Capítulo 3

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Wei Ying era una persona quizá poco consciente de su encanto, aún si siempre estaba sucio y sudoroso por los juegos y el trabajo, mucho menos era consciente de cuando no debía cruzar los límites con alguien a quien apenas conoce; falta de sentido común, diría Madame Yu de manera despectiva y crítica.

Desde que cumplió los trece y su cuerpo entró en el crecimiento de los jóvenes, no muchos se perdieron la pista de un chiquillo que parecía siempre estar sucio y usar ropas oscuras bailando por los mercados y robando alguna extravagancia que le parezca interesante, cuyo rostro dejaba de ser la cara de un infante y daba paso a un joven virtuoso, que, bien vestido y aseado, podría pasar a ser confundido con un Joven Maestro o un heredero del emperador. Madame Yu tampoco le perdió la vista al muchacho bajo su tutela.

Reconocía que para la disciplina y los buenos modales era un caso perdido, detestaba estar sentado mucho tiempo, Madame Yu con el tiempo no pudo controlar su hiperactividad, y lo dejó andar con los pies descalzos en la tierra siempre y cuando dejará el suelo reluciente y se perdiera por las noches, hasta que ambos se hartaron de la misma rutina y We Ying se marchó a buscar su independencia, buscando un trabajo dentro de los campos de arroz del Clan Lan, los cuales le dieron un periodo de prueba que completó satisfactoriamente; nada tenía que ver una amenaza implícita de la dueña del Pabellón del Loto, claro que no.

Tiempo después encontró una casa para sí mismo dentro del bosque que colindaba con la montaña de Gusu, un burro y una carreta rota al lado de la carretera. Nunca supo de quien era cada cosa, pero su nula capacidad de sentido común o su sencillamente no querer preguntar porque era muy perezoso y lo más probable era que le quitaran sus cosas, es que dejó todo como estaba y las personas de Caiyi no cuestionaban nada, en parte por el temor de hacer enojar a la dama del pabellón.

No era consciente del impacto que ocasionaba en forasteros y mismos locales, que, con el paso del tiempo, notaron la belleza bajo la profunda locura del muchacho. Si bien, era muy inofensivo, tampoco podías atravesar su espacio personal, atacando con los puños si alguien no respetaba su espacio. Algunos hombres viejos y llenos hasta los dientes de dinero y oro, que pasaban por ahí, querían llevárselo como concubino a calentar sus camas y servirles el vino, pero pronto descubren que bajo el manto de loco hay un loco peor, sin embargo, Wei Ying siempre piensa que quiere ser asaltado o asesinado, perdiéndose entre sus largos hilos de pensamientos todo aquello que le decía Madame Yu y las hermanas de la casa de entretenimiento sobre los pervertidos.

Así como que tampoco le habló con respeto a uno de sus amos, del cual apenas y era consciente de las similitudes con el Primer Amo, Lan XiChen, y por ello le llamó por su nombre de nacimiento.

En su mente no era más que la visión de un dios visitándolo a él, no cuadraba el apellido del hombre con el de todo un Clan.

Lan WangJi casi se cae de espaldas con la mención de su nombre. Era un gran conflicto el que se celebraba en su mente, ya que, era demasiado irrespetuoso que este joven claramente menor que él, le llamase por su nombre de nacimiento y no por el de cortesía o el título que le costó sangre, sudor y sufrimiento; pero, también era Wei Ying, un chico que perdió su cordura en algún lugar hace muchos años, inconsciente del peso de sus palabras y del impacto que genera con ellas.

En medio de su debacle mental, sin perder de vista la cara brillante, llegan los discípulos mayores, que ven a su Señor acompañado de un sucio campesino al que reconocen fácilmente de verlo vibrar en su lugar. Oh, no, aquello podría ocasionar sanciones terribles si el lunático ese ha fastidiado lo suficiente a HanGuang-Jun. Su She, el discípulo que fue apaleado el día anterior, con la misma valía, toma por los hombros delgados a Wei Ying, e irrumpe la burbuja de esos dos, regañando al hombre por acercarse a la propiedad.

Limpiaré las lágrimas que caen de tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora