado que deseaba tirarse a dormir ahí mismo dentro del establo cuando ve a una persona de cuclillas frente a una yegua pequeña y rechoncha mientras tarareaba por lo bajo, aparentemente sanando una herida del animal. Hace un ruido ligero con la garganta, tratando de llamar la atención de la otra persona, la cual se sobresalta y se da vuelta, y HanGuang-Jun sabe que nunca antes ha podido ver una persona tan hermosa como esta frente suyo.

Era un muchacho probablemente más joven que él, quizá de dieciocho o diecinueve años, con una horrenda masa de cabellos que trataba de alisar con impaciencia al verlo. Delgado por la mala alimentación, sucio, con un aroma que hacia denotar fácilmente que ese día no se había aseado en absoluto, pero, que bajo esa sucia carita había una belleza suave; piel cremosa quemada y pecosa por el sol y las jornadas de trabajo, las cejas delgadas que tenía un arco suave, ojos grandes de un color excepcional, no eran negros como el carbón y tampoco eran tan claros como el cristal, eran de un gris como el de las nubes antes de una tormenta salvaje que amenazaba con destruir y dominar todas sus defensas; la nariz coqueta, poco respingada pero armoniosa con su delgadez; una boca rosada como los melocotones, salpicada de una enorme sonrisa.

—Señor. —Fue solo una palabra y Lan WangJi sintió como si fuesen las famosas campanas de la ascensión, podía sentir como solo una palabra rompía todo y provocaba sensaciones tan extrañas en él hasta lo más profundo de sus recovecos. El joven solo pronunció una palabra con esa bonita voz suya, masculina y melodiosa, fresca como una prímula después de un horrendo invierno, como un manto acuífero para un sediento, era... tan diferente. Era como si su cosmovisión sufriera un cambio de manera abrupta.

Limpiaré las lágrimas que caen de tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora