𝑻𝒓𝒆𝒔

273 36 10
                                    

El ambiente general era de felicidad, alegría y gozo, pero también de melancolía, puesto que algunas amistades se romperían después de esa tarde: se estaba celebrando una graduación de preparatoria.

Después de la ceremonia se hizo una fiesta, en donde los alumnos, sus familias y sus profesores, por supuesto, se despedían de ésta etapa de su vida. Algunos derramaban unas cuantas lágrimas, pues su camino y el de sus amigos tomarían rumbos distintos. Dos de ellos eran Wooyoung y San, amigos inseparables desde los diez años.

Wooyoung comenzaría a asistir a una universidad cercana, pero San había conseguido una beca para estudiar en Canadá, por lo que tendría que irse lo más pronto posible. Estaba decidido: no se volverían a ver tras tantos años juntos.

Al término de la fiesta, cuando ya todos se despedían, Wooyoung se acercó a la mesa en donde estaba el mayor con su familia y lo tomó del brazo, arrastrándolo entre la gente hasta la salida del lugar. No tuvieron tiempo para hablar durante todo el día, y ese momento en el estacionamiento era lo que más necesitaba en ese instante.

—¡Wooyoung, no tenías que jalarme así! Con que me pidieras hablar era suficiente —dijo mientras se sobaba el hombro.

—Perdón, pero ésto es urgente. —Los ojos del menor reflejaban su desesperación, y su respiración era muy rápida—. Necesito hablar... antes de que te vayas.

—No lo digas así... Me voy a otro país, pero aún tienes mi número. —San sonrió levemente.

—Escúchame de todas formas. —Wooyoung lo miró a los ojos, tratando de calmarse, y el mayor se empezó a mirar preocupado. La tristeza parecía haberse hecho presente para ambos.

—¿Qué sucede?

El contrario exhaló con violencia y limpió el sudor de sus palmas en la tela de su pantalón antes de pronunciar palabra.

—Te lo diré sin rodeos. Sucede que te extrañaré demasiado cuando te vayas, pero no porque seas mi mejor amigo... sino porque me gustas.

—¿Qué dices? —San parpadeó repetidas veces, con los ojos muy abiertos. Su cuerpo se tensó.

—Me gustas mucho, San —volvió a decir. Ambos rostros tomaban una coloración rojiza—. Me costó aceptarlo, pero ya no me importa lo que la gente pueda decir sobre mí. ¡Que se jodan!

Wooyoung terminó de hablar, y después no hubo más que silencio. San no dijo nada, y su expresión parecía de incomodidad. Por unos segundos, se limitó a morderse el labio y bajar la mirada.

—Es mejor que no te hagas ilusiones. —Lo miró a los ojos—. Lo nuestro es imposible.

Y caminó derecho, pasando de largo a Wooyoung, quien empezaba a descomponerse por el evidente y duro rechazo.

Apenas unos pasos lejos, Choi se detuvo en seco, pues su vista se encontraba afectada por las lágrimas.

Sus padres ya lo esperaban en el auto, varios metros adelante. Él casi corriendo. Cuando abrió la puerta para subirse, miró el asiento y se percató de la presencia de un pequeño envase envuelto en papel de regalo y con un moño puesto, imitando una botella de sidra. Supo al instante de qué se trataba, pero su sonrisa se desvaneció al ver el nombre en la tarjeta: Wooyoung.

30/05/21
29/05/22

"Yogurt de fresa" ㅡWoosan/SanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora